Klaus: preferible visados a agentes de inmigración británicos en el país

Vaclav Klaus

La presencia de agentes de migración británicos en el aeropuerto internacional de Praga viola la soberanía del país. Con estas palabras, el presidente de la Cámara Baja checa, Václav Klaus, condenó ayer las medidas adoptadas por Praga y Londres de establecer controles en el terminal aéreo de Ruzyne a todos los pasajeros que viajen a Gran Bretaña. Con este procedimiento, las autoridades inglesas pretenden disminuir el número de solicitantes de asilo en el Reino Unido, mientras que la República Checa trata de evitar la aplicación de visados para sus ciudadanos.

Indignado, Václav Klaus calificó de discriminatorio el proceder de los agentes británicos en el aeropuerto de Praga. "Es inaceptable que Gran Bretaña trate de solucionar de esta manera sus problemas sociales y migratorios. Bajo esas condiciones, mejor aceptar la aplicación de visados," declaró ayer Klaus. Sin embargo, los más afectados serían en ese caso los viajeros checos, que deberían pagar cerca de dos mil coronas, es decir, unos 50 dólares, para obtener una visa para el Reino Unido.

El presidente de la Cámara Baja checa se suma al resto de políticos que rechazan la presencia de agentes británicos en el país; en días pasados este procedimiento fue criticado también por el presidente del Senado, Petr Pithart y por el ministro de Cultura Pavel Dostal.

Por su parte, fuentes diplomáticas británicas rechazaron las críticas de Václav Klaus. "Estas medidas no representan ningún tipo de discriminación racial," sostuvo Giles Portman, de la Embajada de Gran Bretaña en Praga, agregando que todos los pasajeros, gitanos y no gitanos, deben someterse a los mismos controles en el aeropuerto. Asimismo descarta el hecho de que el establecimiento de controles viole la soberanía del país. "Se trata de un acuerdo recíproco entre el Gobierno checo y las autoridades británicas," concluyó Portman.

En los últimos días los agentes de migración británicos impidieron abandonar el aeropuerto de Praga rumbo al Reino Unido, a unas cien personas, en la mayoría de los casos se trató de gitanos.