Vladimír Remek: "No sentí miedo, sino euforia al salir al espacio"
Hace justamente 40 años que el primer astronauta checoslovaco, Vladimír Remek, abandonó la Tierra y salió al cosmos.
El 2 de marzo de 1978 fue un día significativo para la entonces Checoslovaquia. Desde el cosmódromo de Baikonur, en las estepas de Kazajistán, fue lanzada la nave espacial Soyuz 28, a bordo de la cual iban el astronauta soviético, Alexei Gubarev y el primer cosmonauta checoslovaco Vladimír Remek.
Remek saludó desde el espacio y por medio de la Radio y la Televisión pudieron escucharlo millones de checoslovacos. El cosmonauta destacó que era la primera vez en la historia que un ciudadano checoslovaco podía enviar un saludo a la nación desde el espacio exterior. También dijo que en el espacio todo era excepcional y que nuestro planeta no parecía ser muy grande. Comentó asimismo que en cierto lugar de la Tierra, rodeado de montañas, se divisaba un pequeño punto, que es Checoslovaquia.
El 2 de marzo de 1978 fue lanzada desde el cosmódromo de Baikonur, en las estepas de Kazajistán, la nave espacial Soyuz 28, a cuyo bordo iban el astronauta soviético, Alexei Gubarev y el primer cosmonauta checoslovaco Vladimír Remek.
Pasados 40 años de aquél significativo vuelo internacional, sobre todo para la entonces Checoslovaquia, el cosmonauta Vladimír Remek visitó Radio Praga y en una entrevista compartió sus recuerdos. Remek, quien acaba de jubilarse hace poco, sostuvo que aquellas vivencias nunca las olvidaría.
“Cuando era joven y participé en ese vuelo, entonces decía que aquello no lo olvidaría hasta mi muerte. Ahora, que soy mayor, soy más cuidadoso al decir algo, porque quién sabe si no me afectará la enfermedad de Alzheimer y no me olvidaré de todo. Pero fuera de broma, aquello no se puede olvidar, fue una vivencia extraordinaria”.
Vladimír Remek sostuvo que lo que actualmente puede parecer muy normal en cuanto a las investigaciones espaciales, para su generación era algo totalmente nuevo y asombroso.
“Soy de la generación que recuerda los tiempos cuando al espacio todavía no se había enviado ningún satélite artificial. La primera nave fue lanzada en octubre de 1957, cuando yo tenía 9 años. Y eso influyó mucho en mi futuro. La gente salía a la calle a ver si lograba divisar el satélite en el cielo. Cuando en 1961 partió al cosmos el primer hombre, el astronauta soviético Yuri Gagarin, yo tenía 13 años y vivía con mis padres en la ciudad de Brno. En mi tiempo libre iba a un curso de astronomía en el Planetario local, y allí seguíamos todo lo relacionado con aquel vuelo. Al igual que otros chicos decidí ser cosmonauta, pero entonces no me imaginaba lo que ello significaba”.
Cosmonauta checoslovaco en la primera tripulación espacial internacional
Pasados unos años, Vladimír Remek vio cumplido su sueño de niño y fue escogido para integrar junto con Alexei Gubarev la primera tripulación internacional en la nave espacial soviética Soyuz 28.
El vuelo se realizó en el marco del programa espacial Interkosmos, impulsado por la entonces Unión Soviética. Remek fue el primer representante de otro país que no fuera la Unión Soviética o Estados Unidos, en participar en una misión espacial. Ésta duró en total 7 días, 22 horas y 17 minutos, incluida la estancia en la estación espacial Saliut 6, como recordara Remek en entrevista para Radio Praga.
“Hasta entonces, por cierto, habían volado al espacio sólo representantes de la entonces Unión Soviética y de Estados Unidos. Por mera casualidad, antes de mí fueron 43 astronautas soviéticos y 43 estadounidenses. O sea que fui el terrícola número 87 que pudo observar el planeta Tierra desde el espacio”.
Remek llegó a ser conocido entonces también en América Latina
El viaje de Remek tuvo sin duda un amplio significado para la entonces Checoslovaquia. A la vez fue un gran éxito del sector científico y de investigaciones de este país, que había participado activamente en el programa internacional de investigaciones espaciales Interkosmos, según indica Vladimír Remek.
“Otra de mis vivencias más fuertes fue cuando verifiqué desde el espacio que la Tierra era realmente redonda”.
”Yo estaba convencido de que estaba haciendo algo por mi país y estaba orgulloso de ello. Me alegraba que me hubieran escogido a mí y el poder materializar mi sueño de cuando era niño. Gracias a ese vuelo Checoslovaquia llegó a ser conocida en todo el mundo. Recuerdo que en la nave Soyuz 28, así como en otros satélites artificiales, había receptores de onda corta. Y sobre todo cuando sobrevolábamos América Latina captábamos transmisiones de las estaciones locales. No sé español, pero entendí que decían con frecuencia checo, Remek, Gubarev y Soyuz, o sea que hablaban de nosotros. Esa fue una vivencia muy fuerte para mí, que no olvido hasta hoy. Todo eso fue muy significativo para Checoslovaquia, al igual que para otros países, ya que se abrió la era de los vuelos espaciales internacionales”.
Con anterioridad se había realizado sólo un vuelo conjunto soviético-estadounidense, Soyuz-Apollo, en el año 1975. Después, en 1978 se efectuó el vuelo en el que en el marco del programa Intercosmos participó el primer astronauta checoslovaco, Vladimír Remek, y a éste le siguieron otros más. Hasta el presente unos 50 países han enviado a sus astronautas al espacio, además de participar en programas de investigación espacial.
Intensos y exigentes preparativos para el vuelo internacional
El histórico vuelo de una tripulación internacional al espacio en 1978 fue precedido no obstante por intensos preparativos y un exigente adiestramiento especial de los cosmonautas, como recordara Vladimír Remek.
”En nuestro caso los preparativos para el vuelo avanzaban de forma más acelerada de lo acostumbrado. Desde su inicio a comienzos de diciembre de 1976 transcurrieron 15 meses, y ya debimos partir ese 2 de marzo de 1978. En comparación con los cursos de adiestramiento a los que había asistido antes, este último fue el más exigente, sobre todo porque incluía todo. Además de la parte teórica y de estudios, teníamos simulaciones de situaciones que pudieran surgir. Pero a mí me interesaba todo eso, además que había estudiado las bases de la cosmonáutica ya en la Universidad. Puedo decir que desde el punto de vista teórico no aprendí muchas cosas nuevas, pero sí fue un aporte en lo práctico, en la simulación de nuestro trabajo en la órbita. En fin, fue exigente en lo físico y también en lo psicológico, pero pasados 40 años guardo buenos recuerdos de aquellos tiempos”.
En los tiempos en que se realizó el vuelo de la tripulación internacional soviético-checa, o sea a finales de los años 70, la cosmonáutica no estaba tan avanzada como en la actualidad y no se disponía de aparatos tan modernos y potentes para el estudio detallado del espacio.
Comprobar que la Tierra era realmente redonda fue como una aventura
Tanto más intensas, sin embargo eran las vivencias de los astronautas que partieron al espacio, según lo confirma Vladimír Remek.
“Otra de mis vivencias más fuertes fue cuando verifiqué desde el espacio que la Tierra era realmente redonda. No puedo decir que antes no creyera que fuera verdad, pero cuando lo vi con mis propios ojos me causó una profunda impresión y me llenó de euforia. Pudimos ver también otros fenómenos increíbles. Recuerdo que cuando niño me gustaban los libros sobre los viajeros y exploradores, por ejemplo, sobre Cristóbal Colón, Vasco de Gama, Fernando de Magallanes y otros, todos relacionados de alguna manera con América. Desde el cosmos me di cuenta de lo bello que es el continente americano. Vi los glaciares en las altas montañas y el impresionante río Amazonas que desemboca en el Atlántico. También observé la aurora austral, daba la impresión como si uno volara dentro de ella, y muchas otras cosas”.
“Aquello no se puede olvidar, fue una vivencia extraordinaria. Fui el terrícola número 87 que pudo observar el planeta Tierra desde el espacio."
Vladimír Remek reconoció en entrevista para Radio Praga que durante el vuelo sintió miedo varias veces, pero que éste desaparecía pronto gracias a las nuevas vivencias.
”Digo siempre que si un adulto afirma que nunca ha sentido miedo, no es normal, o no dice la verdad. Cada persona siente una especie de miedo antes de un viaje largo por ejemplo, o siente tensión en cierto momento. Cuando cumplen una misión no tienen un pánico que pueda paralizarles, sino que les preocupan los resultados de su trabajo. Si fuera un temor como el pánico, uno no podría hacer este trabajo. Reconozco que sentí cierto miedo, porque la tripulación del satélite soviético anterior a nosotros, formada por cuatro personas, había fallecido, pero logré superarlo. Es parecido al caso de los pilotos de aviones. Si sintieran miedo al volar, tendrían que abandonar esa carrera y hacer otra cosa”.
La tripulación de la nave espacial Soyuz 28, o sea el astronauta soviético, Alexei Gubarev y su colega checoslovaco Vladimír Remek, debieron cumplir varias tareas en el marco de las investigaciones del espacio, tanto durante el vuelo como durante su estadía en la estación orbital Saliut 6. Se trató de varios experimentos de física aplicada a la astronomía, por ejemplo, así como de medicina, biología y otros sectores.
Desde el punto de vista actual fueron tareas bastante simples, pero entonces recién se abría el camino a las exploraciones espaciales de carácter internacional y los experimentos realizados por Gubarev y Remek aportaron nuevos e importantes datos.
El interés por el espacio y la cosmonáutica no desaparece con los años
Hoy en día los conocimientos sobre el cosmos son mucho más amplios y participan en ellos tanto astronautas, como científicos e ingenieros de un sinnúmero de países, entre ellos la República Checa. Como destacara el primer cosmonauta checoslovaco, Vladimír Remek, el espacio exterior siempre ha centrado el interés de especialistas y laicos del mundo entero.
”Siempre hubo interés y lo sigue habiendo. Actualmente la cosmonáutica registra una fase interesante de su desarrollo. La República Checa ingresó en el año 2008 en la Agencia Espacial Europea y confío que en el marco de los programas de esa institución en un futuro no tan lejano pueda volar al espacio en una misión internacional otro cosmonauta checo. Además, varias compañías checas participan en programas de investigación espacial europeos y tenemos un gran potencial para ello, así como para tomar parte en programas de carácter comercial”.
El programa Galileo, un gran aporte de la Agencia Espacial Europea
Remek mencionó que cuando entre 2004 y 2013 era eurodiputado, se dedicó entre otros asuntos a la política espacial europea, sobre todo al programa Galileo de radionavegación y posicionamiento por satélite que entonces recién se estaba aplicando. En la actualidad la mayoría de los satélites de ese programa ya se encuentran en la órbita terrestre, y Chequia sigue tomando parte activa en el desarrollo de este proyecto, como recordara el astronauta checoslovaco.
“Soy de la generación que recuerda los tiempos cuando al espacio todavía no se había enviado ningún satélite artificial. La primera nave fue lanzada en octubre de 1957, cuando yo tenía 9 años. Y eso influyó mucho en mi futuro”.
”En cuanto al programa Galileo, cabe mencionar además que la agencia que se encarga de su administración y desarrollo tiene sede en la capital de la República Checa. Me alegra que pude contribuir a que ello se realizara, o sea que la agencia esté en Praga. Lo considero uno de los programas espaciales de mayor significado y una oportunidad única para la República Checa y las empresas locales, ya que el programa abarca un sinnúmero de aplicaciones y posibilidades. Existen otros sistemas de navegación, pero Galileo fue el primero en la historia en ofrecer el servicio público regulado. Su objetivo fundamental no fue de carácter militar. La Unión Europea garantiza que el sistema no será utilizado para conseguir supremacía militar o de otra índole, lo que considero necesario destacar”.
Chequia sigue tomando parte activa en la exploración del cosmos
La posibilidad de que las empresas de Chequia participen en el desarrollo de nuevas tecnologías y cooperen a nivel internacional en este terreno, es el motivo principal de la participación de la República Checa en las actividades espaciales.
De acuerdo con los expertos, hoy en día ‘la conquista del espacio’ no es concebida como forma de competencia y rivalidad entre las mayores potencias mundiales, sino como una necesidad, sin la que cualquier país no podría mantener su capacidad competitiva a nivel internacional.
Unas 70 empresas y agencias de la República Checa toman parte en la actualidad en programas espaciales, por medio de diversas tecnologías y aplicaciones que se aprovechan en ellos. Son programas por ejemplo, del sector de telecomunicaciones o radionavegación. Así el que podamos sacar dinero de un cajero automático es posible gracias a la sincronización por medio de los satélites.
En su entrevista exclusiva para Radio Praga, el primer astronauta checoslovaco, Vladimír Remek, dijo que confía en que en un futuro no tan lejano otro ciudadano de Chequia pueda participar en un vuelo al espacio y tocó el tema de las perspectivas de la exploración del cosmos en Europa y el resto del mundo.
“Considero como tarea fundamental del programa espacial europeo llevar el proyecto Galileo a su rendimiento máximo. Igualmente importante es la cooperación internacional. La Agencia Espacial Europea está interesada en colaborar con instituciones homólogas de Rusia, Estados Unidos y también de China. Sin esta cooperación internacional los países pequeños como la República Checa y otros, no tendrían la posibilidad de llevar a cabo su propio programa de esta índole, y salir al espacio. No obstante, el mundo sigue estando dividido de alguna forma, hay diversos problemas, así que no todo se logrará de la noche a la mañana. Pero es importante que la Agencia Espacial Europea siga siendo uno de los grandes centros mundiales en este campo”.
El mayor significado del vuelo de Vladimír Remek al espacio, que se inició hace precisamente 40 años, es que abrió el camino a otros vuelos de tripulaciones espaciales internacionales, y a una mayor participación de la entonces Checoslovaquia y posteriormente Chequia en los programas de exploración del cosmos.
El propio Remek cooperó más tarde en otros proyectos de investigación espacial, y trabajó en instituciones internacionales como el Consejo Mundial de la Paz. Fue también diputado del Parlamento Europeo y hasta comienzos de 2018 embajador de la República Checa en Rusia.