La profunda huella que República Checa dejó en Miguel Delibes
El viaje del escritor español Miguel Delibes a Checoslovaquia en 1968 supuso un antes y un después en su vida. De este viaje surgió un libro llamado La Primavera de Praga que se ha traducido al checo.
Como fruto de este viaje nació, entre otras cosas, su libro La Primavera de Praga. Gracias a un largo proyecto emprendido por el historiador Sigfrido Vázquez Cienfuegos, el profesor de español David Andrés Castillo y la traductora y profesora Petra Mračková Vavroušová, el libro ha sido traducido al checo.
Y para dar a conocer al público dicho proyecto, se realizó este miércoles en el Instituto Cervantes de Praga una charla que se enmarca en los actos de conmemoración del Centenario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Checoslovaquia y el Reino de España.
Algo que dota de gran interés a esta obra es el hecho de que un autor español de la época pusiese su atención en Checoslovaquia en un momento histórico como la Primavera de Praga, como explica David Andrés Castillo a Radio Praga.
“La principal idea es dar a conocer en República Checa la obra La Primavera de Praga de Miguel Delibes, que es una obra muy especial en el contexto de la literatura española. Porque es una obra en la que se hablaba de Checoslovaquia en uno de los momentos más importantes de su historia del siglo XX, que es la Primavera de Praga. Eso hace que no haya muchos documentos de autores españoles, que no hayan sido exiliados políticos, que hayan trabajado ese tema”.
En lo que se refiere al contexto histórico, llama la atención que un intelectual cristiano procedente de un país políticamente enfrentado al Bloque del Este viajara hasta Checoslovaquia y ofreciera una visión que no se comprometía con ningún bando, simplemente aportaba su visión de lo que allí observaba, según señala Sigfrido Vázquez.
“Su perspectiva es muy interesante porque parte desde un humanismo cristiano, y eso le permite tener una visión más ponderada, no era una visión interesada. Plantea en el libro una serie de cuestionamientos que él tiene antes de llegar al país y trata de resolverlos en el tiempo que está en este país, hablando con diferentes personas, con profesores, con su propio intérprete, con gente que se encuentra por la calle. Y lo que ofrece es una visión desde la perspectiva española de lo que está pasando en Checoslovaquia”.
Pero fue precisamente el contexto histórico el que facilitó que esa visita existiese, ya que años antes había terminado el Concilio Vaticano II, un momento en el que la Iglesia católica tenía intención de abrirse, lo que creó cierta posibilidad de diálogo, añade Sigfrido Vázquez.
“Al mismo tiempo, en un país como España, que es un país oficialmente nacional-católico, cuando empieza a ver lo que está ocurriendo en el Vaticano, las propuestas del Concilio Vaticano II, permite que ciertos intelectuales que tienen una visión más abierta, que son, como ocurre con Delibes, más cercanos al humanismo social, que no son de izquierdas, pero sí tienen ideas más progresistas, pues se le permite venir a este lado del Telón de Acero, a Checoslovaquia, y posteriormente publicar una serie de principios que en otras circunstancias desde luego no habrían aparecido en la prensa española sin ser censurados“.
Es por ello que podemos considerar la obra como un documento historiográfico muy interesante de la época, por la propia peculiaridad de que un español pudiese entrar a Checoslovaquia y porque luego no se rechazara la publicación de dicha información.
Praga, un recuerdo inolvidable para Delibes
Más allá de la impresión que en aquel momento causó Checoslovaquia en él, y que reflejó en el libro La Primavera de Praga, la huella en su interior y su conexión con el país sería de por vida. Por ejemplo, mantuvo amistad por carta hasta poco antes de su muerte con el traductor y lingüista Josef Forbelský, quien llegó incluso a visitar al escritor español en Valladolid. Además, Delibes reconoció que ese viaje le influyó al escribir una obra experimental titulada Parábola del Náufrago.Como nos indica David Andrés Castillo, aunque La Primavera de Praga sea una obra pequeña, es vital porque supuso un antes y un después.
“Podríamos considerarla una obra menor dentro de la magna obra de Miguel Delibes, pero influyó muchísimo porque primero se publicó en la revista Triunfo, y luego salió como un conjunto de artículos novelados o dialogados. Y esa obra fue importante porque supuso un punto de inflexión en la obra de Delibes, porque él hasta ese momento se había centrado en novelas más bien de tipo español, o de tipo regional. Pero a partir de ese momento algo pasa en Delibes que decide publicar una novela muy interesante experimentalista, que está, digamos, siguiendo la moda de las novelas que se leían en España como las obras distópicas de Orwell o de Huxley. Y así nació Parábola del Náufrago, que no se parece en nada a lo que había estado escribiendo anteriormente y que él confesó que se había escrito teniendo muy en cuenta los sentimientos y sensaciones que le había producido la visita a Checoslovaquia”.
La traducción de la obra al checo, llevada a cabo por Petra Mračková Vavroušová, no estuvo exenta de dificultades. Al describir un momento histórico muy específico, había una barrera de vocabulario que requirió mucho trabajo superar, señala Mračková Vavroušová.
“Lo difícil creo que es la edad de la traductora, porque yo no viví aquella época. Porque en el texto aparecen muchas alusiones de los años 60 y 70, políticos, la vida cultural, etc. Para mí ha significado buscar muchas cosas, leer muchos textos, hablar con muchas personas que sí que vivieron en aquella época para que, por ejemplo, me ayudaran a utilizar las palabras correctas, las palabras que se utilizaban en checo en aquella época”.
Por otra parte, al estar todo ambientado en Checoslovaquia, hay un elemento cultural que no es necesario explicar al lector checo. En ese sentido, la obra presentaba un aspecto algo más fácil de abordar.
“Y lo fácil de la traducción fue que Delibes describe ciudades, comidas, personas, revistas, diarios checos, y naturalmente, a la hora de traducir el texto del español al checo es más fácil utilizar estos nombres propios, topónimos, porque no tienes que explicarle al lector checo qué es lo que significa”.Para Mračková Vavroušová, si algo se puede destacar como traductora, es el lenguaje utilizado por Delibes para hablar del país, que demuestra el gran cariño que sentía hacia los checos.
“Delibes lo describe todo con gracia, y sobre todo con mucho cariño, con mucho amor hacia los checos, se nota mucho en el lenguaje que a él le gusta el país. Se nota cierta ternura y eso le ayuda mucho al traductor, si ves que una persona habla de tu país con cariño. Eso era más fácil y lo bonito a la hora de traducir el texto al checo”.
A falta de encontrar editorial para la publicación, ha quedado presentado en sociedad este proyecto que puede ofrecer un punto de vista muy interesante a los checos aficionados al hispanismo. Y también a aquellos que quieran conocer qué impresión se llevó un español, procedente del otro lado del Telón de Acero, de un país como Checoslovaquia inmerso en un periodo tan importante de su historia.
Por otro lado, la propia versión española puede ser un documento con valor historiográfico y literario para los hispanohablantes interesados en la historia de la República Checa.