Los adultos checos subestiman la vacunación

Foto: Dirk Fuhlert / CC0 / Pixabay

En la República Checa vuelven a proliferar enfermedades que habían desaparecido hacía años. Uno de los motivos es que pocos adultos checos se dejan vacunar.

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La tos ferina, la hinchazón de la glándula parótida o el sarampión, son algunas de las dolencias que después de largos años volvieron a reaparecer en la República Checa. Una de las causas, según los especialistas, es el bajo número de la población adulta que se vacuna contra esas enfermedades. El máximo en algunos casos es del 70%, pero por ejemplo contra la gripe se vacuna sólo alrededor del 5% de los adultos checos. En otros países europeos llega a entre el 40% y el 50%.

Con la llegada de la primavera aumenta el peligro de que las personas puedan contagiarse también con enfermedades transmitidas por garrapatas, sobre todo la encefalitis. Pero mientras que la mayoría de los niños checos está vacunada contra esa dolencia, el número de adultos vacunados es mínimo. Esto a pesar de que Chequia figura entre las regiones europeas donde hay más garrapatas que transmiten la enfermedad de Lyme o la encefalitis, como destaca Roman Chlíbek, de la Asociación Checa de Vacunas.

”El número de adultos vacunados contra las enfermedades transmitidas por garrapatas llega apenas al 20%. En Austria, por ejemplo, contra la encefalitis por garrapata se vacuna el 90% de la población adulta. Y el resultado es que en ese país no registran esa enfermedad, o el número de infectados es mínimo”.

Las personas de la tercera edad son las más amenazadas de contagiarse, al igual que los pacientes crónicos, cuyo sistema inmunológico está debilitado. Sin embargo, tampoco las personas entre los 25 y los 30 años de edad deberían subestimar la vacunación, insiste el epidemiólogo Roman Chlíbek.

Roman Chlíbek,  photo : Adam Kebrt,  ČRo
”En el caso de las personas entre los 25 y los 30 años de edad consideramos importante la vacuna contra las infecciones meningocócicas y la tos ferina, enfermedades que suelen ser diagnosticadas con frecuencia justamente a esas edades. Estas persdonas, además, pueden tener hijos que todavía no han sido vacunados, y podrían infectarlos. En cuanto a las personas de más de 50 años de edad recomendamos la vacuna contra el herpes zóster. Éste suele afectar sobre todo a los mayores, debido al envejecimiento de su sistema inmunológico”.

Según Chlíbek, la población adulta no reconoce el significado preventivo de las vacunas para los mayores, o confía en que los efectos de protección de las vacunas a las que fueron sometidos en su niñez se conserven a lo largo de toda la vida. Pero no siempre es así. Por ejemplo, en el caso de la tos ferina o el sarampión es necesario vacunarse de nuevo cuando adulto.

Una fuerte epidemia de sarampión afectó el año pasado la región de Moravia-Silesia, en el noreste de la República Checa. La mayoría de los pacientes infectados no estaba vacunada contra esta enfermedad. Desde enero de este año el sarampión fue diagnosticado a 70 personas, de las que 40 no habían sido vacunadas.