Dignatarios eclesiásticos checos aprecian la fuerza moral del Papa al decidir renunciar
La decisión del papa Benedicto XVI de renunciar al pontificado por razones de salud sorprendió y conmovió al mundo entero. Los dignatarios de la Iglesia Católica checa apreciaron la fuerza moral del Sumo Pontífice, quien no vaciló en dimitir al darse cuenta de que su salud le impedía ejercer las tareas encomendadas. Al mismo tiempo valoraron su gran aporte a la Iglesia Católica.
El arzobispo de Praga, cardenal Dominik Duka, dijo que la dimisión del Papa también le había sorprendido, pero que apreciaba el hecho de que Benedicto XVI reconociera que es hora de retirarse si no podía cumplir a cabalidad sus funciones.
”La dimisión de un papa no es usual, pero cuando Benedicto XVI había sido electo, dijo entonces que cuando un día llegara a sentir que no tenía fuerzas suficientes para cumplir sus tareas, renunciaría. Y así ocurrió. Hay que entender que el cargo papal es exigente. Requiere gran erudición, conocimiento de idiomas, un alto nivel de diplomacia, además que cabe dedicar el tiempo necesario a su cumplimiento. Y cuando una persona tiene más de ochenta años, naturalmente sus fuerzas físicas ya no son las mismas que tenía antes”.
Duka agradeció al Sumo Pontífice el constante interés por la Iglesia Católica y por la vida de los ciudadanos en la República Checa, lo que Benedicto XVI había confirmado con su visita a este país.Según el arzobispo de Praga, con el pontificado de Benedicto XVI culmina un período de gran auge de la Iglesia Católica iniciado con el II Concilio del Vaticano. En los últimos 50 años el número de católicos se ha duplicado, alcanzando actualmente más de 1.200 millones de personas. Durante ese período además, la Iglesia Católica se extendió por América, en especial América Latina, así como por África y Asia, dijo Duka.
Por su parte, el cardenal Miloslav Vlk, del arzobispado de Praga, admitió que la dimisión del Papa no le sorprendió, ya que cuando hace poco se reunieron, lo vio muy cansado y envejecido.
”Hace dos semanas tuve la posibilidad de reunirme con el Sumo Pontífice en tres ocasiones y, debido a que le conozco desde hace muchos años, me pareció muy débil y envejecido. Por ello no me sorprendió su renuncia. Por otro lado y aunque tiene más de 85 años, goza de una impresionante y respetable fuerza psíquica, es un gran intelectual. Pero en su forma de caminar se nota que los años van avanzando rápidamente. Cuando nos vimos por última vez, y así se lo dije a muchos amigos, su rostro era el rostro de un anciano”.El teólogo Tomáš Halík, presidente de la Academia Cristiana Checa, destacó que durante los casi ocho años de su pontificado, Benedicto XVI logró traer a la Iglesia Católica a millones de personas indecisas. Además, ayudó significativamente a propulsar el diálogo entre la fe y la ciencia.
”El intelecto del papa Benedicto XVI es brillante. Con su llegada a la silla de Pedro llegó un nuevo tipo de papa, un intelectual que se interesa por las ciencias. A Benedicto XVI le atrae el ambiente de las universidades y considera un honor dictar conferencias ante los estudiantes universitarios. Al mismo tiempo asumió la tarea de encarar los problemas del mundo actual y cuando se dio cuenta de que le faltaban fuerzas para cumplir esa misión, decidió que era tiempo de renunciar y de dejar el pontificado a alguien a quien no le falte la fuerza necesaria”.Según fue anunciado, el papa Benedicto XVI abandonará la silla de Pedro en el Vaticano el 28 de febrero próximo. A partir de las 20 horas de ese día, el pontificado quedará vacante.