La actitud de Hungría de cara a Ucrania pone a tambalear el futuro del Grupo de Visegrado
Después de conocer el resultado de las elecciones húngaras, la senadora checa Miroslava Němcová dijo que Viktor Orbán y el grupo de Visegrado no comparten una visión común. Estas palabras vaticinan lo que puede ser el inicio del fin de la agrupación que integran Polonia, Eslovaquia, Hungría y Chequia.
El nuevo Gobierno checo, encabezado por el primer ministro Petr Fiala, mantiene relaciones estándar con su homólogo húngaro Viktor Orbán, que difieren mucho de los vínculos estrechos que mantuvo el antiguo jefe del gobierno Andrej Babiš.
El mensaje oficial de Praga ha sido bastante claro. La ministra Jana Černochová, rechazó participar en una reunión de ministros de Defensa convocada en Budapest antes de las elecciones, porque aquello podía ser interpretado como una muestra de respaldo al candidato Orbán, según dijo.
En su discurso, tras conocer su arrasadora victoria, Viktor Orbán dio a entender que mantendrá su actitud crítica contra la UE, una política que no desagrade a Moscú, al tiempo que arremetió contra el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
En un análisis para el podcast Vinohradská 12, de la Radio Checa, la experta de la Asociación para las Relaciones Internacionales, Pavlína Janebová, dijo que todo indica que Orbán intensificará sus declaraciones contra Bruselas y Kíev.
“Creo que las palabras de Orbán dejan claro que su retórica electoral seguirá dominando la política húngara. Sorprendió a todos aquellos que creían que después del triunfo electoral, optaría por un discurso más moderado. Ocurrió todo lo contrario, desafió a la UE e indicó que uno de los rivales en la contienda electoral fue el presidente de Ucrania”.
Tras el estallido de la agresión rusa contra Ucrania, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, representante de un país miembro de la UE y la OTAN, no se opuso a las sanciones contra Moscú, pero dejó claro que no enviaría ningún tipo de armas a Ucrania. Durante la campaña electoral insistió en que lo primordial es la seguridad de los húngaros y que aquella guerra no es su guerra, y que en caso de inmiscuirse no ganarían nada y perderían todo. Argumentó que un triunfo de la oposición significaría llevar el país a la guerra.
Los primeros ministros de Polonia y la República Checa viajaron a Kíev, para reunirse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, le expresaron solidaridad, el envío de armamento y ayuda humanitaria. De manera inequívoca expresaron de qué lado están, porque estiman que la agresión rusa amenaza a Europa, su libertad, seguridad y los principios democráticos.
A la hora de analizar la situación política de Hungría, la analista Janebová indicó que las elecciones demostraron que la apuesta política de Orbán sigue respondiendo a los intereses del electorado.
“Viktor Orbán se hizo famoso a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando promovió la salida de las tropas soviéticas de Hungría, como político liberal. Durante la década de 1990, entendió que ganaría más puntos en la política de su país a partir de una posición conservadora. Fue así como se convirtió en un promotor y defensor de los llamados valores nacionales de la familia tradicional”.
El triunfo de Orbán en las elecciones del domingo se presenta como una continuación de una la política de confrontación con Bruselas y de críticas contra Ucrania. El futuro del Grupo de Visegrado, en su versión de cuatro países, ha empezado a tambalearse según reconoció Janebová.
“Volviendo al Grupo de Visegrado, éste fue una plataforma clave para la política exterior y europea húngara, pero ahora vemos que Viktor Orbán, con su retórica, se está aislando. De seguro le ha quedado claro que después de que Polonia y la República Checa activaran su ayuda a Ucrania, por ejemplo, apoyando la concesión del estatus de candidato a la UE, Budapest no solo guarda silencio, sino que sigue criticando a los líderes ucranianos”.
El Grupo de Visegrado había sido, hasta hace poco, una herramienta útil para desarrollar buenas relaciones de vecindad entre Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia, pero desde antes de las elecciones húngaras se ha notado un claro desmoronamiento, especialmente por la actitud de Hungría de cara a Ucrania. La agresión rusa contra Ucrania se ha convertido en un punto de inflexión en el que se está rompiendo la relación tradicionalmente fuerte entre Polonia y Hungría, además de afectar los vínculos con Eslovaquia y Chequia.