Hace 120 años nació Franz Kafka
Su cara con una profunda mirada se convirtió en uno de los símbolos de Praga. Él deseaba que su obra fuera destruida después de su muerte. No ocurrió, y Franz Kafka es hoy en día uno de los más famosos escritores del mundo. Este jueves conmemoramos el 120 aniversario de su nacimiento.
La ideología comunista checoslovaca rechazaba la obra de Kafka señalándola como decadente y pesimista. Antes de producirse los cambios democráticos a principios de los años 90 sólo algunos estudiantes checos conocían al autor de La Metamorfosis, El Castillo y El Proceso.
Reintegrar el fenómeno de la literatura judío-alemana de Praga a la cultura checa no se ha logrado hasta hoy día, opina Josef Cermák, traductor y conocedor de la obra de Franz Kafka.
"¡Es una gran lástima! El nacionalismo creó un muro entre los mundos checo y alemán de Praga. La ocupación del país por los nazis y el antisemitismo lo acentuaron aún más. Los 42 años de silencio en torno a Kafka durante el régimen comunista fueron interrumpidos sólo en los años 60 cuando los marxistas liberales trataron de quitarle el anatema al escritor. Superar las barreras que surgieron en el pasado requerirá tiempo, paciencia y mucho esfuerzo", apunta Cermak.
Como desde una isla solitaria observaban los escritores alemanes de Praga la ciudad que en sus ojos aparecía misteriosa e impenetrable en su belleza extraordinaria. Franz Kafka era como un puente entre las tres culturas que se cruzaban en el corazón de Europa: la checa, la alemana y la judía. Estaba fascinado por lo checo, y por el idioma cuya musicalidad admiraba y que dominaba, aunque no lo usaba al escribir.
El destino y la historia le atribuyeron la imagen de místico y distante a la realidad. No era así. Franz Kafka era una persona alegre y abierta, y el que quiera convencerse de ello puede visitar la exposición "Las fábricas de Kafka", instalada hasta el 27 de julio en el monasterio de Strahov en Praga.