La OTAN compra un sistema de radares checos de última generación

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Los países de la OTAN dispondrán a partir de ahora del sistema de radares pasivos Věra, capaces de descubrir incluso los llamados aviones invisibles sin ser a su vez detectados por el enemigo. Los radares son producidos por la empresa checa ERA, que al ganar la licitación se embolsará decenas de millones de euros.

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Cuando cayó la Cortina de Hierro y el régimen comunista checoslovaco, los militares estadounidenses comprobaron con estupefacción que los checos habían desarrollado un radar, llamado Tamara, capaz de detectar sus aviones invisibles Stealth.

Dos décadas después esta tecnología se pone al servicio de los Aliados. La OTAN ha decidido adquirir dos sistemas completos de los radares pasivos Věra, sucesores de Tamara, fabricados por la empresa ERA. Los checos consiguieron imponerse en una dura licitación en la que concurrían otras 20 compañías.

La clave del éxito no ha sido el precio, que alcanza varias decenas de millones de euros, sino la calidad, indica el experto en Defensa, Michal Zdobinský.

“Esta tecnología tiene grandes ventajas en los conflictos bélicos actuales y futuros en comparación con los radiolocalizadores tradicionales. Si un avión Stealth no quiere ser detectado por un sistema de localización pasivo, tiene que silenciar todos los dispositivos a bordo que emitan señales: radiolocalizadores, comunicaciones… Tiene que apagar todo”.

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Los radares Věra consisten en cuatro antenas y una central separadas entre sí unos diez kilómetros y que pueden montarse en menos de una hora. No emiten ninguna señal, a diferencia de los radares normales, y por tanto no pueden ser detectados de forma convencional. En lugar de descubrir y seguir aeronaves lanzando señales sonoras y recibiendo su rebote, lo que hacen es percibir la actividad de radiotransmisores y radares a una distancia de 400 kilómetros y determinar su posición de acuerdo con el tiempo que tarda la señal en llegar a cada una de sus antenas.

De este modo su función no se limita tan solo a descubrir aviones enemigos, sino que puede monitorizar el movimiento de barcos y tanques si estos están provistos de radar o de cualquier aparato que emita señales electromagnéticas.

La compra de Věra por parte de la OTAN viene motivada por el nuevo plan de defensa antiaérea de la Alianza Noratlántica, que se compone de diversos tipos de sensores, uno de ellos los radares pasivos del tipo de Věra. La última versión del dispositivo, Věra Next Generation (Věra-NG) ya ha sido probada por el Ejército checo y de hecho desde marzo forma parte del equipamiento autorizado de las Fuerzas Armadas del país.

En la actualidad utilizan los localizadores Věra, además de Chequia, Pakistán, Malasia, Estados Unidos y Estonia.