David Trueba: “Un joven nunca fracasa”
Con motivo de la presentación de la traducción al checo de ‘Cuatro Amigos’ (‘Čtyři Kamarádi‘) en el Instituto Cervantes de Praga, tuvimos la oportunidad de conversar de sus libros, del proceso creativo y de la vida en general con el director, guionista y escritor español David Trueba.
Cuando hago uno de los trabajos, el otro no existe. Nunca he sido las dos cosas a la vez. Siempre he sido un director de cine que hace una película o un guionista, y luego un novelista. Pero nunca he tenido la sensación de ser las dos cosas a la vez.
Pero la última novela, ‘Saber Perder’ la estuviste escribiendo a lo largo de varios años. Fue un proceso largo.
Sí, pero se interrumpía bruscamente cuando dirigía una película, desaparecía. Más bien dirigía y la gente me preguntaba: ¿no vas a escribir otra novela? Y yo decía: ¿qué será de esa novela que tengo ahí en un cajón? Y al final un libro siempre es la reescritura de ese libro. Es decir, no sabes dónde nació pero sí sabes que tienes que concentrarte sobre él. Como todo, hay parones, y se queda ahí, y tu cabeza sigue avanzando. Pero luego para darle una coherencia tienes que dedicarle tiempo a él solo.
No sé si los demás lo piensan, pero en mi caso escribir es reescribir. Mi primera novela también fue así. La escribí, la dejé en un cajón, me pareció que ya estaba, que lo más difícil se había hecho. Y ahí se quedó, hasta que la alguien la leyó y me dijo: oye, está muy bien este libro. ¿Por qué no lo publicas? Y entonces me pasé un año reescribiéndolo. Es algo habitual en mí, supongo que tiene que ver con mi inseguridad.
Y siguiendo con ‘Saber Perder’, leyéndolo lo primero que me llamó la atención es la cantidad de documentación que tiene el libro, pero no en el sentido de datos históricos, sino documentación vital. Parece que hayas vivido realmente esas cuatro vidas, de esos cuatro personajes.
Sí, sí. Al final todo lo que escribes tratas de, si no lo has vivido, por lo menos que parezca.
¿Y cómo lo consigues?
Es la observación. Yo me paso el día preguntando a los demás, tratando de indagar sobre la vida de los demás, obviamente sobre la mía propia también. Pero me interesa mucho la gente, verles lo que hacen, cómo se comportan, qué gestos usan, cómo se desarrolla su vida. Nunca he sido una persona demasiado absorbente sobre mi propio mundo, que me interesa pero como especulación filosófica, más que como aventura vital. En cambio la vida de los otros me interesa mucho y supongo que a medida que avanzas vas acumulando mucha información.
‘Cuatro Amigos’ es la historia de cuatro personas que en diferentes aspectos de su vida han fracasado y emprenden un viaje...
Un joven nunca fracasa. Incluso las cosas que peor salen en la vida, o que más decepcionan, que puedan ser profesionales, sentimentales, vitales... no entiendo el fracaso como una posibilidad. Están ahí, forman parte del aprendizaje. Entonces un joven, como tienen esos personajes, 25, 26 o 27 años, no han fracasado. Simplemente están llegando al final de algo. Al final de una etapa de su vida. Entonces la encuentran seguramente incompleta, más que fracasada. Les faltan cosas. Y van a saltar al siguiente círculo, si la vida fuera concéntrica, el siguiente círculo de conocimiento, de experiencia vital. Seguramente, cuando les toque salir de ese, también tendrán la misma sensación.
Tu estilo es bastante directo, sencillo. ¿Cuáles son tus fuentes? ¿Qué tipo de literatura te ha servido de inspiración?
Muy variada. Mis escritores favoritos han sido muy distintos. Y también han variado en épocas. Por ejemplo, he sido muy lector del Scott Fitzerald inicial, del que va de ‘A este Lado del Paraíso’ a ‘El Gran Gatsby’. Siempre ha sido un escritor que me ha gustado mucho.
El escritor checo Hrabal ha sido un escritor al que he leído todo, absolutamente todo, y que tenía para mí todas las virtudes de un escritor, era un gran fabulador y a la vez muy directo, muy sincero, una sensación de lo que está contando es así, que no puede ser de otra manera.
Luego me han gustado escritores también más alambicados, como han podido ser algunas novelas de Nabokov o de Faulkner, autores más trabajosos. Y en cuanto a españoles me ha gustado mucho Pío Baroja, en una época lo he leído mucho, también he leído mucho Pla.
Una escritura en la que me siento reconocido, no sé si como familia, pero una forma de hacer bastante sencilla, diferente de esa cosa tan súper literaria a la que se ha entregado a veces la gente.
En una entrevista tuya leí que no te importaba lo que pensaba el público, que cuando trabajabas en tu novela trabajabas para ti mismo. ¿Eso te ha dado algún problema alguna vez con las editoriales?
No, eso es más problemático en el cine, porque el cine vive más pendiente del éxito de público, necesita recuperar mucho dinero. La literatura por suerte es un territorio donde el éxito es una cosa nueva, la gente que persigue el best seller y esas cosas. Esto no ha sido la forma en la que me he enfrentado a la literatura ni mucha gente. La literatura es la expresión personal y debe serlo. El éxito de ventas y de público es un accidente laboral, no es una búsqueda tuya.En mi caso no es por desprecio al público sino por desconocimiento. Es decir, al yo no poder saber cómo es el público que va a leer mis libros o cómo es el público que va a ir a ver mis películas, lo que hago es tratar de verme a mí mismo como ese público potencial y de satisfacerme a mí mismo. Pero no porque yo crea que soy más importante que los demás, sino porque creo que no los conozco.