Masivos funerales del gitano asesinado por un cabeza rapada
Cientos de personas acudieron este jueves a los funerales de Ota Absolon, el joven gitano apuñalado la semana pasada por un cabeza rapada en la ciudad de Svitavy. El cementerio estuvo custodiado desde temprano por efectivos de la Policía, por temor a que el sepelio se viera empañado por actos de violencia protagonizados por grupos racistas.
El entierro transcurrió bajo una tensa calma. Aunque no se registraron incidentes, agentes de civil y varios automóviles de la policía estuvieron presentes durante todo el acto. Varios hombres tuvieron que sostener a la viuda y a la madre del fallecido, que estuvieron en repetidas ocasiones al borde del desmayo. La víctima, de treinta años de edad, dejó en casa a dos hijos pequeños y a su compañera gravemente enferma.
Amigos y familiares descartan cualquier tipo de venganza: "Aunque las relaciones entre gitanos y el resto de la sociedad estén más tensas que nunca, descartamos que exista odio entre nosotros," decía una mujer en el sepelio.
Los gitanos no ocultaron su indignación por la postura del Gobierno checo respecto a los cada vez más frecuentes casos de violencia racial en la sociedad. "Que no se sorprendan entonces que queramos huir con toda la familia hacia otros países," declaró un conocido de la víctima, agregando que todos desean ver al criminal tras las rejas. Ondrej Giña, uno de los principales líderes gitanos de este país, considera que las relaciones entre la comunidad romaní y la sociedad mayoritaria han alcanzado niveles sumamente delicados. "Lentamente se agota la paciencia de la comunidad romaní. Hacemos un llamado al Gobierno checo y a las diversas organizaciones gitanas para que pongan más énfasis en la lucha contra el racismo en la sociedad checa," dijo Giña.
Además de muchos de los representantes de organizaciones gitanas del país, asistió al entierro una representante de la oficina del Ombudsman checo, así como el relator gubernamental para los derechos humanos, Jan Jarab, que depositó en la tumba de la víctima una corona de flores con los colores patrios.