Cita con 16 damas de blanco y una de negro
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En esta edición explotaremos el inagotable filón de leyendas populares sobre el más célebre fantasma checo, la dama de blanco. Conocerán también la sobrecogedora historia de la dama de negro que se aparece en las ruinas del castillo de Valdek. Los estudiosos de las tradiciones etnográficas opinan que en un remoto pasado la dama de blanco y la de negro simbolizaban el dualismo entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. La fantasía popular las transformó posteriormente en fantasmas relacionados con determinados castillos, que tienen su inconfundible y conmovedora historia personal.
En las faldas de la sierra de Šumava, al sudoeste de Bohemia, se alza el majestuoso castillo de Velhartice, fundado en la primera mitad del siglo XIV. Un cronista registró que en el castillo se veía muy a menudo una cariñosa dama de blanco que era el espíritu de una hidalga fallecida al dar a luz a su hija Elisa.
El tercer día después del entierro, la dama de blanco llegó al dormitorio para acunar a su hijita. La niñera Catalina, que conocía el cariñoso carácter de su fallecida señora, contempló tranquila la escena. Tras acariciar al bebé, el espíritu desapareció tras un muro.
Esto se repitió cada noche hasta que el padre se llevó a la niña a otro lugar. En el pueblo se decía que la dama de blanco de Velhartice siguió apareciendo en el recinto del castillo.
La dama de blanco de Králův Dvůr nunca hizo daño a nadie, pero sus apariciones erizaban los pelos de horror. Una anciana sirvienta lo contó a principios del siglo XX a un maestro que registró su relato.
Desde las ventanas de la mansión de Králův Dvůr se veían los restos de un antiguo cementerio en cuyo recinto destacaba entre las sepulturas una tumba semiderruida.
Con un terrible estrépito como si cayera un muro, la dama de blanco salía a la medianoche de la tumba para dar su habitual paseo por el parque de la mansión. El fantasma andaba por las sendas despacio, seguido por un galgo blanco. En el interior de la mansión las sirvientas oían el crujido de la tela de su vestido de cola larga.
Después de una hora de paseo, el fantasma desaparecía entre las ruinas de la tumba en medio de un espantoso estruendo.
La anciana sirvienta contó que los siniestros fenómenos desaparecieron cuando la tumba fue desmantelada y los huesos de su interior enterrados en otro cementerio.Muy peligrosas son las doce doncellas blancas que deambulan por el castillo de Karlštejn, situado a unos 35 kilómetros de la capital checa.
Si alguien viviera en este castillo durante un año entero sin salir del lugar, rompería la maldición que pesa sobre las doncellas blancas y sería recompensado con un inmenso tesoro.
Una leyenda cuenta que durante la Guerra de los Treinta Años, en el siglo XVII, un grupo de soldados de la guarnición de Karlštejn intentó cumplir la condición para hacerse con el tesoro. Cuando faltaban pocos días para el fin del plazo, los hombres estaban muy aburridos y decidieron salir de juerga.
Por la mañana los centinelas hallaron en el patio del castillo sus cadáveres. Sus novias, doncellas blancas, los habían estrangulado.
Un hombre del pueblo de Žebrák trabajaba en un campo al pie del castillo de Točník. Al mediodía se le acercó la dama de blanco pidiendo que el día de los difuntos hiciera una peregrinación a Praga y en la catedral de San Vito dejara oficiar una misa por su alma. Así sería levantada la maldición eterna que pesaba sobre el espíritu de la dama de blanco de Točník.
El hombre debía cumplir ciertas condiciones: obtener mendigando el dinero para los gastos del viaje y hacer la peregrinación a pie, andando descalzo sobre la nieve.
El día de los difuntos, la caminata de cincuenta kilómetros desde Žebrák a Praga habría sido imposible por los caminos cubiertos por una gruesa capa de nieve si el campesino no hubiera contado con una buena acompañante:la dama de blanco. Ella iba al frente y el hombre ponía sus pies descalzos en las huellas que el fantasma dejaba en la nieve. Eran tibias y sanaban las heridas en los pies del caminante.
En Praga el campesino encargó una misa en la catedral de San Vito, liberando el alma maldita de la dama de blanco de Točník. Los descendientes del hombre guardaron durante varias generaciones el libro de oraciones sobre cuya tapa el fantasma dejó impresa su huella carbonizada.Los estudiosos de las tradiciones populares encuentran en este cuento un profundo simbolismo. Afirman que la peregrinación en pos de la dama de blanco a través de una planicie nevada representaba para los antepasados paganos de los checos actuales el viaje al más allá, al mundo de los difuntos.
El blanco era para los eslavos el color de luto y hace todavía 400 años los campesinos iban a los entierros vestidos de blanco, color que expresaba la pureza de las almas libres de todo lo oscuro y terrestre.
A mediados del siglo XIII fue edificado en las faldas de la sierra de Brdy, en Bohemia, el castillo de Valdek. Con el paso del tiempo se convirtió en románticas ruinas.
Una leyenda reza que a la medianoche o al mediodía es posible avistar en el castillo una aparición blanca. Es un fantasma peligroso: si alguien se le cruza en el camino, lo estrangula.
En el castillo se aparece también la dama de negro cuya historia es estremecedora.
Cuando Valdek estaba todavía lleno de vida, servía en él como cocinera la doncella Lída que preparaba exquisitos manjares. Además de las habilidades culinarias era una buena moza que se pasaba el día riendo. La cortejaban numerosos pretendientes pero ella se burlaba de todos.
Con particular insistencia hacían corte a la moza dos monjes agustinos del cercano monasterio de Santa Benigna. Para decir a estos “pajarracos negros” que la dejaran en paz, Lída se dio cita con ellos al pie de una fuente en el bosque que rodeaba Valdek.
Apenas la moza llegó al lugar, los monjes la increparon con palabras soeces y después se arrojaron sobre ella como fieras. Cada uno la quería para él. Al disputarse a la muchacha, acabaron por despedazarla.
El propio cielo se enojó con los religiosos asesinos. Retumbó un trueno y el escenario de la tragedia quedó sumido en una nube de humo. Al desvanecerse la humareda, en el lugar no quedó rastro alguno de los monjes y desapareció también el cuerpo despedazado de la muchacha.
Desde aquel funesto suceso, la gente tenía miedo de ir a la fuente porque allí se aparecía el espíritu de la doncella Lída, tomando la forma de una triste dama vestida de negro.
Pasado algún tiempo, los más audaces se atrevieron a acercarse a la fuente en cuyo fondo relucía de vez en cuando una moneda de oro. De esta manera la dama de negro quería atraer a alguien que la liberase de la maldición en que la habían arrojado los monjes.
La leyenda cuenta que la dama de negro no ha conseguido todavía su redención. Un joven a quien se apareció pidiendo ayuda, se asustó dejando al espíritu a su suerte.
El fantasma tendrá que deambular hasta que se rompa el badajo de la campana en cierta aldea cercana. Pero todas las campanas de los pueblos vecinos siguen repicando y la señora negra del castillo de Valdek sigue esperando su liberación.