Los Colores de Ostrava: un pequeño mundo sin fronteras

Benjamin Clementine, foto: ČTK

Miles de personas, de todas las edades, estilos y origenes coparon los pasados cuatro días la ciudad de Ostrava, llenándola de música, vitalidad y color, honrando bien el título del festival de música al que acuden cada año, Colours of Ostrava. Los representantes más novedosos de la música del mundo se dieron cita en la ciudad checa para seguir esta tradición instaurada en el 2002.

Benjamin Clementine en concierto,  foto: Ana Briceño
Colours of Ostrava transcurrió, como es ya costumbre, en el recinto industrial conocido como Vítkovice. Entre más de veinte escenarios se repartieron los cientos de conciertos más los puestos de comida y bebida, preparados para saciar al público.

Múltiples intérpretes de variadísimos orígenes fueron a Ostrava a compartir con el público checo su arte y lo más novedoso del campo musical. Los artistas invitados vinieron desde Senegal, Polonia, Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Alemania, Portugal, Argentina y, por supuesto, también hubo representación nacional.

Flamenco sin guitarras

Dorantes &  García-Fons,  foto: Ana Briceño
El sevillano David Peña Dorantes, al piano junto al franco-español, Renaud García-Fons al contrabajo, vinieron en representación de España en la categoría de jazz.

Sin embargo, estos señores hicieron de su concierto un paseo musical por sonidos del mundo árabe y andaluz. El proyecto individual de Dorantes ha sido de hecho hacer resonar en el piano el lenguaje musical flamenco, una verdadera hazaña de la que él mismo nos habla. "En el flamenco no hay piano, no hay cultura de piano. Entonces tuve que ir al conservatorio a estudiar la carrera de piano, pero luego a la hora de enfrentarme al piano flamenco soy totalmente autodidáctica, o sea a mí nadie me enseñó a tocar piano flamenco".

En el caso de Dorantes la formación académica le permitió encontrar en el piano, a su manera, lo que ya había aprendido en lo que él llama su "conservatorio natural", su casa y su familia.

Dúo Dorantes &  García-Fons en concierto,  foto: Ana Briceño
El contrabajista García-Fons, por su parte, busca en su contrabajo de cinco cuerdas melodías que también van más allá del jazz, como el flamenco, el tango y los sonidos de India y el mundo árabe. Él nos comenta sobre el coqueteo entre el jazz y el flamenco.

"Parece que a finales del siglo XX y principios del siglo XXI las músicas se encuentran en todas las formas. Claro que en el jazz, como en el flamenco, hay una parte de libertad muy importante, hay una parte que está improvisada. Entonces me parece matural que los músicos de flamenco han escuchado jazz y del otro lado, los músicos de jazz han escuchado flamenco. Es que hay puentes entre las músicas, no hay fronteras realmente".

Efectivamente, la ausencia de barreras es algo que sin lugar a dudas este par de virtuosos hizo sentir al público checo, que tal vez quedó descolocado entre géneros y geografías.

Concierto de Sebastián Plano,  foto: Ana Briceño
Ambos artistas habían hecho antes otros conciertos en la República Checa. Renaud García-Fons recuerda su visita a lo que fue Checoslovaquia.

"Era totalmente diferente la situación y el país. Eso fue con la Orquesta Nacional de Jazz de Francia y hemos tocado en Praga no sé... dos o tres conciertos y también en Bratislava, pero en este tiempo era un país de un tirón, dos países. Es enorme (la diferencia) porque el desarrollo económico se ve y seguramente el gusto de la gente para la música, más americana, en la onda internacional, global, en el mal sentido y en el buen sentido".

Agrega que en estos tiempos la sociedad checa parece tener una afición particular por la música y que su tradición musical sigue latiendo.

Fusión electro-clásica

El joven compositor Sebastián Plano, nacido en Rosario, Argentina, en 1985, se presentó en el mismo escenario que Dorantes & García-Fons, una sala cerrada donde reina la sobriedad y la intimidad, a diferencia de todos los otros escenarios del festival.

Lara y Héctor,  asistentes en autocaravna desde España,  foto: Ana Briceño
Plano fue incluido en el programa en la categoría de música electrónica. No obstante, además de haber un dispositvo electrónico para mezclas, acompañaban a Plano cuatro violinistas y este se movía constantemente entre el piano y el chelo, su instrumento base y del cual hizo todo una carrera académica.

Nuevamente, el público se halla un tanto desconcertado entre melodías largas, de esas que sirven de fondo para una narración cinematográfica y con una armoniosa simbiosis entre la música clásica y la electrónica.

De esta manera, en la audiencia de Plano se encontraron los gustos musicales más opuestos que sin obstáculos se vieron compensandos y fascinados por la maestría del músico argentino. Plano comentó a Radio Praga que justamente una de las bondades del chelo es su encanto simplemente natural. Nadie mejor que él para explicarlo.

"Una linda bondad es que hay muy poca gente a quien no le guste el violonchelo. Yo creo es un instrumento que está muy relacionado con la voz humana. El rango del chelo sónicamente se asemeja mucho a las cuerdas vocales, al rango de la voz humana, tanto para la mujer como para el hombre. Eso hace que sea muy amigable al oído humano. Me parece que es muy cálido para nuestros oídos, además de ser un instrumento hermoso".

Aneta y Michal,  asistentes de Praga,  foto: Ana Briceño
Agrega además "uno abraza al chelo cuando lo toca y siente la vibración en todo su cuerpo. Es muy físico".

La unión instrumental que establece Plano entre lo clásico y lo contemporáneo ha tenido muchísima aceptación en Europa. Es de hecho ya la segunda vez que se presenta en la República Checa. Este multinstrumentalista considera que la antigüedad del llamadao viejo contienente determina los gustos y las tendencias en el arte.

"Al ser el viejo continente determina que sea el continente más avantgarde de todos porque es el más antiguo. Quiere ver lo nuevo, quiere siempre ver lo nuevo. Esto contrasta con Latinoamérica digamos que quizá es el continente más joven y no sé Argentina tiene 205-210 años, hay mucha diferencia. Pero eso me parece que reflecta en cómo concebimos las artes, lo que hacemos del arte. No basta con prender una radio y escuchar la música que se pasa en la radio".

Jay Kay,  Jamiroquai,  foto: ČTK
Es esta la razón por la que Plano decidió establecerse en Berlín, donde tiene la posibilidad de componer su música y de vivir de ello sin tener que tocar en orquestas e interpretar las piezas de otros.

La reacción del público checo seguramente fue para Plano una clara muestra del buen recibimiento de su música. La audiencia se resistía a dejarlo partir y se lo hizo notar con una gran ovación.

Lamentablemente no pudo tocar ni una pieza más para complacerlo, pues el apretado programa del festival no daba para improvisaciones. Había que preparar el escenario para otro artista y mucha gente de la audiencia tenía que correr a otro concierto.

Vítkovice, la belleza de la rareza

Además de todos los artistas, el gran protagonista del festival es el sitio que lo alberga, la antigua planta siderúrgica, Vítkovice. Si bien es un espacio al que cuesta otorgarle el calificativo de bonito o bello es sin lugar a dudas impresionante y fascinante. Sus dimensiones gigantes, su diseño laberíntico, colores sombríos y oxidados y sus extrañas formas de ciencia-ficción lo convierten en un lugar especial.

Recinto industrial Vítkovice,  foto: Ana Briceño
Claro que los músicos se percataron de la particular arquitectura del lugar donde se presentarían. Comenta Plano.

"Me encanta, es... sí, me encanta el lugar, la verdad es que es increíble. Ahora después del concierto me voy a dar unas vueltas. Pero me encanta, de verdad que me siento muy afortunado de poder tocar".

Por su parte Dorantes & García-Fons dijeron que estaban tan impresionados que no entendían bien qué era, que todavía estaban como intentando procesar el lugar, pero que era "una pasada".

Colours of Ostrava es sin duda mucho más que un festival, es una ocasión muy especial para la ciudad misma y sus habitantes. Una de las asistentes, Alena, nos comenta lo que le encanta de Colours, así llamado entre los checos.

"Que todos nos divertimos muy bien y todos estamos acá, como afinados en la misma frecuencia. Hay muy buena energía, todos la están pasando bien. Le viene muy bien a la ciudad porque de esta manera se convierte en una ciudad cultural, con el hecho de que aquí se lleve a cabo el festival se hace de hecho una ciudad cultural. Es de verdad increíble y ojalá que así continúe cada año".

Lo que quizá mejor define al festival es la variedad y la posibilidad de acoger a todos. Jubilados, niños, algunos casi recién nacidos, familias, grupos de amigos y solitarios deambulaban entre conciertos y puestos de cervezas, a paso tranquilo, sin apuro y con respeto por el otro, pero con el ánimo de vivir cada concierto al máximo.

Autor: Ana Briceño
palabra clave:
audio