Las campanas de la catedral de San Vito
Esta vez les hablaremos de las históricas campanas de la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga. La mayor campana checa, denominada Segismundo, de la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga, cuyo badajo se había roto en junio pasado, ha vuelto a repicar.
La mayor campana checa, denominada Segismundo, de la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga, cuyo badajo se había roto en junio pasado, ha vuelto a repicar.
La campana de 17 toneladas tiene ahora un nuevo badajo de 400 kilos de peso que forjó el maestro campanero Petr Manousek juntamente con trabajadores de la compañía checa Zdas. La ayuda de la empresa fue extraordinariamente útil ya que el taller de los campaneros Manousek fue anegado durante las inundaciones del pasado mes de agosto y el nivel del agua alcanzó los cuatro metros.
La campana Segismundo cuelga en la torre de la catedral de San Vito desde 1549 cuando fue fundida en un taller instalado en el Castillo de Praga por el maestro Tomás Jaros, fundidor de campanas y de cañones, oriundo de la capital morava, Brno.
Al fundir la campana Segismundo in situ el maestro Jaros se ahorró los problemas con su transporte, en la Edad Media un asunto bastante delicado. Es que cada campana era considerada como un objeto sagrado, rodeado de muchas supersticiones. Se creía que antes de que la campana fuera colgada no debían tocarla personas impuras y mujeres.
Una campana nueva no podía ser por lo tanto transportada por yuntas de bueyes y por caballos. Solían arrastrarla al lugar de su destino muchachos púberes, inocentes y castos.
Como pauta para la primorosa decoración en relieve de la campana Segismundo sirvieron dos grabados en madera de Alberto Durero del ciclo "Vida de la Virgen María", es decir la lámina gráfica "Anunciación" de 1504, y "Santísima Trinidad", de 1511. La ornan todavía inscripciones, hojas de acanto estilizadas y blasones, además de 25 monedas y medallas engastadas.
El badajo de la campana Segismundo se rompió el pasado 15 de junio al celebrarse en la República Checa las elecciones legislativas. Según una leyenda, la campana advertía a la nación checa ante una futura catástrofe.
Algunos relacionaron inmediatamente el suceso con el relativamente elevado porcentaje de votos obtenidos en los comicios por el Partido Comunista. Ahora muchos checos piensan que el badajo roto anunciaba las catastróficas inundaciones.
El campanero Petr Manousek admite que para él personalmente fue una señal funesta. El badajo se rompió el día de cumpleaños de su madre que fallecería seis semanas después.
Los destinos de la célebre familia de campaneros Manousek están durante decenas de años estrechamente vinculados con las campanas de la catedral de San Vito en el Castilllo de Praga. Hace treinta años, el padre de Petr Manousek restauró todas las campanas del templo y el abuelo tomó parte, en 1924, en su reparación.
Cuando se rompió en junio pasado el badajo de la campana Segismundo, Petr Manousek resultó ser la única persona del país capaz de devolverle su majestuosa voz.
El nuevo badajo, fundido por Manousek, pasó exitosamente por todas las pruebas y controles con rayos X para detectar los eventuales defectos ocultos. El badajo mide 270 centímetros de largo y pesa casi 400 kilos. El campanero Manousek y la compañía Zdas que colaboró en la confección del nuevo badajo, decidieron donarlo al Castillo de Praga dadas las peculiares circunstancias en que se produjo la rotura del badajo anterior.
La instalación del nuevo badajo en la campana Segismundo fue una operación bastante exigente. Primero fue necesario buscar una grúa lo suficientemente potente, pero al mismo tiempo no demasiado grande para que pudiera entrar en el tercer patio del Castillo de Praga, donde se alza la catedral de San Vito.
Una vez en el patio, la grúa izó el badajo a una altura de 30 metros y los campaneros lo trasladaron a la torre donde lo colgaron en el interior de la campana con cinco gruesas tiras de cuero de bovino.
La campana Segismundo estrenó su nuevo badajo en la misa con motivo de la fiesta del mayor santo checo, San Venceslao, el pasado 28 de septiembre.
Para hacer repicar la mayor campana checa se necesitan cuatro campaneros y cuatro más para relevarlos.
La campana Segismundo toca solamente con motivo de grandes fiestas religiosas y de acontecimientos de trascendencia histórica. Su majestuosa voz acompañó la huelga general de 1989 que contribuyó al derrocamiento del régimen comunista y la campana tocó también con motivo de la elección del primer presidente no comunista de Checoslovaquia después de 40 años- Václav Havel, obviamente- - y durante la visita del Dalaylama y del Sumo Pontífice.
En la catedral de San Vito en el Castillo de Praga hay todavía las campanas Venceslao, Juan Bautista y José. Todas las campanas de la catedral fueron confeccionadas a mediados del siglo 16 tras un incendio que causó estragos en el Castillo y en la catedral cuyas campanas se fundieron por el fuego.
La campana más antigua de la catedral es la Venceslao, de 1542, que pesa 4 toneladas y media. Petr Manousek le confeccionó hace cuatro años un nuevo badajo de 133 kilos.
En el campanario de la catedral de S.Vito faltan tres campanas " Dominico, Jesús y María que fueron confiscadas y fundidas por la industria de armamentos durante las contiendas bélicas del siglo 20 como otras 12 mil campanas checas.
La catedral cuenta ahora con unos 40 campaneros voluntarios que hacen repicar las campanas como su hobby. Entre los voluntarios hay personas de las más diversas profesiones: un panadero, un médico, un contador, una bibliotecaria, una traductora y un experto en informática.
Todos los domingos acuden a la catedral de San Vito para cumplir el antiquísimo ritual haciendo repicar sus históricas campanas en la antigua sede de los reyes checos.