“La iglesia, el fútbol y los prostíbulos son las tres pasiones uruguayas”
El documental ‘El Bella Vista’ vivió su estreno mundial en el festival de cine de Karlovy Vary, donde la naturalidad frente a las cámaras de sus protagonistas, vecinos de la pequeña ciudad uruguaya de Durazno, brilló por encima de la de muchos actores. La directora novel Alicia Cano habló para Radio Praga de esta historia real de monjas, travestis y machismo.
Su película cuenta un hecho real sobre las disputas alrededor de un pequeño local en el interior de Uruguay, que perteneció al equipo de fútbol Bella Vista, pero no el gran club que ganó el campeonato nacional en 1990, y habitual contendiente de la Copa Libertadores, sino uno de pueblo que se llama igual, cuenta la directora Alicia Cano.
“Esta es una historia en un pueblo del interior de Uruguay, o sea que es un club de fútbol del interior, que era de serie B, que nunca ascendió de categoría. Y bueno, después de perder el último partido pasó a la serie C, que ni siquiera existía como división. Entonces el club se disuelve y queda abandonado el local que ocupaban. Una mujer consigue la llave y lo convierte en un prostíbulo de travestis. El prostíbulo tuvo mucho éxito en el pueblo, se llenaba de autos, bicicletas, caballos, gente, gritos y bailes hasta que un día los vecinos, cansados, se empezaron a organizar para sacar de ahí a los travestis. Entonces, un ex directivo del club se pone a cargo para echarlos y hace un juicio inventando que quiere reabrir el club y echa de ahí a los travestis. Después instalan en el mismo lugar una iglesia católica, una capilla”.
Del devenir de ese edificio, la directora se enteró leyendo una noticia en un periódico conservador que celebraba que se hubiera echado a los travestis del club para abrir un lugar de culto, recuerda Alicia Cano.“Me enteré de esto a través de un artículo en un diario que decía: “Un prostíbulo es ahora lugar de rezos. Los vecinos estaban hartos de tantos gritos y decidieron hacer de la casa de citas, la casa de Dios”. Eso para mí ya fue noticia suficiente para ir a ver si era cierto. Allí me enteré de todo lo demás”.
Alicia Cano también proviene de una pequeña ciudad uruguaya, por lo que la forma de pensar y hacer de los protagonistas de esta historia le era muy cercana. ‘El Bella Vista’ reúne varios elementos primordiales para el país, considera.
“En Uruguay los lugares, en los pueblos de interior, para ir a descargar nuestras fantasías y pasiones son la iglesia, el fútbol y el prostíbulo. Para mí era muy curioso que estas tres instituciones estuvieran peleando además por un local minúsculo. Todos hablaban con una pasión del lugar como si hubiese sido lo mejor que les pasó en la vida. Y ese fue mi puntapié inicial para empezar a hacer la investigación de lo que terminó siendo esta película. El riesgo era convertirlo en una película anecdótica, porque los personajes son muy prototípicos, muy arquetípicos. Entonces era capaz de que quedar sólo en el cliché. Lo que traté de hacer fue buscar el lado luminoso de cada uno y entender las motivaciones profundas detrás de esta historia. Lo del lugar y las transformaciones es la excusa para hablar y hacer un mosaico de la sociedad contemporánea en Uruguay”.
Un documental diferente
La forma de contar la historia, con los vecinos, travestis y monjas recreando de nuevo todo el conflicto, no es desde luego la clásica de un documental, hasta el punto de hacer dudar al espectador de si lo que está viendo es realidad o ficción, así como los propios personajes.
“Son todos reales. De hecho, después de la proyección la gente decía: ‘¿Pero es documental? ¡Qué bien actúan!’. En realidad ellos también actúan de sí mismos, y esta forma nació justamente porque al conocerlos yo me sentaba con ellos, ellos se paraban y me empezaban a explicar, moviéndose, como eran las cosas. Son muy físicos en su forma, no son intelectuales que desarrollan mucho la palabra. Entonces me dije que la mejor manera de contar esta historia es poniéndola en escena, porque solo haciendo las entrevistas iba a quedar muy pobre con relación a las características intrínsecas de los personajes. Son personajes que siempre están actuando en la vida cotidiana, desde los travestis hasta el caudillo del pueblo”.
El documental comienza con el último partido del Bella Vista, o mejor dicho, el partido definitivo. Veinte años después de la desaparición del club, por iniciativa de Alicia Cano, los mismos futbolistas del fatal último encuentro volvieron al campo de juego. Para los jugadores del Bella Vista se convirtió en una cuestión de honor. Se emplearon a fondo para vengar una derrota que nunca reconocieron y que encima provocó el final del equipo.
Para la directora, fue una forma romántica de mostrar la implicación pasional de la gente de esa ciudad con su propia historia.
“¿Cómo cuento el fútbol cuando el club no existe desde hace 40 años? Entonces ahí lo que hice fue juntar a los ex jugadores, hoy panzones de 60 años, y les dije: ‘¿Se animan a jugar un partido?’. Y ellos: ‘¡Pero cómo no!’, y empezaron a sacar sus viejas camisetas y se emocionaban. Preguntaban: ‘¿En serio que vas hacer una película del Bella Vista?’. Nos esperábamos que vinieran 30 personas de hinchada, y… ¡1.500 personas cayeron a la cancha, con las banderas, los colores…! Fue como una cosa épica y se lo tomaron tan en serio que realmente jugaban a ganar, y finalmente ganaron. Yo creo que también el otro cuadro dijo: ‘Bueno, es la película del Bella Vista, vamos a darles la oportunidad de que ganen una vez’. Fue una tarde inolvidable realmente”.De todo el documental, solo una figura hubo de ser encarnada por otra persona. Se trata de Federico, que tras ir de juerga al burdel con un amigo, se enamora de uno de los travestis.
“La historia es toda real, pero el verdadero Federico claramente nunca iba aparecer en el film porque él ya desapareció, se borró, imagínate. Y encima quedar estigmatizado en el pueblo, si se borró justamente por los estigmas… Entonces lo que hicimos ahí fue que ella, de la gente que estaba recreando el prostíbulo, eligió a uno y le preguntó si se animaba a actuar de Federico. Eso se expone claro en la película: ella viene y le dice: ¿Te animas a hacer de Federico? Y a partir de ahí nace la ficción dentro del documental, pero para mí es 100% documental, tiene esta forma particular, pero es un documental”.
Los sorprendentes logros de 'El Bella Vista'
Aunque el estreno mundial de ‘El Bella Vista’ se produjo la semana pasada durante el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, lo cierto es que ya había sido proyectado una vez. Todo un evento acaecido hace dos meses en la plaza central de Durazno, cuenta Alicia Cano.“Fue impresionante, fueron 3.000 personas. Yo quería hacerlo fuera de la sede del club, con mi visión más romántica. Pero todos ellos, desde los travestis, la madame, hasta los del club de fútbol me dijeron que de ninguna manera, que había que hacerlo en la plaza central. Ellos querían su hora de protagonismo y a mí me pareció bien. Y bueno, fueron 3.000 personas que se quedaron hasta el final. Caían con las sillas, parados… y después fue impresionante todo lo que pasó”.
Lo que pasó es que todas las partes enfrentadas tomaron conciencia del problema pensando no solo en su postura, sino también en la de los otros, y se compadecieron, continúa la directora.
“Por primera vez el periódico local entrevistó a los travestis, hablando de la situación dura de lo que implica vivir en la calle, y de lo que implicó para ellos volver a ella con todas las inseguridades que conlleva. La vieja de la iglesia vino a decirme que no conocía la realidad de ellos, y les fue a pedir perdón, que ella no quería hacerles daño. También los travestis llegaron con sus mejores ropas, se sentaron delante, y ellos, que siempre se tienen que esconder durante el día, esa noche fueron figura. Y también fue precioso porque no hubo ni un grito, ni un desubicado. En definitiva, fue una noche de mucho respeto”.El retrato que hace ‘El Bella Vista’ es toda una reflexión sobre la sociedad actual, considera Cano.
“Es una película que de alguna manera pretende reflexionar sobre los prejuicios que todos tenemos, y también como todos de alguna manera somos responsables también de esos prejuicios. Por ejemplo, cuando el macho del pueblo, en un momento confiesa lo que le duele ser el machito, de alguna manera eso es un espejo que te devuelve y te dice: ‘Mira, cuando al macho del pueblo le duele, ¿qué sociedad estamos construyendo?”.
Los travestis del club Bella Vista de momento siguen en la calle, indica la realizadora. Sin embargo su historia ha viajado ya hasta muy lejos, al igual que ella misma, que ya ha llegado hasta Karlovy Vary, en la que es su primera experiencia como directora invitada en un festival.
“La verdad que nunca me imaginé que de aquel pueblito, y de aquel proyecto yo fuera a terminar en Karlovy Vary que ni sabia de su existencia cuando empecé a imaginarme esta película. Además es mi primera película, con lo cual es el primer festival al que vengo, todo es nuevo, lindo, y muy rica la cerveza”.Después de su paso por Karlovy Vary, ‘El Bella Vista’ será estrenada en los cines uruguayos en septiembre, además de ser presentada en un festival sobre diversidad sexual en Montevideo.