La ilustradora checa que descubrió su vocación en Argentina
Aunque había mostrado desde chica un talento inusual para el dibujo, Dagmar Chládková decidió dejarlo de lado para estudiar Economía. Sin embargo, gracias a un taller de ilustración en Buenos Aires, logró reencontrarse con su arte y, desde entonces, se dedica a esa disciplina.
Luego de terminar la universidad, a los veinticinco años, Dagmar Chládková se fue a vivir a Argentina donde, según cuenta, pueden encontrarse cursos de cualquier cosa. Luego de probar distintas alternativas, dio con un taller de ilustración que le permitió redescubrir una actividad que había dejado postergada durante muchos años. Poco después publicó sus ilustraciones en el libro de una autora paraguaya casada con un japonés que salió en una editorial de Tokio, y otro sobre un niño adoptado que está por aparecer recién ahora en Amazon. Es decir, que si bien había empezado a ilustrar desde muy chica en su país, fue recién en Argentina donde pudo apostar por esta vocación.
“Mi maestra en la primaria me decía ya en segundo grado que iba a ser ilustradora porque dibujaba mucho y ella copiaba mis dibujos a mis compañeros en la clase y ellos lo coloreaban, entonces ella me decía: Vas a ser la nueva Helena Zmatlíková, sí, sí”.
Helena Zmatlíková es una de las ilustradoras más destacadas de Chequia, cuya enorme producción estaba dirigida, sobre todo, al público infantil. Sin embargo, la profecía de la maestra de Chládková estuvo en riesgo de no cumplirse por culpa de un profesor de la secundaria que la convenció de que no tenía sentido dedicarse al arte porque había que buscar cosas más prácticas. Entonces, decidió estudiar Economía y aunque se recibió en tiempo y forma nunca ejerció esa profesión. El estilo de Chládková recuerda un poco la mirada desprejuiciada de la infancia y en su trabajo suele haber muchos animales y plantas. De hecho, acaba de ilustrar Můj atlas zvířat a rostlin (Mi atlas de animales y plantas) de Monika Kopřivová, un libro interactivo que promueve el contacto de los niños con la naturaleza.
“Bueno, en general, prefiero dibujar animales que personas, pero los niños tampoco me resultan tan difíciles, un adulto ya es otra cosa porque es difícil hacer un adulto de manera muy infantil”.
También reconoce Chládková que no le resulta fácil dibujar personas en movimiento o practicando deportes. Casualmente, tuvo que atravesar ambas dificultades en 152 Královstvíčko (El Pequeño Reino 152), un libro con ilustraciones en blanco y negro dirigido a adolescentes que le terminó gustando tanto que hoy es uno de sus trabajos favoritos.“Es un libro superinteresante porque está basado en los típicos cuentos checos para niños donde hay diablos y ángeles y esas cosas, pero desde un punto de vista de la sociedad moderna, como si el infierno fuera una multinacional, y tiene también una vuelta: es para niños, pero también para adultos”.
En un pasaje de ese libro, en el que el protagonista colecciona camisetas de fútbol y tiene en su habitación la de Diego Armando Maradona, se discute si el autor de “la mano de dios”, en pleno mundial de México 86, había hecho un pacto con el diablo o con los ángeles.“El autor Pavel Smíšek dijo que me había elegido a mí porque además de gustarle mis dibujos leyó en mi página web que había vivido en Argentina y, como él menciona a Maradona en el relato, le resultó interesante que yo viví en Argentina, entonces me eligió a mí por eso”.
Chládková aclara que nunca logró entender la pasión por el fútbol que hay en Argentina, país en el que vivió ocho años, y donde además de disfrutar lo que ella considera un ambiente muy amistoso y de gran apertura, tuvo su primer trabajo estable, casualmente como recepcionista en un hotel en el que se alojaban los jugadores del club atlético Boca Juniors.“Me decían mis compañeros: ‘Mira, que ya vienen los jugadores de Boca’. Y yo la verdad que no tenía idea de qué es Boca o River, y se lo conté a una amiga en República Checa que conocía lo que significaba Boca Juniors y ahí me di cuenta de que era importante”.
Chládková revela que, al revés de lo que pasó con mucha gente, la pandemia en su caso le dio más trabajo, a tal punto que considera que, en el último tiempo, hizo más ilustraciones que nunca. Por otro lado, asegura que conoce más ilustradores argentinos que checos y explica que, en el ámbito de la literatura infantil, hay algunas diferencias notables entre Chequia y Argentina.
“Cuando estaba en Argentina buscaba esa tradición de libros infantiles que tenemos acá con un par de nombres muy reconocidos e influyentes en todo el país, como la propia Helena Zmatlíková o Čapek, con mucha influencia. Yo buscaba algo así en Argentina también y no hay, pero lo que sí había allá que acá no hay mucho son los libros álbum, con mucho dibujo y poco texto, y eso acá no lo vi”.
Aunque es cierto que no son tan comunes, en las librerías checas sí pueden encontrarse algunas obras de ese estilo, por ejemplo, las de Renata Fučíková que, además, suele escribir los textos de sus propias obras. De hecho, Dagmar Chládková afirma que su sueño sería precisamente realizar en forma íntegra uno de esos libros álbum y, si bien ya tiene varias ideas en mente, aun no se decidió por ninguna.