Ferrovial quiere hacerse fuerte en Chequia
La multinacional de origen español muestra interés en el proyecto de la autopista D35, entre Hradec Králové y Olomouc.
Ferrovial, multinacional que opera en el sector de las infraestructuras de transporte, busca hacerse un hueco en el mercado checo. Así, según reportó recientemente el portal ElEconomista.es, la compañía lleva tiempo ofertando para hacerse con la concesión de alguno de los proyectos que se desarrollarán próximamente en el país.
En esta línea, y según el citado medio, el grupo dirigido por Rafael del Pino e Ignacio Madridejos está conformando un consorcio para pujar por el proyecto de colaboración público-privada de construcción y explotación de la autopista D35, con un valor estimado de 1.350 millones de euros.
El proyecto de esta D35 contempla la ejecución de los dos tramos restantes para completar la infraestructura entre Hradec Králové y Olomouc, al este de la capital. El contrato incluirá los tramos entre Opatovec y Staré Mesto, de 16,6 kilómetros de longitud, y entre Staré Mesto y Mohelnice, de 18,2 km. Se prevé, además, que los trazados incluyan dos túneles; el de Dětřichov, de 4 km, y el de Maletín, de 1,3 km.
Este movimiento reafirmaría aún más la importancia de Chequia en la estrategia de expansión de la firma en Europa Central. A través de su filial polaca Budimex, la empresa ya ha obtenido lucrativos contratos en Alemania o Eslovaquia. Incluso, recientemente, fue seleccionada su propuesta para la construcción de un tramo de 7,6 kilómetros, precisamente, de la autopista D35 entre las localidades Džbánov y Litomyšl. El contrato ascendió a unos 140,5 millones de euros.
La fuerte apuesta de Ferrovial aumentará aún más la competencia en un sector donde ya existen empresas españolas instaladas desde hace tiempo. Es el caso de ACS, propiedad del multimillonario Florentino Pérez, a través de su filial germana Hochtief, o OHLA.
Fundada en la década de los 50 y con más de 60.000 empleados, Ferrovial protagonizó una sonada polémica cuando anunció el pasado febrero su decisión de trasladar su sede social de España a Países Bajos. El movimiento le granjeó críticas del propio Gobierno español.