El checo es el idioma de la ciencia

Los hermanos Presl
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El checo no es un idioma apropiado para la ciencia, pensaban muchos todavía en la primera mitad del siglo XIX. Jan Svatopluk Presl y su hermano Karel Bořivoj los sacaron del error. En esta lección de Hable checo con Radio Praga les daremos a conocer algunas palabras del taller de los hermanos Presl.

“Lach.., lach..., lachtani...”, canta Jarek Nohavica en una canción sobre una familia de osos marinos que fue al cine.

Esta canción divertida nunca habría surgido si no hubiera existido Jan Svatopluk Presl.

Lachtan−oso marino−, tuleñ−oca−, mrož−morsa−, vorvañ−cachalote−. Los nombres checos de todos estos mamíferos marinos −mořští savci− se los debemos a Jan Svatopluk Presl.

Vorvani  (Foto: Gabriel Barathieu,  CC BY 2.0 Generic)
Este investigador −vědec− usó distintas maneras para crear la nomenclatura científica −vědecké názvosloví−. Se aprovechaba de nombres generales existentes en la lengua contemporánea como es el caso de kachna−pato−.

O adaptaba palabras del ruso como es el caso de kajka−eider−.

O se basaba en obras naturalistas más antiguas de las que le sirvió, por ejemplo, la denominación para el somormujo −potápka−.

Jan Svatopluk Presl también le dio el nombre checo al animal emblemático de Australia. El canguro se dice en checo klokan. Klokánek es un canguro pequeño. Escrito con mayúscula se trata de la denominación de un centro de acogida para niños maltratados.

Dikobraz, otra palabra inventada por Presl, es el puerco espín. Antes se llamaba así una revista humorística checa.

Muchos niños checos crecieron con el cuento de hadas sobre el abejorro Aninka...

...y con el programa televisivo antes de ir a dormir cuyos protagonistas eran dos abejorros pequeños traviesos.

Pero probablemente ya no saben que la palabra čmelák−abejorro− fue creada por Jan Svatopluk Presl.

Jan Svatopluk Presl estudió la carrera de medicina −medicína− y ciencias naturales −přírodní vědy−, y además era políglota −polyglot−. Aparte del checo y alemán dominaba el latín, francés e italiano y también estudió polaco, ruso, croata y serbio.

Entre sus mayores aficiones destacaba la botánica −botanika−. Y junto con su hermano Karel Bořivoj nos dejó en este campo un gran legado lingüístico:

Nombres de flores como bledule−narciso de las nieves−, kopretina−margarita−, brambořík−ciclamen−...

...y de sus partes como blizna−estigma− o pestík−pistilo−.

Acuérdense de Jan Svatopluk Presl cuando coman algún plato de maíz. Fue él quien dio a esta planta el nombre checo de kukuřice.

No todos los términos propuestos por Jan Svatopluk Presl tomaron pie en el idioma checo. En la química −chemie−, por ejemplo, de las aproximadamente cuarenta denominaciones de elementos impuestas por él, se usa hoy apenas la mitad.

Así que el fósforo no lo llamamos en checo kostík, sino fosfor, selenio no es luník, sino selen.

Tampoco le decimos al cobalto ďasík, sino que lo denominamos kobalt. Y uranio no es nebesík, sino uran.

¡Qué pena! Nebesík y ďasík me gustarían más. Uno alude al cielo −nebe− y el otro al diablo −ďas−. ¡Cuánto más divertida sería la química con estos nombres!

Quizá, pero yo prefiero los vocablos internacionales y creo que nuestros oyentes los preferirán también cuando se pongan a aprenderlos.

¡Hasta otra lección de Hable checo con Radio Praga!