La política exterior checa: entre la defensa de los Derechos Humanos y el pragmatismo
Desde la llegada al poder de la actual coalición de Gobierno, la política exterior checa hace más hincapié en la diplomacia económica, lo que desde algunos sectores es percibido como dejadez en la defensa de los Derechos Humanos.
En debate para la Radiodifusión Checa, el exministro de Relaciones Exteriores Cyril Svoboda, afirmó que desde la entrada del nuevo Gobierno, liderado por el Partido Socialdemócrata, el país ha cedido a la hora de priorizar los Derechos Humanos.
“En mi opinión en cuanto a imposición de la democracia y los derechos humanos el curso ha cambiado. A peor. Ahora se hace énfasis en la llamada diplomacia económica, es decir, una diplomacia más pragmática. Veremos en el futuro si trae o no trae beneficios. Cuando la República Checa era conocida por defender la libertad y los Derechos Humanos con mucha fuerza, eso nos beneficiaba. Es un papel que puede jugar incluso un país pequeño”.
Por su parte, el eurodiputado socialdemócrata Miroslav Poche considera que la defensa de los Derechos Humanos sigue siendo una prioridad de la política exterior checa, solo que ahora se lleva a cabo con más sentido común.
“Sí, somos más pragmáticos que antes. No es nada que destaque de entre otros países de la Unión Europea. Nuestra política en este tema es parecida a la de Francia o Alemania. Por otro lado no queremos imponer, y en nuestra concepción está claramente mencionado, los Derechos Humanos y la democracia a cualquier precio. Si hablamos de la Primavera Árabe o la imposición de la democracia en países como Libia, nos encontramos con los límites de esta política”.Frente a una visión más clásica de los derechos humanos en términos de defensa de la vida, la libertad y la propiedad, Poche cree necesario tomar una visión más amplia, incluyendo por ejemplo los derechos sociales y laborales, y al mismo tiempo hacer una política de Derechos Humanos que pueda ser verdaderamente efectiva y no una carga contra molinos de viento. Pone como ejemplo las diferentes negociaciones con Azerbayán y con China.
“No podemos permitirnos que decaiga la cuestión de los Derechos Humanos con Azarbayán temiendo que este país no firme con nosotros el acuerdo de suministro de gas natural. Fui interpelado por la Comisión Europea en este sentido y advertí sobre el peligro. A diferencia de con China, nuestra presión sobre Azerbayán puede tener éxito. No tenemos por qué ser pragmáticos, allí nosotros, Europa, la República Checa, tenemos una posición tan fuerte que podemos cambiar algo. Con China me temo que es mucho peor. China no es dependiente del comercio con nosotros y ni siquiera es dependiente diplomáticamente”.
¿Caballo de Troya chino?
Precisamente un punto de inflexión en este asunto fue la reciente visita del Dalái Lama a la República Checa. El líder tibetano se reunió con el ministro de Cultura, lo que provocó que los altos representantes checos: el presidente, el primer ministro y los presidentes de las dos cámaras parlamentarias, firmaran un memorando en el que se distanciaban del encuentro.China es un inversor de cada vez mayor presencia en la República Checa. Cyril Svoboda ve un peligro en esta actitud, que califica de servil, y teme que Chequia se convierta en un caballo de Troya chino en el centro de Europa.
“Somos un país de prueba. Somos un país europeo y están probando cómo nos comportamos en el Consejo Europeo y en otras instituciones de la Unión Europea. China prueba nuestra resistencia y capacidad de defender los intereses de la Unión o de China. Tengo que advertir a todos a los que no les gusta la Unión Europea lo útil que es para nosotros. Si se ha de negociar sobre los derechos de propiedad intelectual, patentes, etc., lo negocia la Unión con China, no la República Checa. Si queremos tener defensa de las inversiones, imponer aranceles y otros asuntos similares, es algo que negocia la UE”.
Es por ello por lo que todas las tendencias que llevan a la desintegración de la Unión Europea son para Svoboda contrarias al interés nacional y beneficiosas para potencias extranjeras como China. Como ejemplo pone el grupo de Visegrád, que alía a la República Checa con países como Polonia y Hungría, que se distancian del núcleo duro de la UE, y que ha crecido en importancia al amparo de la crisis migratoria.