El políglota checo Filip Noubel y sus consejos para aprender idiomas
De madre checa y padre francés, el traductor y periodista Filip Noubel estuvo desde niño en contacto con distintos idiomas que luego continuaría aprendiendo por puro gusto. En esta entrevista, uno de los políglotas más interesantes de República Checa nos cuenta cuáles son, en su opinión, las lenguas más hermosas del mundo y hasta comparte algunas claves para aprenderlas sin desfallecer en el intento.
“El español lo hablo muy mal pero soy fan de ese idioma por Pedro Almodóvar”.
Son muchísimos y están casi a la vista. Apenas unos pocos días de viaje a ciudades como Praga alcanzan para comprobar la notable facilidad de los checos para aprender distintos idiomas. Y un caso muy significativo es el del periodista y traductor Filip Noubel. Hijo de madre checa y padre francés, este verdadero políglota que actualmente trabaja como editor en la plataforma internacional Global Voices domina muchas más lenguas de lo que él mismo reconoce.
“Cada día hablo francés, inglés, ruso, checo y también chino porque mi novio es chino y yo trabajé en China diez años. En mi trabajo, que es sobre derechos humanos y relaciones internacionales, en Global Voices, tenemos también artículos sobre China, Taiwán y Hong Kong, por eso es que esos cinco idiomas los utilizo cada día para mi vida profesional y personal”.
Agrega Noubel que, en la escuela, estudió muchos años de latín, lo cual facilita su comprensión de las lenguas que pertenecen a esa familia lingüística, como el caso del italiano, el portugués y el propio español que, aunque esta misma entrevista parece desmentirlo en forma rotunda, él afirma que no lo habla bien.
“Y después, como el español, que lo hablo muy mal, hay lenguas que no estudié de verdad pero, por ejemplo, del español soy fan por Pedro Almodóvar y ahora en Netflix vi una serie española que se llama Alpha Males que me encanta, es preciosa y muy inteligente y por eso durante toda la semana pasada me la pasé en España durante una hora”.
Explica Noubel que esa facilidad a la hora de estudiar cualquier lengua latina es más o menos igual a lo que ocurre cuando un hablante de checo intenta hablar otro idioma eslavo, como es el caso del polaco o el eslovaco, aunque también reconoce que, en la actualidad, los jóvenes checos perdieron bastante contacto con el eslovaco. Pero aun así, se trata de idiomas muy cercanos que es posible entender sin necesidad de ponerse a estudiar.
“Ahora estoy estudiando el rumano, que me encanta porque es una lengua romance pero que se habla en los Balcanes con muchas palabras eslavas, turcas y griegas, una gran mezcla. Yo no puedo hablar ahora rumano pero si hay un libro o un artículo en rumano lo entiendo. No todo, pero sí mucho”.
A la hora de explicar su condición de políglota, Filip Noubel no cree que tenga un talento especial para los idiomas. Más bien, lo atribuye al hecho de haber estado en contacto desde niño con varias lenguas, algo que luego siguió desarrollando por la sencilla razón de que le encanta aprender nuevas lenguas. De todas formas, en el diccionario personal de Noubel aprender no quiere decir exactamente estudiar.
“A mí no me gusta estudiar en sí los idiomas porque para mí la lengua es una cosa muy natural que no necesita trabajo porque te la encuentras en la calle, en la televisión y al jugar con otros niños. Yo cuando tenía entre diez y once años hablaba ya cinco o seis lenguas pero no las estudiaba en clase con los libros”.
De hecho, agrega que cuando empezó a ir a la Universidad se puso a aprender varios idiomas en forma mucho más sistemática y, al menos al principio, se sintió bastante desorientado porque no estaba acostumbrado a estudiar gramática ni leyes lingüísticas. Él simplemente quería aprender como solía hacerlo de niño: escuchando música y mirando películas y televisión, un método que le resulta y nunca abandonó del todo.
“Por ejemplo, después aprendí japonés, pero rápidamente me fui al Japón por tres meses y viví con una familia japonesa que no hablaba nada de inglés, fue una inmersión, y para mí eso es lo natural: yo había estudiado un poco con libros el idioma pero luego de esos tres meses ya podía hablar japonés porque tenía que hablar japonés, si no lo hacía, nadie me iba a entender, y eso fue en los años 80, cuando no había internet ni Skype ni había traductores en el teléfono”.
Aunque él personalmente recomienda ese método y considera que es lo mejor para mucha gente, entiende también que puede haber algunas personas a las que quizás esa inmersión no les resulte tanto. No porque no tengan la capacidad intelectual necesaria sino más bien porque cargan algún tipo de obstáculo psicológico a causa, por ejemplo, de malas experiencias con profesores de idiomas. Además de rumano, en la actualidad Noubel está avanzando también con el sánscrito y, en lo que respecta al aprendizaje de idiomas, asegura que la tecnología puede ser tanto una ventaja como un obstáculo.
“Yo puedo estudiar y escuchar periodismo en sánscrito porque en Youtube hay gente de India que habla, cada día, en sánscrito y es maravilloso, pero también me parece que los turistas que están de viaje no quieren aprender nada de inglés ni nada de checo cuando vienen porque todo está en el teléfono y puedes utilizar Google Translate, que está muy bien, pero entonces no haces ningún esfuerzo en aprender”.
“Me parece que el checo es una lengua que guarda en su memoria el pasado y eso me encanta”.
En cuanto a la musicalidad dice Noubel que las lenguas más hermosas que escuchó en su vida fueron el persa y el húngaro, y agrega que una lengua que lo sorprende mucho es el kalaallisut de Groenlandia, sobre todo, por los matices que ofrece y la gran cantidad de información que es capaz de asignarle a los verbos. De todas formas, considera que todos los idiomas tienen algún tipo de encanto y, entre ellos, por supuesto, el checo.
“A mí me encanta la diferencia que hay entre el checo hablado y el checo escrito, diferencias fonéticas grandes como ‘okno’ y ‘vokno’ a tal punto que parecen dos idiomas. También me parece que el checo tiene muchos arcaísmos y es una lengua que guarda en su memoria el pasado, eso me encanta”.
A todos aquellos que padecen serias dificultades a la hora de aprender idiomas, Filip Noubel desea recordarles, por un lado, que el gran objetivo nunca debería dejar de ser la comunicación y, por lo tanto, asegura que hay que saber tolerar los errores propios. No solo porque son parte natural del proceso del aprendizaje sino también porque los propios hablantes nativos suelen cometerlos, muchas veces, en su propia lengua. Con lo cual, con más razón, puede equivocarse alguien que recién la está estudiando.