El curioso y contagioso amor de los praguenses hacia los perros

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Los habitantes de Praga se caracterizan por un gran amor hacia los perros. En la capital checa, ciudad con un millón 300 mil habitantes, hay unos 86 mil perros que están inscritos en los registros oficiales de las alcaldías. Los funcionarios de esas instituciones calculan que no obstante, en la ciudad hay otros 40 mil perros más de los que no existen datos oficiales.

La capital checa figura entre las ciudades europeas con mayor número de canes, según los analistas. El mayor grupo de checos que poseen un perro son jóvenes menores de 30 años y los jubilados que buscan así a quien cuidar, después de que sus hijos abandonaron el hogar y tienen sus propias familias.

A pesar de que los especialistas en perros recomiendan razas más pequeñas para una ciudad como Praga, viven en ella las más diversas especies, tanto grandes como pequeñas, desde pequineses y perros salchichas, hasta pastores alemanes y grandes daneses, según sostuvo Josef Žalud, especialista en perros de la Policía Municipal.

”Recomendamos siempre a los ciudadanos que si viven en Praga es mejor comprarse un perro más pequeño. Importante es también educarlo desde cachorrito a la vida en una ciudad, lo que no todos hacen. Además, el perro nunca debe convertirse en un elemento dominante que no obedece a nadie de la familia, lo que es especialmente importante en una gran ciudad”.

Para los perros que viven en Praga se organizan cursos de adaptación a los diferentes sonidos de la ciudad, donde se les enseña igualmente a no entrar en la calle cuando viene un automóvil o un tranvía y a no molestar a los transeúntes.

Foto: Štěpánka Budková
Pero, junto con la alegría, los perros también traen problemas a los habitantes de Praga. Muchos de los dueños de los canes no respetan las reglas para la cría de perros en la ciudad y las normas de la higiene.

Así, en la mayoría de los parques capitalinos y también en las veredas de la ciudad se pueden ver frecuentemente excrementos de los canes, lo que resulta muy desagradable para todos los ciudadanos.

La Policía Municipal resolvió el año pasado más de ocho mil transgresiones a la ley en relación con el comportamiento de los perros en Praga, según sostiene Jana Plechatá, portavoz de la Policía.

”La mayoría de los delitos cometidos fue que los propietarios de los perros no recogieron los excrementos de su can de la vereda o por dejar a su perro andar suelto por la ciudad sin una correa. En ese caso pueden pagar una multa que alcanza unos 40 euros”.

En gran parte de los barrios de Praga las alcaldías han instalado basureros especiales con bolsas para excrementos de perros. En varios barrios funciona también un servicio que se especializa en la limpieza de las calles de los excrementos.

Además, hace poco surgió en la capital checa el primer centro de juego para perros, que se inspiró en el funcionamiento de semejantes parques en el extranjero.

Todo parece indicar que, a pesar de los problemas con los perros en la capital checa, en un futuro no tan lejano los habitantes de Praga y los perros podrán vivir en la capital checa en plena armonía.