El primer transexual de la historia es descubierto en Praga
Arqueólogos checos dieron con un hallazgo único en una excavación en el barrio praguense de Bubeneč: un hombre de la Edad del Cobre enterrado como una mujer. Los expertos aseguran que no es un error o una casualidad, tenía que tratarse de un homosexual, o más probablemente, un transexual.
Kamila Remišová Věšínová, de la Sociedad Arqueológica Checa, responsable de la excavación, considera que todos estos elementos claramente hacen referencia a la orientación sexual de aquella persona.
“Nuestra interpretación es que se trataba de una persona del llamado tercer sexo, esto es, de un transexual, de un homosexual, o de alguien con una identidad interior distinta a la corriente. En la cultura de la Cerámica Cordada, los hombres eran sepultados tumbados sobre su lado derecho, mirando al oeste, y las mujeres, sobre su lado izquierdo mirando al este. Este hallazgo es único porque se trata de un hombre colocado en posición femenina y sin los objetos habituales que colocaban para hombres, sino los de las mujeres”.El culto a la muerte de aquellas culturas prehistóricas, descarta la posibilidad de un error o de una relajación en las costumbres de los ritos funerarios al uso, según asegura la arqueóloga Kamila Remišová Věšínová.
“En culturas en las que había reglas tan estrictas para los enterramientos, como sucedía en esta, la de la Cerámica Cordada en la Edad del Cobre, es muy improbable que alguien se equivocara en esto. No enterrarían a alguien de forma distinta porque sí y no le dieran importancia. Cualquier variación tiene un sentido cultural”.Las excavaciones dan constancia de dos asentamientos prehistóricos en la futura urbe de Praga. El más antiguo es de la Edad del Cobre, entre el 2.800 y el 2.500 antes de nuestra era, pero la mayor parte de los hallazgos, más de 200, datan de la Edad del Bronce, entre el 1.500 y el 1.300 antes de Cristo, pertenecientes a la cultura de las Tumbas del Danubio Central.
El hallazgo de los arqueólogos checos, como cuenta Remišová Věšínová, es único, ya que no existen casos similares cerca de Praga, ni son frecuentes en el resto del mundo. Pero sí recuerda al de otras figuras existentes en sociedades prehistóricas con una sexualidad fuera de la habitual.“Explicaciones históricas hay pocas. Pero sí etnológicas. Hay hallazgos arqueológicos, por ejemplo de chamanes siberianos. Ya en tiempos mesolíticos, 9.000 años antes de nuestra era. Estos chamanes tenían que adoptar la identidad sexual contraria para realizar bien su cometido. Esa consideración era para toda la vida y para después de la muerte. Pero los chamanes eran enterrados con unos objetos muy característicos y especiales, mientras que aquí son muy simples, muy corrientes”.
Sigue contando la arqueóloga, que la transexualidad ha estado presente siempre en las sociedades.“Según las fuentes etnológicas, culturales y arqueológicas es evidente que en todas las culturas existían individuos del conocido en antropología como tercer género. No eran hombres ni mujeres. Eran sobre todo transexuales. Hay muchos ejemplos en diferentes culturas. La sociedad no los quería integrar, por lo que vivían al margen, pero tenían un status especial. A veces tenían que vivir en los límites del poblado, o a veces en el centro, como en comunidades indias norteamericanas, donde eran incluso miembros muy apreciados y realizaban ocupaciones tanto de mujeres como de hombres, aunque en su mayoría eran mujeres”.
Un ejemplo poco conocido de transexualidad plenamente aceptada de forma tradicional en una sociedad rural y fuertemente conservadora existe todavía en Europa. Aún hoy día, en las montañas del norte de Albania, quedan algunas de las “vírgenes juradas”, de avanzada edad. Desde tiempos remotos, mujeres o adolescentes adoptaban el aspecto, el papel y los privilegios de un hombre en una comunidad con un código extremadamente patriarcal cuando una familia se quedaba sin varones. La condición es que nunca podrían casarse. Un caso, actual aún, de gran valor antropológico, que cuando haya desaparecido, no dejará tras de sí la larga lista de incógnitas y misterios que envuelven el hallazgo en Chequia de este “proto-praguense” del que nunca sabremos bien por qué fue enterrado como una mujer, si era un hombre.