El Parlamento checo da su confianza al gobierno de Fischer

Jan Fischer, foto: ČTK

La Cámara de Diputados checa ha aprobado la moción de confianza al gobierno tecnócrata de Jan Fischer. El debate previo, en el que se cruzaron posturas respecto al ministro del Interior, Martin Pecina, no impidió que los principales grupos parlamentarios coincidieran en la votación y el gabinete de Fischer recibiera el visto bueno de 156 de los 194 parlamentarios.

Jan Fischer,  foto: ČTK
El gobierno apolítico de Jan Fischer fue un compromiso de cívico-democráticos, socialdemócratas y verdes, pero aunque, consecuentemente, recibió el apoyo unánime de estas tres formaciones, su elección no estuvo exenta de debate. Los temores, o las esperanzas, de que Fischer se convirtiera en un primer ministro títere, no se han visto cumplidas.

Y es que Fischer no dudó en rechazar ministros y cargos públicos propuestos por sus valedores, y tampoco parece que vaya a seguir el programa de estas formaciones políticas. No se aprobarán incentivos para llevar autos al desguace, como desean los socialdemócratas, y se suavizará la llamada Ley Mordaza, una limitación a la libertad de expresión aprobada por el anterior Gobierno.

Mirek Topolánek y Jan Fischer,  foto: ČTK
El debate lo centró la crítica cívico-democrática al ministro del Interior, Martin Pecina, que comparó con nazis a los jóvenes que tiraban huevos a los socialdemócratas durante la campaña electoral para las europeas. El ex primer ministro, Mirek Topolánek, resumía así el sentir de su partido.

“Hay motivos para no darle nuestra confianza. La manera en que el ministro Pecina ha intervenido contra los jóvenes y el temor de que este gabinete se transforme en un arma de agitación del Partido Socialdemócrata. Pero por otro lado hay motivos decisivos para dársela, y es que en estos momentos no tenemos a disposición nada mejor que el Gobierno de Fischer”.

Finalmente tan solo votó en contra un diputado y comunistas y parte de los democristianos se abstuvieron. El primer ministro tiene ahora las manos libres durante los próximos cinco meses. Los objetivos serán muy concretos, como declaró el mismo Fischer.

“Ahora lo más urgente es acabar la presidencia de la Unión Europea, que tendrá lugar principalmente en Bruselas este verano. De ello dependerá qué opinión va a tener Europa, y el resto del mundo, sobre este país. Lo segundo es hacer un presupuesto listo para septiembre, y por las tensas condiciones económicas que vivimos suponemos que será lo más complicado”.

La intención de Fischer es ahorrar y reducir las inversiones públicas, tanto en infraestructuras como en el sistema de ayudas sociales o los sueldos de los funcionarios. Otras tareas que el Gobierno se ha propuesto llevar a cabo es continuar el proceso privatizador de las empresas estatales y combatir a los grupos de extrema derecha y la violencia racial.