El superimpuesto, la mayor reforma fiscal de los últimos 20 años
El sistema fiscal de la República Checa sufrirá la reforma más radical de los últimos 20 años. Una única tasa concentrará el impuesto sobre la renta y los pagos a la seguridad social. Además, se suprimirá la mayoría de las excepciones fiscales.
La principal novedad será la unificación de los pagos a la seguridad social con el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Hasta ahora los checos tributan el 15 por ciento de su sueldo superbruto, independientemente del nivel de ingresos. Los empleados además deben pagar el 34 por ciento de su salario bruto a la seguridad social. Si estas dos tasas se unen el resultado sería un superimpuesto del 38,5 por ciento sobre el sueldo superbruto.
No significaría pagar más, sino pagarlo todo en una única declaración de la renta. Por otra parte, el seguro médico seguiría abonándose aparte, con la posibilidad de elegir aseguradora, como sucede actualmente.
Los expertos han aplaudido la iniciativa, entre ellos el analista económico de la asesoría Patria Direct, David Marek.“La unión de estos dos pagos tiene sentido porque la seguridad social hoy en día es realmente un impuesto directo, solo un acompañante del impuesto sobre la renta. La medida tendrá efectos positivos en las empresas, ya que se reducirá el trabajo administrativo, y para las oficinas financieras del Estado, que lo tendrán todo más sencillo”.
De hecho la complejidad del sistema fiscal checo suele aparecer en las encuestas como uno de los principales impedimentos a la actividad empresarial en el país. Asimismo, se calcula que así la burocracia estatal podría reducirse en varios miles de personas, al reducirse todo a un único trámite.
La reforma de Janota cuenta también con la eliminación de la mayor parte de las excepciones fiscales que contempla la legislación checa. De 118 se pasaría a solo 40, con lo que quedarían sin rebaja algunos conceptos, como las ganancias obtenidas en la lotería o ciertas ventajas que las empresas ofrecen a los empleados, como vales de comida o de transporte público.
Precisamente, mientras que el superimpuesto ha sido aceptado por los partidos políticos, las excepciones han generado cierto escepticismo y ya han empezado a ser tema de debate. Los socialdemócratas, por ejemplo, no aceptaran que con la simplificación del modelo solo salgan perjudicados los trabajadores.