Los estudiantes se rebelan contra la reforma universitaria
Cientos de estudiantes de la Universidad Carolina de Praga participaron este jueves en la protesta contra la reforma propuesta por el ministro de Educación, Josef Dobeš. Además, la única checa a bordo del crucero Costa Concordia, accidentado en Italia, relata su drama.
Con máscaras del citado ministro, varios estudiantes tiraron por el balcón de la universidad 90 sandías, simbolizando los 90 millones de coronas, unos 3.500.000 euros, que el Ministerio lleva gastados por el momento solo en preparar los cambios.
Cientos de alumnos, profesores y catedráticos se reunieron en el aula magna de la Facultad de Filosofía para criticar las dos leyes que cambiarán por completo la educación universitaria pública en el país, que hasta la fecha es gratuita. Con los cambios previstos, a partir de 2013 dejaría de serlo.
Los académicos del centro, con el rector Hampl a la cabeza, tildaron de peligrosas las propuestas de Dobeš, ya que pueden causar un daño irreparable al sistema educativo del país, cita Lidové Noviny.Los estudiantes se dirigieron desde allí a la sede del Gobierno, donde permanecieron durante una hora y siguieron exponiendo sus argumentos que, resumidos en un escrito, quisieron hacer llegar al primer ministro, Petr Nečas, y su Gabinete.
El ministro Dobeš finalmente se hizo sentir y pidió reunirse con el rector Hampl urgentemente. Quiere que le dé explicaciones por haber incitado a la comunidad académica, incluyendo a los estudiantes, a protagonizar lo que calificó como disturbios.
El rector rechazó las acusaciones. Según Hampl, el encuentro era necesario para debatir la situación actual entre todos los afectados.
Mladá Fronta Dnes recoge el testimonio de la única persona de la República Checa que viajaba en el Costa Concordia, el crucero encallado hace una semana en las costas italianas con más de 4.000 pasajeros a bordo. Siete días después de la tragedia se han confirmado 11 víctimas mortales y 23 personas continúan desaparecidas.
‘Llévense al menos a los niños’ gritó a los equipos de salvamento Eva Gervaso, una checa de 40 años que vive con su familia en Italia. Con los hijos a salvo, ella y su marido tuvieron que saltar a las aguas heladas del Tirreno para salvar la vida y nadar hasta la orilla.
Los diarios italianos Il Gazzettino y Nuova Venezia relatan la historia de la checa. En el momento del accidente, la familia estaba dispersa por lugares distintos. Los platos del restaurante empezaron a caer, se apagaron las luces, algo grave estaba pasando, cuenta Gervaso.
El matrimonio y los hijos consiguieron encontrarse en medio del caos. Se pusieron los chalecos salvavidas y salieron a cubierta. El barco empezó a inclinarse y se escurrían hacía abajo.
Cuando tuvieron que tomar la decisión de saltar al agua, Eva Gervaso tranquilizó a su marido, que no sabe nadar. Gracias a la ayuda de la mujer, ambos llegaron a la orilla. A partir de ahí, habitantes de la isla de Giglio les ayudaron a entrar en calor y a reencontrarse posteriormente con sus hijos, relata agradecida la checa superviviente del drama.
Hospodářské Noviny dedica su atención a la situación del desempleo en España. ‘Los jóvenes españoles huyen de la crisis’, titula. En los años de prosperidad, que acabaron en 2008, España recibía cada anualmente medio millón de inmigrantes, cuenta el artículo.
Ahora la tendencia se ha invertido. De España se marchan jóvenes bien formados, especialistas, que no tiene posibilidades en su país. Según las autoridades españolas, decenas de miles de jóvenes se han ido en los últimos tiempos a buscar mejor fortuna en el extranjero.
Los jóvenes españoles, que sufren un desempleo de casi el 50%, no solo acuden a destinos tradicionales de emigración laboral como Alemania, sino que últimamente están llegando a países latinoamericanos, como Brasil, mucho más dinámicos económicamente que España en la actualidad.