Fábrica de loza fina de Týnec

Plato de loza de de Tynec, 1830-1866

En esta edición les hablaremos, a petición de uno de nuestros oyentes, sobre la fábrica de loza fina de Týnec nad Sázavou. Su surgimiento está relacionado con el extraordinario auge de la industria cerámica que se registró en toda Europa a finales del siglo 18 y en la primera mitad del siglo 19.

En la segunda mitad del siglo 18, se utilizaba en Bohemia loza fina importada sobre todo de Inglaterra. Después de 1793 ello cambió: en Praga y en Týnec nad Sázavou, al este de la capital checa, surgieron casi simultáneamente fábricas de loza fina.

Las condiciones eran favorables para ambas empresas. Todo auguraba que serían prósperas y que los clientes no faltarían. La moda imponía que las familias utilizasen en la mesa vajilla de loza fina que imitase la cara porcelana, usada por la nobleza.

También se hacían oír las voces de científicos y médicos quiénes advertían que la vajilla de estaño, utilizada hasta entonces, era impropia y hasta dañina para la salud.

La fábrica de loza fina de Týnec fue fundada por el conde de Vrtba, dueño del extenso feudo de Konopiste. El empresario aristocrático decidió transformar en fábrica el viejo castillo de Týnec y destinó para la producción también una rotonda románica y una torre medieval en cuyos recintos se molían materias primas para el vidriado. Para triturar el material era utilizada la fuerza hidráulica en un molino al pie del castillo.

La loza fina de Týnec alcanzó después del año 1800 tal perfección que holgadamente podía hacer frente a la competencia y por su acabado no se quedaba atrás de la loza inglesa.

En Týnec se fabricaban no sólo objetos utilitarios sino también piezas decorativas, como estatuillas, bustos y jarrones. Muy interesante es la estatuilla de San Juan Nepomuceno que refleja todavía el sentir barroco, obra del modelador Jan Votýpka que llegara a Týnec desde la fábrica de loza en Praga, atraído por la posibilidad de ganar más.

También merece ser mencionado el busto del conde Vrtba, dueño de la fábrica de Týnec, y las primorosas estatuillas de Adán y Eva, de Venus y Amor, así como de la diosa griega de la salud, Higeia. Los esbeltos jarrones cuya silueta recuerda las piezas cerámicas de la Antigüedad, cautivan por su hermosa decoración sobre un vidriado amarillo.

Cosechaban un enorme éxito asimismo los juegos de almuerzo y de café decorados por impresión con plancha de cobre. La decoración consistía en grabados de palacios checos y de escenas alegóricas y mitológicas.

Muy solicitada era también la loza decorada con motivos pintados. En Týnec fabricaban platos decorados con magníficas naturalezas muertas de frutas, y piezas adornadas con escenas galantes, representaciones de cacerías y paisajes.

El fundador de la fábrica de Týnec, el conde de Vrtba, falleció soltero y sin descendencia en 1830. Heredó su feudo el príncipe de Lobkovic que se empeñó en mantener la calidad de la producción y en buscar nuevos mercados. En la era Lobkovic, las piezas de loza de la fábrica de Týnec se decoraban con románticas escenas inspiradas por la historia así como por populares novelas y dramas. Un género a parte son platos con decoración plástica en el fondo y cestitos, platos y jarrones decorados a modo de encaje.

Sin embargo, la competencia con la porcelana era cada vez más reñida. Además, en los hornos de la fábrica de Týnec empezó a quemarse carbón en vez de la madera, y ello encareció la producción. Con el fin de abaratar los costos, en Týnec pasaron a fabricar una loza menos decorada, pero la medida no dio resultado. En 1866 la fábrica cerró para siempre sus puertas.