Kafka, matemáticas y asesinos en serie

‘K.’ de Alejandro Hernández Murillo, foto: AMAZON

El escritor checo Franz Kafka sigue sirviendo de inspiración para autores de todo el mundo. En su novela ‘K.’, el escritor mexicano Alejandro Hernández Murillo convierte a Kafka en el protagonista de una historia entre el terror y lo policiaco situada en una Praga inventada.

‘K.’ de Alejandro Hernández Murillo,  foto: AMAZON
En la Praga de 1922 alguien comienza a asesinar de forma serial a catedráticos de ciencias exactas. El principal sospechoso es el abogado Franz Kafka, que para evitar ser inculpado trata de encontrar al autor de los misteriosos crímenes, junto a su amiga, la periodista Milena Jesenská. Los personajes históricos reales se mezclan así con los ficticios en ‘K.’, una novela negra con dosis de terror a cargo del escritor mexicano Alejandro Hernández Murillo.

La obra, publicada en 2011 gracias al Programa de Desarrollo Cultural Municipal de Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, fue sin embargo concebida mucho antes, en 1999, como comenta el autor.

“Cuando estaba estudiando la carrera de Comunicación Audiovisual, en un semestre teníamos que entregar un producto audiovisual, y yo quise hacer un mediometraje, que dura unos 40 minutos. Y a mí hay nociones que siempre me han gustado mucho: una es Kafka, otra es el asesino serial, y la otra son las matemáticas. Entonces para hacer este trabajo quise hacer una historia complicada, además mi intención siempre fue hacer cine. Quería aprender a narrar cada vez historias más largas. Así que surgió el guión y por equis razón no se consiguió realizar el mediometraje, no se consiguió financiamiento. Entonces el guión quedó ahí abandonado. Y al año dije: esta historia me gusta mucho. La empecé a hacer más compleja, metí más personajes…”.

Podría parecer forzado convertir a Kafka en el protagonista de una novela de género, donde además toman un papel protagonista las matemáticas. Sin embargo Murillo rinde así un homenaje a uno de los escritores preferidos de su adolescencia, considerando además que es precisamente la obra de este autor checo de origen judío la principal fuente de inspiración para la atmósfera de la historia.

Alejandro Hernández Murillo,  foto: AMAZON
“Siempre me ha gustado en mis historias mezclar temas que aparentemente no tienen relación entre sí, buscarles una unión. Y es una de las cosas que me han dicho algunos críticos que me han leído es que les gusta mucho cómo mezclo temas contrastantes de una manera muy sencilla, que hasta parece natural. No fue complicado para mí hacer eso, y además por el asunto del que tratan las obras de Kafka: la presión del sistema, el castillo, los personajes sombríos, cómo la justicia está aterrorizando al ser humano… Por ese lado me fui. Y de hecho considero que es una novela netamente kafkiana, porque tuve que leer mucho a Kafka, análisis, sus obras, su vida, y prácticamente agarré lo que él decía y lo situé con un asesino serial”.

La trama se desarrolla en una lúgubre ciudad difícilmente identificable, que solamente alcanza a ser Praga de forma nominal. Murillo prefirió una localización inventada, al servicio de la historia, antes que un detallado lugar histórico, como explica.

“En el asunto de Praga, a pesar de que leí cómo era en esos tiempos, no sitúo una Praga real, como era en ese entonces, sino una Praga kafkiana, con laberintos. Por ejemplo, Kafka tenía un estilo donde los edificios tenían una manera muy absurda de moverse: una puerta abría a una sala que estaba en el punto completamente opuesto del edificio. Tenía puntos de escape entre esos laberintos del sistema de una manera completamente absurda, y así es la Praga de este libro. E invento lugares que no existen”.

Curiosamente, Murillo concluyó la novela antes de visitar Praga por primera vez. La ciudad que conocía precisamente a través de los estudios sobre Kafka no tenía nada que ver con lo que encontró.

“Completamente distinta. Había visto fotos, pero esas fotos eran de otros tiempos. Cuando llegué aquí lo encontré muy diferente, además llegué en un punto turístico demasiado alto, no se podía apreciar mucho, había una infinidad de turistas que me tapaban todo, y muchas imágenes sobre Kafka”.

Y es que una sensación de extrañeza invadió a Murillo cuando fue testigo de un Kafka convertido en icono comercial, casi un souvenir, en una República Checa donde el escritor había resultado históricamente ajeno, por pertenecer a las letras alemanas, o repudiado, primero por el nazismo, después por el comunismo. La popularidad del escritor checo no ha logrado sin embargo que la novela ‘K.’ llegara al gran público. En opinión de Murillo, esto se debe a las características del mercado editorial mexicano.

Alejandro Hernández Murillo,  foto: archivo de Radio Praga
“El problema con México es que la distribución es muy complicada, las editoriales no fácilmente publican a escritores novatos. Y un problema muy grande es que en México se lee en promedio un tercio de libro al año. No se está comprando mucho. Pero los pocos que lo adquieren sí les gusta muchísimo y lo hacen saber”.

Otra razón de su limitada proyección es de acuerdo con Murillo la cerrazón de la escena literaria mexicana a la novela de género, donde una historia de terror psicológico kafkiano como la suya no encuentra cabida.

“Sí que se necesita tener relaciones para publicar con ellos, y además el tipo de historias que yo escribo son muy diferentes, y este en específico es muy diferente. A veces siento que el estilo literario mexicano se quedó en Juan Rulfo, en historias de realismo mágico como Gabriel García Márquez. Se habla mucho de los campesinos, de los dramas urbanos de la Ciudad de México, y no hay mucha abertura a otros géneros: de aventuras, de vaqueros, en este caso de un asesino serial. No está muy abierto”.

Alejandro Hernández Murillo es autor también de las novelas ‘El último Noble’, ‘Necros’ e ‘Insectos’, esta última publicada en 2011 en la editorial Pelícano. Sus cuentos han aparecido en la revista Nierika o en el periódico El Liberal. Por lo que toca a su faceta audiovisual, Murillo es director y productor de las películas ‘Espectros’ y ‘Evidencia Hikikomori’, y de los cortometrajes ‘La Parábola de la Ley’, ‘Obsoleto’, ‘Basura’ y ‘Viajera’.

Autor: Carlos Ferrer
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