Martin Kratochvíl, el músico de jazz que adora las montañas
La presente edición de nuestro espacio regular Música Clásica y Jazz la dedicaremos al músico Martin Kratochvíl, que además de su pasión por el jazz ha destacado como escritor, director de cine, montañista y fotógrafo.
Martin Kratochvíl se inscribió en Chequia como uno de los mejores pioneros de la fusión de jazz, rock y la música electrónica, en la que apareció el sintetizador como elemento predominante.
Kratochvíl irrumpió en los escenarios checos como la cabeza visible del grupo Jazz Q, fundado en 1965, y su debut fue a lo grande y de inmediato se hizo de muchos seguidores.
Con el grupo Jazz Q se presentaron cantantes de fama nacional como, por ejemplo, Jana Koubková y músicos del calibre de Jiří Stivín, que hasta la fecha ocupan importantes lugares en el salón de la fama del jazz checo.
Kratochvíl lanzó un total de 11 álbumes con el grupo Jazz Q y en varios de ellos aparecieron, además de los artistas mencionados, otras estrellas de alta cotización nacional como, por ejemplo, Jana Kratochvílová.
A partir de los años 80 Kratochvíl registra un significativo cambio y en su creación empieza a dominar la música acústica. A su lado aparece el guitarrista estadounidense Tony Ackerman y su cooperación genera un total de 9 álbumes que logran muy buena acogida entre sus fans.Gracias a los cambios políticos acaecidos en Checoslovaquia en 1989 que acabaron con el comunismo. Martin Kratochvíl da riendas sueltas a otras de sus pasiones, entre las que destaca, por ejemplo el cine.
Funda una empresa distribuidora y posteriormente productora de películas. Pero esto no significa que deje la música de lado, ya que se dedica a componer bandas de sonido para documentales. Con su productora llega a realizar más de 50 documentales entre los que destacan cortometrajes dedicados al montañismo, otra de sus grandes pasiones, y a las religiones asiáticas.
Él mismo escala una serie de picos en diferentes partes del mundo que van desde Nepal hasta Chile, al tiempo que escribe varios libros sobre sus viajes y sobre temas relacionados con sus inquietudes religiosas.
Retomando el tema de la música, los estudiosos de la obra de Martin Kratochvíl se refieren a la época de ‘la aventura’ en la composición y denotan su cooperación con el grupo checo Blue Effect, en el que sobresale el guitarrista Radim Hladik, considerado por algunos como el mejor guitarrista checo.
Aquí aparece una fusión espontánea del jazz y el rock que si bien tuvo unos momentos brillantes provocó cierta tensión entre los integrantes de la banda, puesto que algunos preferían separar los géneros y no mezclarlos.Superadas las diferencias, gracias a la salida de algunos músicos, Martin Kratochvíl traza una línea clara y equilibrada de lo que será su música, pero al final de cuentas no deja de ser una aventura, se inspira en Leoš Janáček, uno de los grandes nombres de la música clásica checa y en el mundialmente conocido trompetista Miles Davis.
Las frágiles melodías contemplativas del pasado no desaparecen por completo ni tampoco importantes fragmentos de rock duro, pero todo bajo un claramente definible halo de jazz.
A pesar de tratarse de piezas muy exigentes para el público, la banda Jazz Q logró vender 200.000 discos compactos, algo impensable en la Checoslovaquia de los años 90, lo que demostró el merecido lugar del músico en el salón de la fama checa.
Martin Kratochvíl mantuvo de manera paralela los mencionados proyectos de música para películas y documentales, sin rechazar alguna participación en eventos menores de música pop.
Los seguidores de Martin Kratochvíl siguen a la espera del lanzamiento y reedición de algunas piezas, ya que es sabido que muchas de sus obras no han sido relanzadas. Se sospecha que el músico y compositor todavía guarda bajo llave mucha música inédita que no ha visto la luz del día…