El basquetbolista chileno que quiere triunfar en Praga

Francisco Jara González, foto: Gonzalo Núñez

Francisco Jara González es un basquetbolista chileno de 22 años, nueva contratación del Sokol Vyšehrad de Praga, de la primera división checa. Antes había jugado por la Universidad Católica de Chile y por una universidad estadounidense, pero ahora da su salto al profesionalismo. Jara está nervioso y emocionado, aunque seguro de una cosa: demostrará su calidad en la cancha.

Francisco Jara González,  foto: Gonzalo Núñez
Francisco Jara mide 1 metro 94 centímetros y no se considera alto, pero para la posición que juega, de alero, asegura que está bien. Lleva un par de meses en Praga, todavía no habla una palabra de checo, pero con el inglés se las arregla. Todo a su momento. Acaba de firmar contrato con su club, el Sokol Vyšehrad, la semana pasada, así que esto está recién empezando, asegura. “La razón por la que llegué fue por una novia checa que conocí en Estados Unidos. Estaba jugando básquetbol allá y ella también y nos fuimos. Donde yo quería continuar mi vida era acá en Europa. Pero la razón verdadera es que yo siempre quise jugar básquetbol profesional en el extranjero, idealmente en Europa, y ésta era la oportunidad para hacerlo”.

Francisco jugó dos años en EE.UU., en una universidad pequeña. Tuvo una grave lesión que le impidió seguir progresando. Así que armó las maletas y se vino a Praga. Se probó en un par de equipos antes de ser aceptado en Vyšehrad. ¿Por qué no Chile, por ejemplo?, le preguntamos. “Nunca quise jugar en Chile, la verdad es que el techo es muy bajo cuando se habla de básquet, los jugadores no mejoran. El nivel competitivo es muy bajo, el nivel de vitrina hacia otros países es nulo, cero. Creo que el nivel de competencia no motiva a nadie a mejorar”.

En Chile, Francisco Jara se crió en las divisiones inferiores de Universidad Católica, uno de los clubes más importantes de la primera división de básquetbol de su país.

Francisco Jara González,  foto: Gonzalo Núñez
“Yo crecí en Católica y vi a uno de los mejores equipos chilenos, todos los días los veía entrenar, y me di cuenta que no quería eso para mí. Quería algo más, quería estar en una situación en la que nunca dejara de motivarme ni dejara de tener que mejorar y donde se pueda seguir alcanzando techos más y más altos. Y creo que eso es acá en Europa”.

Jara comenta que el juego en Chequia es más rápido y vibrante, y la técnica es mejor. Pero hay algo más que le motiva. Y mucho.

“Más que nada es que estoy en Europa y está Europa mirando. Entonces si es que me va bien acá puedo saltar a otro lado mejor, y a otro mejor. Hay un montón de países con niveles mejores que la República Checa, cierto, no es la mejor en básquetbol, pero la situación en la que estoy acá es lejos mejor que cualquier situación en la que podría estar en Chile”.

Y por eso, insiste, está convencido de que le va a ir bien.

“Estoy en una situación única, una oportunidad en la que me puede ir muy bien, donde puedo hacer mucho ruido y abrir muchos ojos. Y empezar con el pie derecho”.

¿Tiene Francisco Jara posibilidades reales de jugar en un equipo en el que es el único extranjero? “Yo creo que debería ser titular. Si es que no soy titular, definitivamente voy a jugar, soy uno de los mejores jugadores en mi posición en el equipo, así que sí, voy a jugar”.

El campeonato checo de básquetbol comienza la primera semana de octubre. El Sokol Vyšehrad, recién ascendido, tendrá una dura temporada y los expertos vaticinan que está condenado a perder todos los partidos y a bajar de categoría de inmediato. Esto replica el sudamericano.

“A mí, los dudadores, que así les digo yo, los que dicen eso, no hacen nada más que motivarme. Yo no digo nada, pero en mi cabeza lo que pienso es que tengo una oportunidad para hacerle comer sus palabras con lo que yo voy a hacer en la cancha y lo que vamos a hacer nosotros. Por eso es que la situación me gusta tanto, porque tengo una oportunidad de sorprender a mucha gente, haciendo lo que nadie espera”.

La idea de Francisco Jara es brillar en Praga para que desde Chile se fijen en él. Quién sabe si un día pueda defender los colores de su país. Esa es su meta. Cambiar la historia del básquetbol chileno, sembrada de fracasos.