La Praga románica era bella, dicen los arqueólogos

Praga

Los arqueólogos checos han reunido pruebas irrefutables de que la Praga de la temprana Edad Media era una ciudad pintoresca y muy bella. La Praga románica de los siglos 12 y 13 contaba con una cincuentena de edificios religiosos entre templos, basílicas y rotondas. En la orilla derecha del río Vltava, donde se extiende hoy en día la Ciudad Vieja de Praga, resplandecían los muros blancos de confortables y elegantes casas y palacios de mampostería, construídos de una piedra denominada "marga", típica para la Praga románica.

Hacerse una idea de cómo era la Praga románica permite a los interesados el recién publicado libro "Casas románicas en Praga". Seis años necesitaron los arqueólogos Zdenek Dragoun y Michal Tryml para preparar esta extensa obra, estudiando y documentando piedra por piedra un centenar de edificios.

La investigación comprendió edificios utilizados en la época románica como viviendas, construídos de sillares de piedra desde mediados del siglo 12 en la orilla derecha del río Vltava. Praga se diferenciaba por sus edificios de mampostería de otras ciudades checas donde se alzaban todavía casas de madera.

Los arqueólogos han descubierto tan sólo en el área de la posterior Ciudad Vieja de Praga 19 iglesias románicas y 63 casas de mampostería, número impresionante para la Europa Central de aquel tiempo.

Los arqueólogos apuntan varias razones para la construcción de viviendas de mampostería en la orilla derecha del Vltava. Los mercaderes ricos no se sentían seguros en la parte todavía no amurallada de la ciudad. La casa de piedra debía proteger los almacenes y los cofres con caudales, proporcionando también más comodidades a los moradores.

De ejemplo cómo construir un edificio de piedra sirvió a los mercaderes el monasterio premonstratense de Strahov, cuya construcción empezó en los años 40 del siglo 12. Los monjes llegaron a Praga de Steinfeld, en Renania, trayendo consigo a arquitectos y albañiles que edificarían el monasterio y la basílica de Strahov, en una colina contigua al Castillo de Praga. Terminadas las obras del monasterio, empezaron a cumplir los encargos de los burgueses praguenses.

Las casas románicas, con tejados de dos aguas, eran elegantes edificios de dos o tres pisos, generalmente sin rebocar, destacando la blancura de la piedra. En las calles Retezová, Husova y Karlova, en la Ciudad Vieja de Praga, se han conservado restos de palacios románicos. Eran edificios de tres plantas, dotados de calefacción y bien equipados. En cada piso había un salón central del que se entraba en dos aposentos más pequeños.

En las casas burguesas se almacenaban en la planta baja las mercancías. En los aposentos había chimeneas y en un solar los arqueólogos descubrieron incluso los restos de un sistema de calefacción con aire caliente. Durante mucho tiempo los arqueólogos no sabían nada acerca de los hábitos higiénicos de los moradores de las casas románicas. Hasta que en 1998 el doctor Zdenek Dragoun descubrió con sus colegas los restos de un retrete que desembocaba en una fosa negra.

Para conocer detalladamente la Praga románica, los arqueólogos tuvieron que realizar exploraciones en los recintos subterráneos de las actuales casas de la Ciudad Vieja de Praga. Es que los restos de las casas románicas son hoy en día sótanos de las casas que se alzan en ese histórico barrio.

Con la publicación del libro "Casas románicas en Praga" la labor de los arqueólogos no termina todavía. Cifran muchas esperanzas en el área de la antigua Judería cuyas casas habían sido demolidas en las postrimerías del siglo 19 durante el saneamiento de los barrios insalubres y los nuevos edificios se construyeron sobre los escombros. Los arqueólogos opinan que debajo de las casas de nueva construcción pueden haber todavía interesantes testimonios sobre la Praga románica.