Chequia construirá el depósito de gas natural más grande de Europa

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Un enorme depósito de gas natural será construido en la antigua mina de uranio Rožná, al este de Bohemia. Chequia quiere prevenir con esta obra una nueva crisis del gas, como la que sufrió Europa a comienzos de 2009.

Jiří Jež,  foto: ČTK
El depósito subterráneo de gas natural en Rožná, cuya puesta en funcionamiento se calcula para 2018, será el más grande a nivel europeo. Los preparativos para el inicio de su construcción comenzaron este miércoles a una profundidad de un kilómetro bajo la superficie de la tierra, según informó Jiří Jež, director de la compañía Diamo, encargada de la obra.

“Unos dos años nos llevará el sondeo y la adaptación del terreno en la antigua mina, así como la excavación de un gran foso a ser utilizado durante los trabajos. Contamos con que la posterior construcción del propio depósito nos llevará otros seis años”.

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Actualmente hay en Chequia ocho almacenes subterráneos de gas, pero sólo uno, situado en Bohemia Central, puede suministrar gas de inmediato. No obstante, su contenido máximo es de 60 millones de metros cúbicos de gas, lo que resulta insuficiente. La cabida del nuevo depósito será de unos 230 millones de metros cúbicos de gas natural, lo cual bastaría para abastecer con esa materia prima toda Chequia durante dos semanas.

El coste de la obra se calcula en algo más de 364.000.000 de euros. Pero, según sostuvo Ladislav Dráb, presidente de la junta directiva de la empresa Česká plynárenská que financia los trabajos, y es una de las mayores compañías nacionales de distribución de gas natural, se prevé un rápido reembolso de esa inversión.

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”Obviamente confiamos que el depósito nos aportará ganancias. De otra manera no participaríamos en el negocio. Estamos convencidos de que el dinero invertido lo recuperaremos dentro de pocos años y no dentro de decenas de años como suele suceder en otros casos, y que pronto también podremos contar con las primeras ganancias”.

El depósito subterráneo de Rožná será abastecido exclusivamente de gas natural desde Noruega, para prevenir que se repita la situación surgida en enero de 2009, cuando el corte de los suministros de esa materia prima desde Rusia y Ucrania provocó una crisis del gas en Europa.