El tesoro de Karlštejn muestra la vida cotidiana de la corte de Carlos IV
El contenido del tesoro de Karlštejn, hallado en el siglo XIX, acerca la moda y la vida cotidana de la corte del rey Carlos IV. En el marco de los festejos del 700° aniversario del nacimiento del monarca, los artefactos regresaron al lugar de su descubrimiento para conformar la exposición 'El Tesoro de Karlštejn' ('Karlštejnský poklad'). En esta edición de 'Legados del Pasado, Testimonios del Presente' les invitamos a visitarla.
La comisaria de la exposición 'El Tesoro de Karlštejn', Helena Königsmarková, sostuvo en entrevista para la Radiodifusión Checa que el tesoro fue guardado en el castillo probablemente alrededor del año 1420.
“Karlštejn se hallaba en aquella época bajo la amenaza de ser conquistado por los husitas. Puede que uno de los empelados lo escondiera en las paredes, pero nunca logró regresar para recogerlo. Contiene copas, vasos y jarrones, así como broches, horquillas, cinturones y más complementos que nos acercan la moda del siglo XIV”.
Carlos IV fue criticado por su modo de vestir
Una gran cantidad de botones encontrados en el muro de Karlštějn muestra las tendencias de moda que llegaron a las Tierras Checas desde París, probablemente con la llegada de la primera esposa de Carlos IV, Margarita de Valois.
Los trajes sueltos, que se llevaban hasta entonces, fueron sustituidos por vestidos más ajustados que estaban decorados con hasta cincuenta botones. Estas tendencias muchas veces complicaban a sus poseedores hasta tomar aliento.Abrigos cortos y ajustados se hallaban también en el armario del rey Carlos IV. Precisamente por su modo de vestir, el rey se convirtió en el objeto de críticas del papa Urban V, que lo tachó de vanidoso. Por su parte, el cronista personal de Carlos IV criticó en sus apuntes a los checos, a los que señaló de monos por su costumbre de copiar inmediatamente todas las más insensatas tendencias de moda.
En su crónica descrIbía asimismo unos amplios collares con letras iniciales, que en la Edad Media tenían un valor simbólico, sobre todo, a la hora de declararse a una persona amada. Con este motivo se llevaban también complementos con un ornamento llamado el nudo del amor. Estas placas doradas, para cuya decoración se utilizaban unos cuños especiales, solían adornar los dobladillos de las túnicas. Una amplia muestra de estos complementos se puede ver también actualmente en el castillo de Karlštejn y según Naďa Kubů es la colección de adornos góticos de este tipo más grande del mundo.
Banquetes pomposos de Carlos IV
Carlos IV se inspiró en la Corte parisina también para organizar banquetes. El contenido del tesoro de Karlštejn muestra que las fiestas se celebraban en la corte checa del rey de una forma pomposa, según indicó la historiadora de arte, Naďa Kubů.
“Destacaría el conjunto de vasos y copas del taller de Petr Parléř. Son monumentales por su exclusiva relación con Karlštejn, así como por su fina elaboración artesanal. Es una preciosa muestra del arte que se hacía en aquel entonces en Praga. En el fondo de uno de los vasos se halla un retrato de una de las esposas de Carlos IV. A mí personalmente me gusta mucho el pomander, es un recipiente de forma de una manzana para cremas aromáticas. En aquel entonces se utilizaba como perfume, que se llevaba colgado en la cintura”. El cubierto en la época de Carlos IV consistía solamente de cucharas de madera y cuchillos. Los saleros y los recipientes para especias y otras delicias tenían formas de barco dorado.Los visitantes pueden ver en el castillo de Karlštejn la réplica de una cena de Carlos IV que tuvo durante su último viaje a París. De la fabricación de los recipientes y copas se encargaron los estudiantes de la Escuela de las Artes Aplicadas de la ciudad de Turnov.
El rescate del tesoro vendido
Los albañiles que encontraron el tesoro en un muro de Karlštejn decidieron enriquecerse con su venta. Con la auyda del cambista praguense Eduard Kisch, el tesoro checo acabó en BerlÍn. No tardó mucho en regresar a las Tierras Checas, ya que lo compró el historiador del arte checo, František Borovský. En el 1911 se convirtió en el director del Museo de las Artes Aplicadas en Praga, donde expuso los artefactos de Karlštejn. Sin embargo, las autoridades acusaron este hecho de una falta moral y le privaron de su cargo. Su rescate de las valiosas muestras del arte gótico checo fue reconocido después de su muerte.En 1916 una parte del tesoro acabó en las manos del fabricante de textil Jindřich Waldes. Tras la nacionalización de sus bienes privados, llevada a cabo en 1947 por los comunistas, el tesoro acabó en el archivo del Museo de las Artes Aplicadas de Praga. En en el marco de las restituciones, efectuadas tras la Revolución del Terciopelo, el tesoro fue devuelto a su propietario, Jindřich Waldes, que se lo regaló al mencionado museo.
Naďa Kubú sostiene que el tesoro no está completo y otras piezas pueden hallarse en el extranjero.
“Tenemos pistas que insinúan que una parte de tesoro está en las manos de otros coleccionistas. En un libro he encontrado una opinión, que dice que algunos artefactos se podrían encontrar en Estados Unidos. Ya veremos si nosotros o nuestros seguidores encontrarán otras partes del tesoro”.El castillo de Karlštejn, situado a 20 kilómetros al suroeste de Praga, fue fundado por el rey Carlos IV como una residencia privada. Después se convirtió en un caja fuerte para guardar las joyas de coronación. En la actualidad es el castillo más visitado de la República Checa, que aparte de visitas guiadas ofrece actividades culturales como conciertos, mercados medievales y teatros a lo largo del año.
La exposición 'El Tesoro de Karlštejn' permanecerá abierta hasta finales de octubre de 2017.