Las elecciones checas en el contexto centroeuropeo

Foto: Comisión Europea

Los temas de envergadura internacional no son los que concentran la atención en las presentes elecciones checas. En los comicios anteriores los principales desafíos fueron, por ejemplo, el ingreso a la OTAN y a la UE. Ahora, según los analistas, está en juego terminar la transformación poscomunista.

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Si bien resultaría muy arriesgado generalizar, ya que los procesos políticos en Europa Central difieren, existen algunos puntos de coincidencia a partir, por ejemplo de la ampliación de la Unión Europea.

Desde el punto de vista económico, Europa Central, y entendamos aquí sobretodo los países poscomunistas, registran un importante crecimiento económico.

De acuerdo con el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) el año pasado la región recibió inversiones extranjeras por 25 mil millones de dólares.

Las reformas continúan, pero los especialistas advierten que tardan demasiado, y muchas veces se trata de un argumento explotado por los populistas tanto de izquierda como de derecha.

Al lado del populismo, sin duda otro aspecto común de la región es el descontento de los electores con la política y por consiguiente con los políticos.

Esto se manifiesta de manera muy sencilla: crece el ausentismo y las agrupaciones nuevas se vuelven atractivas, porque ofrecen un cambio y la eventual sustitución de las elites surgidas hace 17 años tras la derrota de los regímenes comunistas.

El voto en las elecciones polacas del año pasado fue por el cambio, en Eslovaquia se registra una tendencia similar en las cercanas elecciones y el aumento de las intenciones de voto para una tercera agrupación, fuera de las formaciones tradicionales, en la República Checa confirma esta tendencia.