Las centrales lecheras checas defienden su particular mantequilla ante la UE
Los fabricantes checos de productos lácteos se enfrentan a la Comisión Europea en defensa del nombre de uno de sus productos estrellas: lo que en Chequia se conoce como “mantequilla de untar”. El producto no cumple con los requisitos comunitarios para ser llamado mantequilla, y los checos se resisten a cambiarle el nombre.
El caso es que esta crema no contiene el 80% de grasa láctea indispensable para ser considerada oficialmente mantequilla en la Unión Europea. De hecho, la variante checa apenas sobrepasa el 30%. Durante cinco años el incumplimiento de este requisito ha llevado a Bruselas a llamadas de atención a los productores checos. Ahora el caso se halla en los tribunales.
Para el presidente de la sección de lácteos de la Cámara Agraria checa, Michal Němec, el consumidor checo sabe muy bien qué es lo que está comprando.
“El producto se halla en el mercado con este nombre ya 40 años, comenzamos a fabricarlo en 1971. Cuenta con tanta tradición que la gente lo busca bajo este nombre. No es apropiado cambiarle el nombre solo porque lo exige una normativa europea, que además consideramos injusta”.
La Comisión Europea ha ofrecido a los checos que aumenten el contenido de grasa láctea hasta el 40 por ciento, para que el producto se pueda llamar al menos mantequilla desnatada. No obstante, en opinión de Němec, esta modificación devaluaría la calidad del producto.
“Este producto es único a su manera. Gracias a la tecnología que hemos desarrollado podemos producir nata como la de la mantequilla original y al mismo tiempo el valor energético es un 50 por ciento menor. Si aumentáramos la proporción de grasa, cambiarían el sabor, el aspecto y la consistencia, y sobre todo perderíamos el valor de ser un producto más ligero en comparación con la mantequilla normal”.
La mantequilla de untar checa se vende fuera del país con otras denominaciones, tal como exige Bruselas. La cuestión es el mercado interno, donde los productores temen que el consumidor se desoriente. Es por ello por lo que el Ministerio de Agricultura checo intentará conseguir que se reconozca el caso como excepción, al igual que sucede con otros diez lácteos en la Unión Europea.