Mynář, la mano derecha del presidente, se ve envuelto en un escándalo inmobiliario
El jefe de la oficina presidencial, Vratislav Mynář, se halla bajo el ojo de la opinión pública al salir a la luz la compra de una villa por un precio muy inferior al real, lo que podría constituir un delito de evasión fiscal. La adquisición revela además lazos con el lobista de turbia reputación Roman Janoušek y pone en peligro la consecución del certificado de “limpieza” necesario para desempeñar su cargo.
Tal como destapó el diario Blesk, Mynář compró una villa en Praga de 140 metros cuadrados, con jardín de 600 metros, por 200.000 euros, un precio que se corresponde solamente al de la parcela, de acuerdo con la valoración oficial del Ayuntamiento, y que según los expertos consultados por diversos medios de comunicación en modo alguno cubre el valor real de todo el inmueble, que puede ser hasta tres veces superior.
Ante las acusaciones, Mynář insitió en que pagó una cifra realista.
“No veo en eso nada malo. De hecho después de ver la casa, y de que la vieran expertos, sé que será necesaria una restauración total. Así que el precio no me parece para nada bajo”, sostuvo.Los argumentos de Mynář pierden peso en contraste con los nuevos datos que han ido apareciendo. El jefe de la oficina presidencial compró la villa de manos del abogado Vít Široký, que trabaja para el lobista Roman Janoušek, considerado por los medios como uno de los llamados “padrinos” de Praga e involucrado en varios casos de corrupción.
El inmueble fue vendido además ya en dos ocasiones a un precio muy inferior al real, en 2005 y 2008, en operaciones que involucraron a otros lobistas, e incluso al Ayuntamiento del distrito de Praga 10. A todo esto, y según descubrió el diario digital Insider, Mynář compró en 2006 otra casa en Praga por 430.000 euros, la mitad de su precio de mercado.
La evolución del caso, que puede sacar a la luz información todavía más jugosa, no ayuda en modo alguno al problema principal de Mynář para seguir ocupando su cargo al servicio del presidente de la República. Desde que entró a trabajar para el Jefe de Estado, Mynář carece de la necesaria acreditación de seguridad que para los altos funcionarios y diplomáticos otorga la Oficina de Seguridad Nacional (NBÚ) y con la que se certifica que dicha persona está “limpia” de negocios y contactos sospechosos.El caso, que también ha generado discusión pública, comenzó cuando Mynář entró a trabajar para Miloš Zeman sin este certificado. No lo solicitó hasta pasados varios meses en el cargo, en diciembre de 2013, y aun así el proceso de verificación se alargó más allá de los nueve meses del plazo establecido. Según ha averiguado el periódico Mladá Fronta Dnes, la causa no fue un retraso burocrático, sino la delación de Mynář a la hora de presentar toda la información solicitada. Los últimos documentos fueron entregados en diciembre de 2014, tal como se ha sabido este jueves.
El presidente Zeman, por su parte, ha declarado no saber nada de posibles irregularidades en la acreditación de seguridad del jefe de su oficina.