El Tratado de Múnich, un héroe casi olvidado y las mujeres en la política
La prueba de la traición, del desamparo, así se podría llamar a la copia del documento que casi 70 años después de su firma los checos pueden ver: el Tratado de Múnich.
Para Checoslovaquia significó una desilusión total. El 29 de septiembre de 1938 sus aliados Gran Bretaña y Francia suscribieron en la ciudad bávara de Múnich con la Alemania nazi y la Italia fascista el acuerdo a raíz del cual la joven República checoslovaca perdió una tercera parte de su territorio, el 40 por ciento de su industria y casi cinco millones de habitantes. En las negociaciones no participó ningún representante checo.
Este martes, el presidente del Senado checo, Přemysl Sobotka, recibió del director del Instituto Histórico Militar, Aleš Knížek, una copia fiel del Tratado de Múnich. “Queremos recordar ese acontecimiento con el cual se le derrumbó a Checoslovaquia el mundo. El documento será expuesto en el palacio Kolovrat, en que sesionaba el gobierno de la primera República Checoslovaca antes de la Segunda Guerra Mundial, así como el posterior gobierno del Protectorado de Bohemia y Moravia”, dijo Sobotka. En el salón Verde del palacio Kolovrat, al lado de la actual sede de la Cámara Alta checa, los ministros checoslovacos esperaban en 1938 los resultados de las negociaciones en Múnich. Desde entonces se usa el dicho «acerca de nosotros, pero sin nosotros». El gobierno checoslovaco nunca obtuvo el documento, llegó únicamente una lista de las exigencias que debía cumplir. A partir del 28 de octubre, día del 90 aniversario del surgimiento del Estado checoslovaco independiente, el Tratado de Múnich será presentado en una exposición en el Museo Nacional, dedicada al período de la primera República entre 1918 y 1938, apuntó Aleš Knížek. “Deseamos para la exposición el original del Tratado de Múnich, pero hasta el momento el archivo alemán no nos lo quiere prestar”, indicó Knížek.
En caso de buscar el nombre de Jan Jelínek en los libros de historia o en sitios Internet probablemente no encontremos información alguna. Algunos le llaman el “Oscar Schindler checo” porque al igual que este, quizá un tanto controversial personaje, Jan Jelínek salvó la vida a decenas de personas durante la Segunda Guerra Mundial.
Jan Jelínek, de 96 años de edad, por poco pasa desapercibido, pudo engrosar las filas de los héroes olvidados, cosa que a él personalmente no le hubiera molestado. En los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial, Jelínek fue predicador evangélico en Volinia, entonces territorio polaco; después se alistó en el Ejército Checoslovaco con un único objetivo: ayudar al prójimo. En Volinia la guerra escribió uno de sus capítulos más complicados. La región fue arrasada por los nazis, al tiempo que en el lugar se protagonizaron cruentas batallas entre polacos, judíos y los nacionalistas ucranianos liderados por Stepan Bandera, que luchaban contra nazis y soviéticos a la vez. El jefe del Estado Mayor el Ejército checo, Vlastimil Picek, entregó este martes una plaqueta de honor a Jan Jelínek como reconocimiento a su heroísmo y ayuda desinteresada a los más necesitados durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Jan Jelínek salvó la vida a unas cincuenta personas, indiferentemente de si se tratara de judíos, polacos, ucranianos o de miembros del movimiento nacionalista. “Los ocultaba en los establos, donde había una especie de bunker. En ese lugar vivían, se sentían protegidos, de lo contrarío sabían que algo les podía pasar”, recordó Jelínek. El predicador prestó asilo y refugio a hombres, mujeres a familias completas. En determinado momento se encontraban en el mismo lugar enemigos declarados, que al final de cuentas eran todos víctimas de la guerra.
La participación de la mujer en la política checa sigue siendo insuficiente y es inferior al promedio mundial. Un reciente estudio de la asociación cívica Foro 50 por ciento, reveló que la República Checa ocupa el lugar 74 en el mundo, situándose tras Zimbabwe y Turkmenistán.
En Europa las mujeres representan aproximadamente el 20 por ciento de los miembros del poder legislativo y en los países escandinavos incluso un 39 por ciento. En la política checa, no obstante, sigue habiendo pocas mujeres. En la Cámara Baja hay sólo un 15 por ciento de representantes del sexo femenino y en el Senado un 13 por ciento, según un reciente estudio de la asociación Foro 50 por ciento que analiza la situación de la mujer en la política checa. La peor postura frente al tema la adopta el democristiano Partido Popular, a pesar de que las mujeres forman más del 50 por ciento de sus miembros, indicó Marie Jílková de la Asociación de Mujeres de esa formación. “El democristiano Partido Popular suele nominar a unas 10 mujeres como máximo para las elecciones a todos los niveles y eso es muy poco. En esa situación es difícil que las mujeres de este partido integren el parlamento y ocupen cargos en las alcaldías regionales y locales”, dijo Jílková. Semejante es el caso del Partido Cívico Democrático. Mientras tanto, la socialdemocracia y los comunistas tratan de elevar la participación de la mujer en la política por medio de la aplicación de cuotas para su nominación a cargos políticos. En el Partido de los Verdes, a su vez, uno de cada tres candidatos a cargos políticos debe ser de sexo femenino.
Una nueva receta contra la violencia en los estadios fue presentada por el ministro del Interior, Ivan Langer, pero resulta muy prematuro pronosticar los resultados de la campaña que tendrá que probarse en un encuentro de riesgo de la liga de fútbol nacional.
El manual llamado Seguridad en contiendas deportivas incluye un resumen de los derechos y las obligaciones de los organizadores de los partidos deportivos, según resaltó el ministro del Interior, Ivan Langer. “Hemos confeccionado un ‘libro de recetas’ para desarraigar la violencia de los estadios de fútbol, que todos solicitaban. Ahora es importante aprovecharlo y ‘cocinar’ según el mismo”. El Ministerio del Interior insiste en que el organizador del partido debe tener plena responsabilidad por la seguridad en los estadios. La policía debería intervenir sólo en última instancia, cuando el organizador no sea capaz de asegurar el orden. Además, el documento hace hincapié en la implementación de medidas preventivas, como por ejemplo, la creación de un registro de hinchas violentos que tendrían prohibido el paso en los estadios, según destacó el gerente de seguridad de la Asociación Checo-Morava de Fútbol, Miroslav Platil. “Sería idóneo no tener que expulsar a los hinchas violentos de las gradas, sino impedirles entrar en los estadios. Ése es el deber primordial que deben aprender y aplicar los organizadores de los partidos de fútbol”.