“Hoy, la literatura checa cuenta con muy buenos traductores al español”
Desde el año 2015, Cristian Cámara Outes viene traduciendo del ruso literatura y teoría. Pero luego de cursar un doctorado en Praga se empezó a interesar cada vez más por los autores checos. De hecho, durante todo el mes pasado, gracias a una beca del Centro Literario Checo, pudo dedicarse a trabajar en un proyecto que había dejado en el tintero: la traducción al español de una serie de textos filosóficos de su admirado Ladislav Klíma.
Cristian Cámara Outes, un madrileño de madre argentina que tiene doble nacionalidad, hizo la licenciatura en Teoría de la Literatura en la Universidad Complutense y quedó deslumbrado con la teoría literaria de los formalistas rusos, tema en el que luego se especializó durante una maestría en México.
En 2013 decidió ir hasta el fondo del asunto y vivió unos tres años en Rusia. En ese tiempo, además de perfeccionar el idioma, estuvo dando clases de literatura española durante tres años. Y al volver a España decidió ponerse a traducir esos textos de los cuales, en el mejor de los casos, existían solo versiones del francés, como sucede con el famoso volumen Teoría de la literatura de los formalistas rusos compilado por Tzvetan Todorov. Desde que en ediciones asimétricas le aceptaron su propuesta, ya lleva editados cuatro libros de traducciones propias de los formalistas rusos.
“Hemos sacado, entre ellos, una antología de Yuri Tiniánov, que para mí es una enorme satisfacción personal, con textos que no estaban traducidos al español y, en algunos casos, no estaban traducidos a ninguna lengua occidental, por ejemplo, ‘Sobre la parodia’, y ahora estamos por sacar una antología de textos de Viktor Shklovsky que se va a llamar ‘Escritos sobre arte y literatura’”.
Explica Outes que esa nueva selección de textos tiene la intención de hacer hincapié en la profunda relación entre el formalismo ruso y las vanguardias, acompañando, además, una tendencia relativamente nueva según la cual ese grupo no debería ser visto como un antecedente del estructuralismo sino que vale la pena analizarlo bajo los parámetros de su propio contexto. Sin embargo, la productiva relación de Outes con el ruso se vio interrumpida luego de una oferta que él consideró imposible de rechazar.
“Y me ofrecieron venir a Praga, a estudiar a la Universidad Carolina, con la beca que ofrece el gobierno checo para estudiar el doctorado, hacer una tesis en el departamento de Teoría de la Traducción y me sonó perfecto. La verdad que estoy muy contento y agradecido de haber tenido esa oportunidad. Me vine a Praga en septiembre de 2016 a hacer la tesis y estudiar el idioma”.
“Esa era mi idea ingenua y falsa: ahora que tengo el ruso, otro idioma eslavo me va a costar un cuarto del esfuerzo.
La tesis, que actualmente está a punto de defender, es sobre la influencia del formalismo ruso y el estructuralismo checo en la teoría de la traducción contemporánea. La idea es que algunos escritos de aquellos autores tienen mucho que ver con los conceptos actuales de la traducción, por ejemplo, en lo que respecta a términos hoy bastante en boga como originalidad y multiculturalismo.
Con respecto al idioma, Outes había estudiado algo de checo seis meses antes de llegar a Praga pero pronto se dio cuenta de que el desafío de aprenderlo como segunda lengua eslava podía llegar a ser un poco más complicado de lo que había creído.
“Esa era mi idea ingenua y falsa: ahora que tengo el ruso, otro idioma eslavo me va a costar un cuarto del esfuerzo. Pero, realmente, las interferencias han sido atroces. O sea: es la segunda lengua eslava que me humilla”.
Incluso tiene la sensación de que el checo le cuesta aún más que el ruso porque, en su opinión, tiene más excepciones y, a la vez, sus estructuras gramaticales son mucho menos flexibles. En cuanto a su trabajo como traductor se siente también más cómodo con el ruso, algo que viene haciendo desde el año 2015. Pero aunque traducir textos del checo le demanda más tiempo y energía buscando, por ejemplo, el significado de numerosas palabras también le gusta el desafío. Además, gracias a la residencia del Centro Literario Checo para traductores en el piso del famoso escritor de cómic Jaroslav Foglar, pudo avanzar con su idea de llevar al español una serie de textos filosóficos del autor checo Ladislav Klíma.
“Yo tengo la fortuna de traducir lo que quiero porque no es donde está el dinero. Ladislav Klíma también fue un proyecto personal que me gustaba. Escuché sobre esta residencia en el piso de Foglar del Centro Literario Checo, me presenté sin demasiadas pretensiones y no pensaba que me la fueran a dar. Pero meses después me contactaron para preguntarme si estaba interesado en venir a Praga a pasar un mes con la traducción y desempolvé el proyecto. Tenía la bibliografía más o menos preparada y he empezado a traducir a Klímaquince días antes de venir a Praga, es un proyecto que estoy haciendo gracias a esta beca”.
Cristian Cámara Outes celebra el hecho de que, desde hace algunos años, la literatura checa empezó a ganar mucho más terreno a nivel internacional. Y eso se debe, en parte, al gran trabajo que vienen realizando traductores ya muy experimentados. Sin embargo, la literatura checa es tan rica que siempre ofrece más oportunidades. En ese sentido, le pareció una buena idea trabajar con Ladislav Klíma, un autor por el que siente especial debilidad y del que considera que aún queda mucho por traducir.
“El motivo fue que me volvió loco: hay muchos autores checos traducidos de esa época, finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y hoy la literatura checa está bastante bien traducida al español y hay buenos traductores. Una primera fase ya está hecha con autores muy imprescindibles como Kundera, Hrabal, Ota Pavel, Čapek y Vančura. La segunda fase sería traducir a autores no tan conocidos pero muy interesantes desde el punto de vista del proceso literario centroeuropeo”.
Explica Outes que Klíma es un autor muy influenciado por filósofos como Nietzsche y Schopenhauer, algo que se ve en muchas de sus obras. Afirma que ya existe una novela de él traducida al español por Patricia Gonzalo de Jesús y adelanta que su proyecto consiste en armar una antología en español de sus textos filosóficos más representativos. Pero además Outes reconoce que Klíma le interesa también porque es un escritor raro, en el sentido que le daba a ese término Rubén Darío.
“Él nace en 1878 y, tanto en su vida como en sus novelas y en su producción filosófica, queda muy clavado en la estética del decadentismo, en la estética de fin de siglo. Es un caso muy interesante de escritor fuera de su tiempo, epígono, porque su primer libro de 1905 coincide con los parámetros de la época, pero después él se queda escribiendo obras similares mientras que la literatura checa cambia completamente”.
Además de sus temáticas inusuales, Cristian Cámara Outes destaca que la de Ladislav Klíma es la típica biografía del artista maldito, un rebelde que se opuso, de manera casi teatral, a cualquier tipo de convención. En ese sentido, asegura que lo tiene todo: fue alcohólico, místico, tuberculoso, murió arruinado y al margen de la sociedad. Y eso a él le parece irresistible.