Greenpeace denuncia la política medioambiental de la “República ČEZca”

Foto: ČTK

Tres activistas de Greenpeace lograron encaramarse a la sede del Gobierno checo en Praga el lunes para protestar por el plan aprobado de modernización de la central eléctrica de Prunéřov. Según los ecologistas, las decisiones en el país las toma la compañía energética ČEZ.

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Cuatro personas y una camioneta con una grúa. Si algo demostraron los activistas de Greenpeace con su protesta del lunes, además de su descontento con la política en materia de ecología del Gobierno, es que es fácil sabotear un Consejo de Ministros en Chequia. Eso tuvo que ser lo que pensara el ministro de Interior, Martin Pecina, que junto al primer ministro, Jan Fischer, y el ministro de Finanzas, Eduard Janota, se vieron obligados a detener la rueda de prensa que ofrecían cuando aparecieron los ecologistas sobre sus cabezas. En adelante, será complicado que se repitan capítulos así, según las declaraciones de Pecina.

“En gran parte esto es culpa mía porque yo estaba en contra de que se cerrara por completo el tráfico en las calles adyacentes a la sede del Gobierno durante las reuniones del Gabinete. Habrá que cortar el tráfico, parece inevitable”.

Pero sobre el motivo de la protesta, los tres representantes del Gobierno evitaron dar explicación alguna. La semana pasada, la nueva ministra de Medio Ambiente, Rut Bízková, aprobaba el plan de modernización de la central eléctrica de Prunéřov II, que tanta polémica ha levantado en los últimos tiempos. Los ecologistas lo consideran insuficiente si lo que se quiere es mejorar las condiciones medioambientales en la región de Ústí nad Labem.

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Pero el Gobierno prefirió afrontar la dimisión de sus ministros presentados por el Partido de los Verdes, y que esa formación les retirara su apoyo, antes que frenar el plan presentado por la compañía energética ČEZ. La influencia que parece tener esa empresa para las decisiones del Gabinete de Fischer es precisamente lo que criticaban las pancartas que los activistas lograron colgar del tejado de la Academia de Strakov, sede del Gobierno. “Bienvenidos a la República ČEZca” rezaba el cartel en grandes letras. Además, una bandera checa con el logo de la misma empresa por escudo no llegó a ser desplegada en la media hora que los activistas tardaron en ser detenidos por la Policía, que tras algunas horas en comisaría fueron puestos en libertad.