Decretos de Benes

Edvard Benes

La pronta celebración de elecciones en la República Checa, Hungría y Eslovaquia ha provocado la aparición de espectros del pasado. Se han desempolvado los fantasmas de finales de la Segunda Guerra Mundial. El primer ministro checo, Milos Zeman, con su característica retórica acusó a los sudetoalemanes de ser la quinta columna de Hitler. Por su parte, las asociaciones sudetoalemanas respondieron poniendo en la mesa de discusiones los Decretos de Benes, que significaron su tranferencia de Checoslovaquia a Alemania y el reconocimiento de la culpa colectiva. Los Decretos que disfrutaban del respaldo de las potencias victoriosas afectaron también a la minoría húngara.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo en la Eurocámara la semana pasada que tanto la República Checa, como Eslovaquia, deberían anular los Decretos de Benes antes de ingresar en la Unión Europea, ya que son incompatibles con la legislación comunitaria.

Toda la polémica amenaza con poner fin a la cooperación entre los países del Grupo de Visegrado, que forman la República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia, lo que podría suponer un freno al desarrollo de la región: los cuatro países aspiran a objetivos similares, tales como su integración a la UE o una mayor colaboración en materia de seguridad en Europa Central.

El problema parece haber llegado a su punto culminante el fin de semana, cuando, producto de las declaraciones emitidas por el primer ministro Orban, debió ser cancelada la cumbre de los jefes de Gobierno de esos cuatro países, que debía celebrarse el 1 de marzo en Hungría. A los húngaros parece haberles dolido la reciente reacción de Praga y Bratislava, ya que este martes ese país anunció que considera importante mantener la cooperación con ambos países y superar la situación que se creó en los últimos días. ‘Los Decretos de Benes no influirán en nuestras relaciones con la República Checa y Eslovaquia’, informaron fuentes del Ministerio de Exteriores húngaro.

La postura de la Unión Europea es clara. "No es conveniente abrir el tema de los Decretos de Benes, al menos por ahora", declaró recientemente el comisario para la ampliación, Gunter Verheugen, lo que coincide con las opiniones de la mayoría de los líderes de los Quince.

El jefe de la diplomacia checa, Jan Kavan, apoya las palabras de Verheugen, al tiempo que explica que esta crisis no obstaculizará el camino del país hacia las estructuras comunitarias.

"Debemos intensificar nuestro diálogo con los gobiernos de los países miembros de la Unión, así como con la Cominión Europea y el Consejo de Ministros, órganos que coinciden en que el tema de los Decretos de Benes no forman ni formarán parte de las negociaciones de ingreso a la Unión", indicó Kavan.

Edvard Benes
Por su parte, el oposicionista Partido Cívico Democrático pidió a Bruselas que se incluya un anexo en el tratado de ingreso en el que se estipule que los sudetoalemanes no pedirán la revisión del ordenamiento posbélico en Europa Central, ni la restitución de los bienes entonces expropiados.

Los jefes de la diplomacia de la República Checa y de Hungría, Jan Kavan y János Martonyi, respectivamente, podrían reunirse esta semana en un encuentro informal en Bruselas, donde, sin duda, la atención estará centrada en la reanudación de la colaboración entre los países del Grupo de Visegrado.