Miguel Ferrari: “En Venezuela genera escozor mencionar la homosexualidad”

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El director venezolano Miguel Ferrari pasó por la República Checa presentando en Praga y Pilsen su ópera prima ‘Azul y no tan rosa’, con la que además de golpear la conciencia de su país señalando el rechazo que sufren los homosexuales, consiguió el primer Goya, los premios que otorga el cine español, que consigue una película venezolana.

Miguel Ferrari,  foto: YouTube
‘Azul y no tan rosa’ consiguió un hito para la cinematografía venezolana al llevarse el Goya a Mejor película extranjera en habla hispana en 2014. Lo hizo superando a películas tan consistentes como la argentina ‘El médico alemán’ de Lucía Puenzo, o ‘Gloria’, del chileno Sebastián Lelio. Ante tanta emoción como derrochó Miguel Ferrari en aquella ceremonia del pasado mes de febrero en Madrid, donde reside, solo cabe empezar preguntando qué se siente al ganar un Goya.

“¡Es indescriptible! Además con tu primera película… Yo particularmente no hago películas ni mi trabajo buscando reconocimientos o premios. Toda mi carrera se ha basado en la actuación, soy actor, y mi objetivo fundamental ha sido conectar con las emociones del público, y ese fue mi propósito también al ponerme detrás de las cámaras dirigiendo. Afortunadamente eso lo logré. Pero por añadidura vino también mucho reconocimiento por parte de festivales internacionales de cine, y por supuesto también el Premio Goya, que es una de las mayores distinciones que se le puede dar a una película en habla hispana. La emoción fue muy grande. Además fue el primer Goya que se le da a una película venezolana, y eso en Venezuela se recibió con mucho cariño porque hacen falta buenas noticias como esa”.

Miguel Ferrari está realizando una breve visita a la República Checa, donde se ha podido ver ‘Azul y no tan rosa’ y charlado con el director en la Academia de Cine de Praga, el Instituto Cervantes, la Latin Art Gallery, el Liceo Ludka Pika de Pilsen, antes de despedirse en la noche del jueves en el Cine Royal de Praga.

En esta primera visita a Chequia también ha tenido la oportunidad de visitar los Estudios Barrandov.

“Son geniales, increíbles. Son muy conocidos. Yo los he oído nombrar mucho, así que poderlos visitar ha sido una experiencia muy inspiradora. Por supuesto la República Checa tiene una escuela de cine muy importante que he oído nombrar mucho también por parte de compañeros cineastas de Venezuela que se han formado aquí”.

¿Qué lleva a un actor maduro, que debutó delante de las cámaras hace más de veinte años, a ponerse al otro lado para narrar esta historia?

“En primera instancia yo tenía una inquietud y quería hablar sobre esa gente de la que no se habla por tabúes, por prejuicios. Inicialmente en Latinoamérica, que es el contexto donde yo sitúo la película, hablar de homosexualidad genera escozor todavía en la gente, solamente pronunciar la palabra. Incluso en Venezuela era algo de lo que no se hablaba en los medios de comunicación, no se pronunciaba la palabra, por prejuicios. Pero me fui dando cuenta al investigar de que no es un tema solo latinoamericano, sino que es algo mundial, la homofobia, la intolerancia hacia lo diferente, el irrespeto que hay hacia las personas que tienen una opción diferente”.

Una gran acogida

Miguel Ferrari asegura que intentó hacer una película que hablara de la necesidad de aceptar lo diferente, pero en todos los aspectos, no sólo en cuanto a la orientación sexual, sino también a otras ideas o costumbres.

¿Cuál fue la reacción a su obra en Venezuela?

'Azul y no tan rosa'
“Estupendamente bien. Yo creo que al público no se le debe subestimar. Es mucho más inteligente de lo que se piensa. Por ejemplo nunca se había visto a dos hombres besándose en una película venezolana. Al ser algo inédito, no tenía mucha certeza de qué iba a pasar. Pero sí tenía la certeza, por la forma en la que llevé la película, de que el público iba a conectar emocionalmente con esos personajes, mucho más allá de su orientación sexual, porque habla de los seres humanos en su esencia. Así que sabía que iba a funcionar”.

Pero no todo fueron aplausos, indica el director.

“Por supuesto hay de todo también. Hay gente que, muy pocos por supuesto, a través de las redes sociales me mandaban mensajes terribles, diciéndome que tenía que refugiarme en Dios, en la religión, porque había perdido el camino y una cantidad de cosas con las que yo alucinaba. Afortunadamente son muy pocos los casos, porque en su inmensa mayoría la gente conectó excelentemente bien con el tema de la película, con la historia y los personajes y se sintió identificada, y esto es muy importante, aún sin tener la orientación sexual de estos protagonistas”.

'Azul y no tan rosa'
Esta película no es sino un granito de arena en una larga lucha por el reconocimiento y la aceptación. Y no solo en Latinoamérica, asegura Miguel Ferrari.

“Creo que hacen falta muchas más películas como esta y muchas más cosas en la sociedad, porque a veces hablamos mucho de las legislaciones, de que hay que cambiarlas, aprobar el matrimonio igualitario… Pero más allá de la legislación tendríamos que avanzar en la concienciación. Por ejemplo ves lo que sucedió hace poco cuando se aprobó en Francia el matrimonio igualitario todo lo que se generó, toda esa parte de la sociedad que estaba silenciosa y reaccionó de esa forma tan virulenta. Y piensas en cómo es posible que eso suceda en un país donde la gente se supone que va muy por delante. A veces las legislaciones van mucho más adelante y es importante que los Estados hagan campañas de concienciación. Hay mucha gente que incluso cree todavía que la homosexualidad es una enfermedad. Creo que hace falta mucha educación en este tema. Todo lo que se haga es poco”.

'Azul y no tan rosa'
Orgulloso de que gracias a su película se haya hablado con total normalidad de la homosexualidad en toda clase de medios venezolanos, Miguel Ferrari ya prepara su segundo largometraje como director. Confía en que vuelva a coproducirse entre Venezuela y España u otro país europeo, ojalá también Chequia, dice. Un Goya le avala. Pero si bien encontrar la financiación ahora no será tan difícil como para una primera película, tiene bien presente algo que saben muchos cineastas: la segunda película es la más difícil. Las expectativas son grandes, y la presión ya la siente.

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