Las mayores inundaciones azotaron a Chequia hace 15 años

Zálezlice 2002, foto: ČTK

Hace justamente 15 años que comenzaron a caer sobre la República Checa fuertes e intensas lluvias, que ocasionaron posteriormente las más grandes inundaciones en la historia de este país. El agua se cobró entonces 17 vidas humanas, y causó daños materiales por unos 2.680 millones de euros.

El barrio de Karlín,  Praga  (2002) Foto: ČTK
El 7 de agosto de 2002 hizo cambiar la vida a muchos habitantes de la República Checa. Ese día comenzó a llover intensamente y sin parar, lo que desbordó los ríos, represas y riachuelos. Las inundaciones, que se prolongaron durante dos semanas, afectaron enormes territorios de la República Checa, desde el norte hasta el sur de Bohemia, y el agua dejó tras sí un verdadero desastre. Esto también en Praga, donde fueron inundados barrios enteros, así como parte del metro capitalino y el Jardín Zoológico.

Las inundaciones de hace 15 años fueron las peores que tuvo que encarar el país en los últimos 100 años, y en algunos lugares incluso en el último medio milenio. Pueblos enteros tuvieron que ser evacuados, y varias aldeas, entre ellas la de Zálezlice, al norte de Praga, desaparecieron casi por completo.

Pasados 15 años de la catástrofe natural, Zdeněk Šmíd, alcalde del pueblo de Doudleby, en Bohemia del Sur, recordó la gran diferencia en el nivel del río Malše registrado entonces y el que se puede observar en la actualidad.

“Nosotros tuvimos que subir todo de la planta baja de la casa al piso superior. Gracias a la ayuda de los vecinos alcanzamos a trasladar y salvar a última hora asimismo las instalaciones del antiguo molino”.

”Nos encontramos junto al río Malše, a donde actualmente fluyen dos metros cúbicos de agua de la represa de Římov, y dos de la represa de Stropnice, lo que mantiene un nivel y corriente normal del río. Pero en el año 2002 eran unos 480 y hasta 500 metros cúbicos de agua que el río traía a Doudleby. Cuando tuvieron que abrir todas las cámaras de la represa de Římov, por prevenir mayores daños aún, algunos vecinos decían que sentían como si se hubiera producido un terremoto, como sonaban los vasos en sus cocinas y se movían los muebles en sus hogares”.

El agua se lo llevaba todo

Zálezlice 2002,  foto: ČTK
Vladimír Nutil, de 81 años de edad, vive en Doudleby desde el año 1959 en un molino del siglo XVIII. Este edificio fue uno de los primeros del pueblo a donde a comienzos de agosto de 2002 llegó el agua del desbordado río de Malše, según recuerda.

”El nivel del río subió entonces más de cinco metros de lo normal, de lo que vemos ahora. Enfrente de nuestra casa hay una ladera y el agua corría incluso a través de su cima. Había aquí un pabellón y ese se lo llevó el agua. Tuvimos que subir todo de la planta baja de la casa al piso superior. Gracias a la ayuda de los vecinos alcanzamos a trasladar y salvar a última hora asimismo las instalaciones del antiguo molino, ya que el agua comenzaba a entrar allá”.

Pero combatir contra la fuerza del agua que se lo llevaba todo era casi imposible. Pasadas unas horas, la familia de Vladimír Nutil fue evacuada, al igual que otros vecinos de Doudleby de los lugares más amenazados por la riada, como recuerda el señor Nutil.

“Nos evacuaron y lo único que pudimos llevarnos eran botas de goma, una linterna, documentos personales y un chubasquero, ya que para más no había tiempo”.

”Después de la medianoche llegaron los bomberos que estaban preparados a evacuarnos en caso de que las represas no aguantasen la presión del agua. Más tarde nos evacuaron, a modo de prevención, y lo único que pudimos llevarnos eran botas de goma, una linterna, documentos personales y un chubasquero, ya que para más no había tiempo. Todo lo demás se quedó allí. Durante algún tiempo vivimos en la casa del párroco, y cuando el agua fue desapareciendo nos pusimos a trabajar todos en conjunto en la limpieza de las casas del pueblo afectadas por la riada”.

Muchas de las personas que vivieron en carne propia aquella catástrofe natural afirman que hasta hoy, siempre que llueve, observan con preocupación el nivel del río, y en la noche suele despertarles y les provoca dolores de cabeza cuando viene una lluvia más fuerte.