Esperando al IVA

A principios de abril el presidente de la República, Václav Klaus, vetó la enmienda a la ley del Impuesto sobre el Valor Añadido, el IVA. No aceptando dicha ley, que según sus palabras representa "una mezcla no buena de medidas que la República Checa tiene que adoptar antes del ingreso en la Unión Europea y de medidas controvertidas que tendrán un impacto negativo en ciudadanos y empresas del país", el mandatario checo causó bastantes dolores de cabeza tanto a los parlamentarios, como a los empresarios.

La norma, que entre otros sirve para armonizar el reglamento tributario con el derecho comunitario, supondrá la primera ventaja visible para la República Checa después de su adhesión a la Unión Europea, el próximo primero de mayo. Eliminados los altos aranceles, la mercancía importada al mercado checo deberá ser más barata.

Sin embargo, para el ingreso faltan pocos días, y los empresarios checos no están preparados para los cambios. Echan la culpa a los políticos, que después del veto del presidente no se dan prisa en repetir la votación sobre el IVA en la Cámara de Diputados. El presidente de la Confederación Europea de Cerveceras Independientes, Jirí Fusek, criticó que las demoras de los políticos perjudican considerablemente a los empresarios checos.

"Hasta hoy no tenemos imprimidas ni las listas de precios. Puede ocurrir que un comerciante nos cancele el contrato, porque no le informamos a tiempo. Nos dirá: Yo no reconozco los cambios que recomiendan".

La ley del Impuesto sobre el Valor Añadido debe reducir después de la entrada en la Unión Europea la tarifa básica del IVA del 22 por ciento al 19 por ciento, transfiriendo a ella una serie de productos de la tarifa reducida, que permanecerá siendo el 5 por ciento. Además, la ley suspenderá la obligación de las empresas de pagar un depósito para el IVA.