David Černý recupera los misterios olvidados de Praga

David Černý en Casa Rosada

El escritor y creador de la plataforma Miluju Prahu acaba de sacar un nuevo libro de misterios praguenses vinculados a los sitios más emblemáticos de la ciudad. En esta entrevista, David Černý nos habla, por ejemplo, de la historia detrás de la Casa de la última farola, además de contarnos sus impresiones sobre un reciente viaje que hizo a la Argentina.

“Olvidar es algo positivo porque, luego, al recordar, experimentamos una doble alegría“.

De acuerdo a su etimología latina, la palabra “recordar” quiere decir volver a pasar por el corazón. Y ese componente emocional remite, en definitiva, al tema de Misterios olvidados de Praga, el libro que acaba de publicar el periodista David Černý. Se trata de la cuarta entrega de su serie de misterios praguenses que, además de ofrecer historias muy interesantes sobre la ciudad de las cien torres, incluye también una selección de fotos de Miluju Prahu, una plataforma que permite a los aficionados publicar sus capturas de la capital checa. Explica Černý que su libro Misterios olvidados de Praga propone recordar aquellas historias y detalles que los lectores, en algún momento, tuvieron la suerte de olvidar.

Misterios olvidados de Praga,  el nuevo libro de David Černý | Foto: archivo personal de David Černý

“Olvidar es algo positivo porque, luego, al recordar, experimentamos una doble alegría: por un lado, la llegada de esa información en sí pero, por otro lado, el hecho de que se trate de algo que ya conocemos, que es algo muy lindo. Yo vengo de una antigua familia de panaderos de Praga y a menudo me sucede que, paseando por esta ciudad, veo algo que, de repente, me retrotrae a alguna historia que me contaron de niño y entonces siento el placer de haberla recordado”.

A diferencia de los otros libros de Černý, los misterios de este volumen no remiten necesariamente a lugares desconocidos de la ciudad sino, por el contrario, a sitios muy emblemáticos y transitados de Praga que, sin embargo, esconden ciertos detalles o historias que incrementan, aun más, su ya de por sí notable encanto.

La pintoresca Callejuela de Oro en el Castillo de Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Uno de esos sitios es, por ejemplo, el Callejón Dorado del Castillo de Praga, escenario de la leyenda de la Casa de la última farola que aparece en una novela de Gustav Meyrink, un escritor que vivió en Praga, bastante esotérico y místico. De hecho, esa casa solo puede ser vista en determinadas circunstancias. Por ejemplo, por aquellas personas que nacieron un domingo. Además, esa vivienda misteriosa esconde la piedra fundacional de Praga que, según esa novela, fue colocada incluso antes de que apareciera la dinastía de la princesa Libuše, un personaje fundamental de la mitología checa”.

Casa de la rana verde | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Aunque un poco menos enigmática, en el libro se cuenta también la curiosa historia de la Casa de la rana verde. Ubicada a solo unos pasos de la Plaza de la Ciudad Vieja, se trata de un monumento cultural del país que hoy aloja a un restaurante brasilero. Se cuenta que en ese sitio vivía un sastre que sentía gran admiración por los equilibristas, bailarines y demás artistas callejeros. Hasta que un día tomó la decisión de ponerse a confeccionar su propio traje de equilibrista que era totalmente verde, el color que usaban como distintivo los artistas callejeros de Praga.

Detalle la rana verde | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Y, luego de un gran esfuerzo, logró pasar sus piernas por detrás del cuello pero luego se dio cuenta de que no podía moverse, y justo ahí llegó una mujer que trabajaba con él y al ver esa extraña figura verde y los ojos saltones del sastre se asustó y empezó a gritar que había una rana gigante, entonces llegaron los vecinos que, luego de ayudarlo a reincorporarse, empezaron a decir que habían devuelto a la rana a su hogar y de ahí viene el nombre de la Casa de la rana verde”.

David Černý en el cerro Aconcagua | Foto: archivo personal de David Černý

Aunque nació y vivió toda su vida en Praga, David Černý es de esas personas que no pierden la capacidad de asombro y siempre logran descubrir algo nuevo o mirar de un modo distinto aquellos lugares que conoce casi de memoria. Sin embargo, hace poco vivió algo muy distinto: luego de aceptar una propuesta de sus amigos, viajó por primera vez a la Argentina, un país muy lejano a nivel geográfico en el que, sin embargo, afirma que se sintió casi como en casa.

“Durante todo el viaje tuve una sensación buena, excelente, no me sentía que estuviera en un lugar ajeno, o en otro mundo, Buenos Aires parece realmente una ciudad europea del estilo de Madrid o alguna otra ciudad grande de España, algo que por supuesto contrasta con el tamaño de Praga y también tuve la sensación de estar en una tierra joven, con una historia muy reciente, y esa juventud le da un enorme potencial”.

Cataratas de Iguazú,  el lugar que más lo impactó  | Foto: archivo personal de David Černý

Además de conocer con bastante detenimiento Buenos Aires, David Černý se dio el gusto de visitar también Mendoza, una provincia que se conoce como la tierra del sol y del buen vino porque los vinos que se fabrican en esa región, sobre todo los de la variedad Malbec, tienen un enorme prestigio internacional. Además de quedar muy contento con la degustación que hicieron en una bodega de Mendoza, asegura Černý que otro lugar que le interesó mucho fue las cataratas de Iguazú.

“Me sorprendió enterarme de que en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires hay una imagen y hasta una capilla con el nombre de Juan Nepomuceno, nuestro santo checo universal“.

“Iguazú, por supuesto, es algo impresionante. Por otro lado, es cierto que, en Europa, a excepción de algunos sitios de los Alpes, ese tipo de contacto tan directo con la naturaleza no es tan frecuente”.

De Buenos Aires, por su parte, pudo conocer las instalaciones de la embajada checa y cuenta que quedó muy impactado con los lujosos mausoleos del cementerio de Recoleta. También le dio la sensación de que, al menos en comparación con lo que suele verse en Praga, la mayoría de los porteños suelen estar enfocados en divertirse y pasarla bien. Sin embargo, más allá de esas diferencias, también notó varias semejanzas entre los checos y los argentinos como, por ejemplo, la fascinación por la cerveza y hasta se encontró con un emblema del universo checo que le generó mucho asombro.

Imagen y capilla Juan Nepomuceno en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires | Foto: archivo personal de David Černý

“Me sorprendió enterarme de que en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires hubiera una imagen y hasta una capilla con el nombre de Juan Nepomuceno, nuestro santo checo universal que aparece por todos lados porque es un santo barroco, un emblema del cristianismo y sobre todo jesuita contra la reforma”.

A propósito de santos, David Černý no quiso perder la oportunidad de vivir en carne propia esa especie de religión argentina que, sin lugar a dudas, es el fútbol. Por eso fue a ver un partido entre Argentinos Juniors y Vélez Sarsfield en el estadio Diego Armando Maradona. Y si bien entiende que se trataba de un encuentro menor y el ambiente era mucho menos intenso que el que puede haber en un Boca-River se quedó impactado con el hecho de que lo espectadores cantaran y bailaran sin parar hasta el último minuto del juego.

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