El dinámico mundo de los informadores del transporte público de Praga
Equipados con chalecos reflectantes amarillos y siempre dispuestos a ayudar cuando ocurre alguna interrupción o cambio inesperado en el metro o el tranvía, los informadores de Praga son otra ventaja que ofrece el transporte público de la capital checa. En esta entrevista, hablamos con uno de ellos, Matyáš Kopecký, quien nos cuenta en qué consiste su trabajo y los motivos por los que le encanta hacerlo.
Traen novedades pero no son periodistas. En plena hora pico, durante esas extrañas mañanas en las que, por alguna razón, el transporte público de Praga cambia recorridos o reemplaza algún servicio, aparecen ellos para traer un poco de calma. A su alrededor suelen armarse filas de gente ansiosa por preguntarles cómo hacer para llegar al trabajo, al médico o a donde sea que intenten ir. Matyáš Kopecký es uno de los tantos informadores de transporte: esas personas ataviadas con chalecos reflectantes amarillos que suelen ubicarse en paradas de tranvía y estaciones de metro cuando sucede algún cambio imprevisto en los recorridos.
“Nuestro principal objetivo es ayudar a las personas, respondiendo rápidamente todas sus preguntas. Estamos a disposición del público en cualquier momento, ya sea por una interrupción del servicio, una emergencia planificada o no... Pero no solo ayudamos a la gente intentando explicarles cómo llegar a su destino, también respondemos preguntas como dónde encontrar el cajero automático más cercano y cosas así”.
Agrega Kopecký que otra función que suelen tener los informadores es la de ayudar a las personas ciegas a cruzar la calle y aunque, sobre todo, le facilitan las cosas a los adultos mayores que tal vez no dominan tanto las aplicaciones o buscadores de internet, también suelen recibir consultas de gente muy joven que, a veces, deben lidiar con alguna falla o desactualización en muchos de esos sistemas.
Cómo hacer menos traumático un evento extraordinario
Aunque no suele ser la regla teniendo en cuenta el buen funcionamiento del servicio integral de transporte de Praga, cada vez que ocurre un evento extraordinario que amenaza con generar cierto caos entre los usuarios, la empresa intermediaria que nuclea a los informadores se comunica con ellos para asegurarse de que siempre haya alguien en los lugares más críticos. Cuenta Matyáš Kopecký que hace poco estuvo unos días en la ciudad italiana de Milán, donde vio a algunos colegas que, según pudo enterarse, suelen asistir al público en algunas estaciones centrales y vistiendo también chalecos. En todo caso, asegura que se trata de otra ventaja del transporte público praguense que no se ve tanto en otros países y ya lleva varios años en funcionamiento.
“El servicio existe desde el año 2007 de esta forma, es decir, informando en los distintos puestos de acción de la ciudad. Antes se hacía de un modo más estático. Ahora lo hacemos con chalecos y cierto dinamismo para poder reaccionar más rápido y mejor con el objetivo de contar con más recursos donde más ayuda se necesite. Nosotros mismos solemos advertirlo y, luego de informarlo a nuestro jefe, podemos trasladarnos a ese lugar concreto. O sea que se trata de algo que te mantiene en constante movimiento”.
Matyáš Kopecký está cursando el último año del colegio secundario y ya tiene en claro que, cuando termine, va a empezar a estudiar una carrera en la Facultad de Transporte de la Universidad Técnica de Praga. A pesar de que existen algunas excepciones, el de informador es un trabajo a tiempo parcial que suelen hacer muchos jóvenes como él.
“Yo llevo trabajando en esto unos dos años. Conseguí el puesto a través de un amigo que se desempeña en el área de transporte y él me recomendó. Dentro de la ciudad, los informadores no tenemos ubicaciones específicas ni nada por el estilo, simplemente trabajamos donde sea necesario. Por supuesto, podemos coordinar ciertas zonas con el jefe, eso no es un problema, pero en general cada informador se mueve por toda la ciudad”.
También aclara que el puesto de informador supone ciertas variantes. Además de acudir a determinadas estaciones para responder las consultas del público durante algún cambio de recorrido, otra posibilidad es la de tener que estar presente durante grandes interrupciones del servicio, lo cual suele ocurrir, por ejemplo, en la estación de metro de Letňany cuando tiene lugar algún concierto masivo que afecta al transporte nocturno. En esos casos, lo que se requiere es una voz potente capaz de dirigir a las multitudes y hasta un buen manejo del lenguaje de señas para indicarles por dónde deben pasar, lo cual resulta además necesario a la hora de interactuar con usuarios que no hablan checo.
No matar al mensajero
“Debemos tener ciertas habilidades de comunicación porque hablamos con diferentes personas, incluso de otras nacionalidades y en otros idiomas”.
Matyáš Kopecký
Muy presentes en estaciones de metro y tranvía, aclara Matyáš Kopecký que también puede verse a los informadores en algunas paradas de bus, aunque en muy raras ocasiones porque esos vehículos tienen la ventaja de poder desviarse con bastante autonomía del recorrido habitual, a tal punto que muchas veces reemplazan ciertos tramos del tranvía y el metro. En cuanto a la reacción del público ante la ansiedad de no saber bien cómo llegar a destino, afirma Matyáš Kopecký que, en general, los usuarios no suelen desquitarse esa frustración con ellos. De acuerdo a su experiencia, el público suele ser paciente y agradecido, por lo que él no considera que se trate de un trabajo estresante.
“En realidad eso depende un poco de cada uno, pero para mí es más bien un trabajo tranquilo, de lo contrario no lo haría. Me gusta hacerlo: uno debe conocer bien la red de transporte, especialmente el recorrido de los tranvías y el metro, saber qué línea va a cada sitio de la ciudad. También debemos tener ciertas habilidades de comunicación porque hablamos con diferentes personas, incluso de otras nacionalidades y en otros idiomas. Así que, en realidad, depende de cada uno. Pero para mí, en lo personal, no es estresante para nada”.
Además de hablar bien inglés, Matyáš Kopecký dispone de algunos conocimientos básicos de alemán. Eso le permite ayudar a muchos extranjeros, lo cual es otra de las ventajas que, en su opinión, tiene su trabajo. De hecho, asegura que uno de los puntos de la ciudad en los que más le gusta ubicarse es en la estación central de trenes, donde suelen concurrir muchas personas que solo hablan inglés y, por lo tanto, le permiten mantener actualizado y en uso ese idioma, al mismo tiempo que se siente útil ayudando a la gente.
“Suceden muchas cosas interesantes. Una vez tuve, por ejemplo, un encuentro con unos turistas muy agradables de Alemania. Estaban muy contentos de que les ayudara a poder viajar y también me consultaron algunas cuestiones turísticas sobre Praga. Estaban tan agradecidos que, como hacía bastante frío, se ofrecieron a comprarme una bebida caliente, lo cual rechacé amablemente. Eso sucede a menudo: a veces incluso sacan dinero y quieren darnos una propina, lo cual, por supuesto, no aceptamos”.
“Los usuarios suelen estar muy agradecidos y, a veces, incluso sacan dinero y quieren darnos una propina, lo cual, por supuesto, no aceptamos”.
Matyáš Kopecký
Aunque la carga horaria depende mucho de la decisión de cada uno, él calcula que trabaja como informador unas dos veces al mes. En verano quizás un poco más porque el servicio se vuelve un poco irregular. A diferencia de lo que puede suceder en otros trabajos, asegura Matyáš Kopecký que a él gusta mucho que los supervisores vayan a verlos a su lugar de trabajo para realizar controles. Es que a través de unas breves charlas muy amistosas, se esfuerzan mucho por ayudarlos a brindar un servicio cada vez mejor. Entre las pregunas más recurrentes de los turistas, dice Matyáš Kopecký que la que más responde es cómo llegar al Castillo de Praga. Pero también suelen preguntarle cómo hacer para ir al funicular de Petřín que acualmente está fuera de servicio y algunas veces le consultan qué pueden tomarse para llegar al estadio de Strahov.
"Además de las atracciones turísticas, a menudo preguntan cómo llegar a la estación principal de trenes, a la estación de autobús Florenc y al aeropuerto. Esos son los tres destinos más comunes. Llegar a la estación principal es fácil desde la mayoría de las ubicaciones, generalmente solo con el metro o, a veces, con el tranvía. Florenc es un poco más complicado. Y como el aeropuerto requiere más trasbordos, suele generar muchas consultas. A menudo, los usuarios tienen información antigua y siguen esperando al autobús 119 para ir al aeropuerto, que ya fue reemplazado por el trolebús 59, y ese es solo un ejemplo”.
Asegura Matyáš Kopecký que él conoce de memoria todas las paradas de tranvía y las estaciones de metro. A riesgo de demorar un poco las interacciones, siempre se asegura de entender bien las preguntas de los usuarios para evitar mandarlos a un lugar distinto al que quieren ir. Curiosamente, revela que una de las consultas más exigentes y que más velocidad de reacción le demandan es cuando, al llegar el metro, los usuarios le preguntan en cuál de las dos direcciones va porque, entonces, debe responder con certeza en ese momento exacto en el que hay que terminar de bajar o subir a la formación porque las puertas se están cerrando.