Los impuestos checos, entre los más aparatosos del mundo
Pagar impuestos no solo es una molestia desde el punto de vista pecuniario, también puede resultar insoportable enfrentarse a una complicada y liosa declaración de la renta como es la checa. Y es que este país tiene uno de los sistemas fiscales más embarazosos del mundo.
Eso es lo que se desprende de un estudio realizado por el Banco Mundial y la asesoría Pricewaterhouse Coopers sobre las tasas de 183 países. La República Checa, en cuanto a tiempo necesario para abonar impuestos, está en el puesto 171, lo cual, por increíble que pueda parecer, supone una mejora. Antes de la introducción de la declaración del IVA por Internet en 2008, las compañías necesitaban de media 930 horas anuales para cumplir sus obligaciones con el fisco.
En general, y no solo en exigencia de tiempo, el sistema checo se encuentra entre los más patosos. Lada, propietaria de Delfin Travel, una pequeña agencia turística, señala que ahora con su experiencia y sistemas informatizados, el pago de impuestos no le lleva demasiado tiempo, aunque reconoce que al fundar la empresa, enfrentarse a Hacienda fue todo un reto.
“Al principio de nuestra empresa, cuando no sabíamos realmente lo que hay que hacer, tuvimos que buscar toda la información. Tuvimos mucho apoyo por parte de nuestros padres, que son contables. Si no fuera por ellos me muero, porque no sé dónde buscaría toda esta información. En mucho de esto ellos nos ayudan, o nos hacen las declaraciones de impuestos directamente ellos, lo que nos quita mucho trabajo. Pero al principio incluso para entenderlo, necesitamos muchas horas, pero muchísimas”.
La imposición sobre los beneficios, aunque es un 12 por ciento de toda la carga fiscal, precisa de una cuarta parte del tiempo dedicado a los impuestos. No es, sin embargo, el más problemático: los pagos por empleado exigen un promedio de 300 horas de trabajo al año.
En Chequia, cada compañía paga de promedio unos nueve impuestos diferentes, la mayoría de ellos en pagos mensuales. En opinión de Lada, todo sería más sencillo si algunas retribuciones se pagaran con menos frecuencia.
“Es tanta cosa. Por ejemplo, los Impuestos de Valor Añadido es lo que más trabajo nos cuesta, realmente, y allí creo que es mejor hacerlo cada mes, porque luego nos perderíamos en tanta información. Haciéndolo a la vez sería casi imposible. Tendría que dedicar dos o tres semanas, pagándolo todo una o dos veces al año. Pero los otros impuestos, por supuesto, sería mucho mejor al final del año ver el impuesto que te toca, demostrar las cuentas y hacer el pago”.Pero además de las empresas, las personas físicas también sufren la falta de simplicidad de la declaración de la renta checa. Mientras que en países como España al contribuyente le llega un impreso con la mayor parte de la información ya completa, en Chequia el ciudadano de a pie tiene que abrirse paso solo en una maraña de excepciones, jerga jurídica e instrucciones poco claras.
No es de extrañar que mucha gente, como por ejemplo Veronika, abogada, decida no enfrentarse sola a este papeleo.
“El formulario es demasiado complicado, por eso siempre he encargado a una persona que lo haga por mí, para tener el mayor número posible de rebajas. Se dice del sistema fiscal checo que es uno de los más complicados de Europa. Tiene muchas páginas y no quería rellenarlo yo sola porque no sabía los trucos, en qué línea escribir qué cosa, para que me den un descuento en esto o lo otro”, nos contó Veronika.No es de extrañar que sea muy común en Chequia dejar la declaración de la renta de las personas físicas en manos de un contable, aún en caso de contribuyentes normales, con una sola fuente de ingresos. Recurrir a un especialista puede costar entre 20 y 50 euros, dependiendo de la complejidad de la declaración.