Erich Korngold, el padre de las bandas sonoras nació en Brno
La edición de hoy del espacio regular Música Clásica y Jazz está dedicada a Erich Wolfgang Korngold, catalogado como el padre de las bandas sonoras para el cine. Internacionalmente se le conoce como a un compositor de Hollywood, pero Korngold nació en la ciudad de Brno. Vivió en Viena para después triunfar y vivir el resto de su vida en EE.UU.
Lo habitual era que se galardonara al estudio musical en su conjunto, como ocurriera en 1936 con la película el Caballero Adverse. Pero la música para la película Las Aventuras de Robin Hood cambió todo y a partir de ese año 1938 la preciada estatuilla llegó a las manos de los compositores.
Erich Wolfgang Korngold nació en 1897 en la ciudad de Brno, entonces parte del imperio austro-húngaro. Fue el segundo hijo del afamado crítico de música Julius Korngold.
Erich manifestó su pasión por la música a muy temprana edad. Su madre aseguraba que era incapaz de decir con precisión cuándo había empezado, porque tenía la sensación de que él siempre había tocado.
Se trató de un niño prodigio. Y no fue algo que declararan únicamente sus padres. A esa conclusión llegaron los mundialmente famosos compositores Gustav Mahler y Richard Strauss, que escucharon su primera obra en el Teatro Imperial, Korngold tenía entonces once años.
El propio Gustav Mahler lo recomendó para que estudiara con el compositor Alexander von Zemlinsky. Le dijo que se trataba de un “genio de la música”. Zemlinky no pudo ocultar su sorpresa al escuchar la obertura El
Espectáculo (Schauspiel) y que aquella preciosa pieza fuera orquestada por un niño de 14 años.
Sus dos primeras óperas tuvieron muy buena crítica, pero eso no se puede comparar con el mayor éxito de su vida: La Ciudad Muerta (Die tote Stadt). Las sopranos del mundo entero disfrutan interpretando la Canción de Marietta.
La ópera La Ciudad Muerta ha recuperado popularidad y son muchos los teatros que la vuelven a incluir en sus repertorios en Viena, Praga, Berlín y Los Ángeles.
Entre los grandes nombres que con gusto interpretaron las canciones de Korngold se encontraba el magnífico Richard Tauber al que se sumó el director escénico Max Reinhard, que participó también en la puesta de La Ciudad Muerta.
La llegada de Hitler al poder cambió todo. Músicos, cantantes, directores y compositores judíos, entre ellos Korngold, tuvieron que abandonar Austria, Alemania, Checoslovaquia etc.
En esos días difíciles, Erich Korngold bajo la presión nazi sale de Viena con su familia rumbo a EE.UU. donde en 1943 se naturaliza. En EE.UU. empieza una nueva etapa de su trabajo. Se dedica por completo a la música cinematográfica.
Korngold mantiene su estilo invariable y característico para su obra. Concibe las bandas sonoras como una especie de óperas cinematográficas sin canto. Cada uno de los personajes tiene su propio hilo conductor y este estilo ejerció una profunda influencia en las bandas sonoras modernas.
A pesar de la gran acogida y éxitos alcanzados en Hollywood. Korngold quiere componer para salas de concierto. Debido a diversas presiones sigue cooperando con el cine, pero no se siente muy a gusto.
Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial intenta escribir obras para salas de concierto. De esa época podemos mencionar el concierto para violín y orquesta en Re mayor Opus 35.
Erich Wolfgan Korngold murió en 1957 en Hollywood. Durante mucho tiempo su obra cayó prácticamente en el olvido, pero desde los años 70 fue redescubierta y la crítica aplaude a ese gran genio y su música vuelve a las salas de concierto y a la vez sigue influyendo a los que componen música para el séptimo arte.