Los tulipanes holandeses provienen del Castillo de Praga

Jardín Real del Castillo de Praga, foto: Štěpánka Budková

En esta ocasión les daremos a conocer en este espacio la historia del Jardín Real, que desde el punto de vista histórico es el más valioso jardín de los seis en total que rodean la extensa zona del Castillo de Praga.

Palacete Belvedere en el Jardín Real del Castillo de Praga,  foto: Štěpánka Budková
El Jardín Real fue fundado en el año 1534 por orden del rey Fernando I de Habsburgo, quien frecuentemente visitaba Praga acompañado de su esposa Ana Jagellón. Por ello también querían transformar el Castillo de Praga en una moderna residencia real, rodeada de verdor.

Fernando I compró paulatinamente de sus antiguos propietarios los viñedos situados al norte del castillo junto al arroyo de Brusnice. En el lugar comenzó a ser edificado un jardín renacentista, el primero al norte de los Alpes en ese estilo, que más tarde llegaría a tener amplia fama por las especies de plantas raras que se cultivaban en él y que eran traídas desde tierras lejanas.

El soberano también mandó a construir en el jardín el Palacete Belvedere, llamado también Palacete de la Reina Ana, ya que Fernando se lo regaló a su esposa, a quien amaba mucho. El palacete, naturalmente, es asimismo de estilo renacentista y hay frente a él una fuente de agua de mediados del siglo XVI, la llamada Fuente Cantarina. Su nombre se debe al sonido de las gotas de agua que caen en ella.

La obra de Tomáš Jaroš, según el proyecto del italiano Francesco Terzio, es de bronce y una antigua leyenda nacional narra que el sonido que emiten las gotas es el llanto del alma de un hada buena encerrada en el metal por no haber obedecido las órdenes de unos malvados.

Asimismo se dice que quien detecta en el sonido de las gotas el de las campanas de boda se casará en menos de un año.

En el Jardín Real hay también otro edificio renacentista, la llamada Gran Sala de Juegos de Pelota, cuyo autor es Bonifác Wohlmut, en la que antaño la nobleza practicaba un deporte semejante al tenis.

El cultivo de tulipanes en Europa comenzó en el Castillo de Praga

Y fue también Fernando I quien comenzó a cultivar en el Jardín Real los primeros tulipanes en Europa, según afirma el historiador František Kadlec, de la Administración del Castillo de Praga.

František Kadlec,  foto: Jan Sklenář
“Los tulipanes son un fenómeno del Jardín Real y, por ende, del Castillo de Praga. Cuando en 1534 el rey Fernando I de Habsburgo fundó en el Castillo de Praga el jardín renacentista, quería que fuese algo realmente extraordinario. Fernando envió al educador de sus hijos como emisario a visitar al sultán otomano y éste le envió de regalo unas cuantas cebollitas de tulipanes. Esa flor hasta entonces era desconocida aquí en Europa. Los tulipanes provienen de Asia, pero gracias al regalo del sultán, fueron plantados en el Jardín Real en Praga. Cuando en 1554 florecieron por primera vez, en el Castillo de Praga fueron considerados como la octava maravilla del mundo.”

La primera vez florecieron tulipanes de color rojo, blanco y amarillo, considerados como las más bellas flores del mundo, pero cuando al año siguiente se mezclaron entre sí y aparecieron flores de otros colores, se creía que los tulipanes eran un milagro, indica František Kadlec.

Foto ilustrativa: Kristýna Maková
”De aquí, del Castillo de Praga, los tulipanes fueron enviados a otros lugares y, en forma de regalo o venta, llegaron a varias cortes europeas, entre ellas a la de los Países Bajos. Y aunque a Holanda se le conoce en el mundo como ‘El país de los tulipanes’, o ‘La cuna de los tulipanes’, lo cierto es que a esa ‘cuna’ llegaron desde Praga, desde el Jardín Real. Aunque claro está, en Holanda llevaron más tarde el cultivo de los tulipanes a la perfección y la flor se transformó en un artículo de gran valor. Es sabido por ejemplo que a mediados del siglo XVII, por cinco cebollitas de tulipanes en Ámsterdam era posible comprar una casa”.

En recuerdo a esos acontecimientos históricos, cada año los jardineros del Castillo de Praga siembran en el Jardín Real cebollas de tulipanes.

Foto ilustrativa: Kristýna Maková
Resulta curioso que tampoco la reina Beatriz de Holanda conocía la historia de los tulipanes europeos y cuando a comienzos de los años 90, durante la presidencia de Václav Havel visitó Praga, y se la contaron, quedó muy sorprendida. La reina vio que los sirvientes llevaban de adorno en sus vestimentas un tulipán blanco y comentó que esas flores provenían de su país. Entonces se le dijo que no era así, sino al contrario, que a Holanda llegaron de los territorios checos.

En el Jardín Real cultivaban plantas tropicales y subtropicales

Además de los tulipanes, durante el reinado de Fernando I y más tarde también, en el Jardín Real se cultivaban lilas, narcisos, jacintos, la mandrágora y el árbol de gingko.

Y en los invernaderos del Jardín Real, ubicados allí tiempo después, además de limoneros, naranjos, almendros y albaricoqueros, crecieron por primera vez en Praga unas higueras, cuya tradición se conserva hasta el presente, según comenta el historiador František Kadlec.

Jardín Real del Castillo de Praga,  foto: Štěpánka Budková
”El cultivo de higos en el Castillo de Praga tiene una tradición bastante larga, data del siglo XVI. Los higos eran cultivados con éxito, pero durante el invierno era necesario protegerlos ante el frío y las heladas. Pero llegó el comienzo del siglo XX y todo cambió. En julio de 1914 se inició la Primera Guerra Mundial y los agitados sucesos en aquellos tiempos tuvieron como resultado que los jardineros del Castillo de Praga se olvidaron de proteger las plantas tropicales del frío y estas perecieron”.

Siguió un largo período en que los árboles tropicales, entre ellos las higueras, dejaron de cultivarse en el Jardín Real del Castillo de Praga y fue hasta en el año 2000 que los invernaderos locales pasaron por una amplia reconstrucción y fueron renovadas en ellos las plantaciones de árboles tropicales y subtropicales, incluidas las higueras. Los nuevos árboles fueron trasladados al lugar desde el Jardín de Valenstein y desde entonces las higueras siguen allí.

El primer Jardín Zoológico en las Tierras Checas se encontraba en el Castillo de Praga

Otro capítulo de la historia del Jardín Real en el Castillo de Praga es la existencia en él del primer Jardín Zoológico en las Tierras Checas, dice František Kadlec.

Castillo de Praga,  foto: © City of Prague
”En el lugar donde se encuentra el Jardín Real, existía ya desde los tiempos del emperador Carlos IV, o sea en el siglo XIV, una casa de fieras, donde se criaban animales que eran muy exóticos para el centro de Europa. Frecuentemente se trataba de animales que aparecían en los escudos de los aristócratas, como lobos y osos. En el siglo XVI, durante el reinado de Rodolfo II de Habsburgo, este soberano amplió mucho más este primer Zoológico en las Tierras Checas. Y apareció en él un león que le fue regalado por el sultán otomano Solimán. El león se llamaba Mohammed”.

Rodolfo criaba también leopardos, panteras y osos que vivían libremente en el llamado Foso de los Ciervos, que hasta hoy forma parte de los parques y jardines que rodean el Castillo de Praga.

Pero volvamos a la historia del león Mohammed, animal predilecto de Rodolfo II, como afirma František Kadlec.

František Kadlec,  foto: Tomáš Adamec
”La presencia del león en el Castillo de Praga tenía su fundamento lógico, ya que en el escudo checo figura un león. Además, el astrólogo de Rodolfo II, Tycho Brahe le predijo al soberano que su destino estaba estrechamente ligado al de un león. El emperador creía en las estrellas y también en la magia y cuidaba mucho de su león. Incluso le encargó a una empleada, de nombre Laurentina, que cuidara del animal. Esa era la única tarea de la muchacha y la cumplía con gran esmero. Lo cierto es que lo que predijo Tycho Brahe llegó a cumplirse. El 12 de enero de 1612 falleció el emperador Rodolfo II y solo unos días después el león Mohammed”.

Durante el reinado del hermano de Rodolfo, Matías, quien trasladó su sede a Viena, el zoológico en el Jardín Real, en las inmediaciones del Castillo de Praga perdió su significado y después de morir paulatinamente los animales que se criaban en él, dejó de existir.

Y esa parte de la historia del lugar la recuerda hasta el presente sólo su nombre, El Patio de los Leones.