Bugarach; el fin del mundo y la locura mediática

'Bugarach', foto: página web del festival Un Mundo

El pueblo francés Bugarach sería supuestamente el único lugar del planeta en salvarse ante el apocalipsis presagiado por los mayas para el 21 de diciembre de 2012. Esta noticia atrajo a la aldea a cientos de periodistas, ocultistas, ufólogos y esotéricos, cuya presencia volcó por completo la tranquila vida de los vecinos. Tres cineastas españoles documentaron cómo esta burbuja mediática afectó la vida en Bugarach en un filme homónimo, que fue recientemente presentado en el festival del cine de los Derechos Humanos, 'Un Mundo'. Radio Praga habló con uno de los autores de la película, Salvador Sunyer.

'Bugarach',  foto: página web del festival Un Mundo
El mensaje sobre la supervivencia de Bugarach en breve recorrió el globo y se convirtió en una sensación en los medios de comunicación de todo el mundo. La noticia afectó las vidas de los 200 habitantes del poblado de Bugarach, que salvo de hallarse en el punto de mira de la prensa internacional se convirtió también en un refugio de todo tipo de ocultistas, ufólogos y esotéricos.

La crisis existencial de Occidente

A raíz del impulso de un productor alemán, tres cineastas españoles Salvador Sunyer, Sergi Cameron y Ventura Durall decidieron documentar la curiosa situación del poblado. En sus cabezas ya maduraba la idea de crear una película que abrazara el tema de la crisis espiritual de Occidente, y los acontecimientos de Bugarach representaron un trasfondo perfecto, según explica uno de los directores, Salvador Sunyer.

“Lo que estaba pasando allí era una excusa. No somos ni esotéricos ni creemos en el fin del mundo, somos muy racionalistas, pero era una excusa para hablar sobre lo que queríamos hablar“.

Una comedia existencialista

Una comedia existencialista. Así es la definición del documental, titulado simplemente Bugarach. Salvador Sunyer explica los motivos de esta categorización.

"Es evidente que la comedia está allí. Es un pueblo donde la mayor parte de los habitantes están jubilados, quieren estar tranquilos, para trabajar en el huerto y tal. Y de repente toda esta gente que llega, estos “locos”, pues el choque entre unos y otros es evidentete que será cómico más que trágico porque al final, es evidente que no pasó nada. Y existencialista porque si estamos hablando del fin del mundo, pues es un tema existencialista. El motivo por el cual mucha gente, nuestros protagonistas, fueron allí no es que se fuera a acabar el mundo y querían salvarse, sino que pensaban que el día 21 de diciembre acababa el mundo con sus defectos y empezaba el nuevo mundo sin problemas”.

Al llegar al pueblo, los cineastas tuvieron que enfrentarse a un gran reto para poder adentrarse en las vidas de los vecinos, que ya estaban hartos de tanta atención mediática y las visitas de personas curiosas.

“Nos costó mucho ganarnos la confianza de la gente. Al final los convencimos de que no éramos periodistas que venían a hacer una noticia “fast food” de grabar dos días y decir mentiras, sino que rodaríamos un año y queríamos hacer cosas con un poco más profundidad”.

Un experimento sociológico

Salvador Sunyer,  foto: Dominika Bernáthová
El documental ilustra el transcurso de la vida en el pueblo durante un año meses antes del supuesto fin del mundo, siendo marcado por historias de varios personajes, eligidos en función del tema principal. Cada uno de los protagonistas representa una característica, que en conjunto llegan a formar un curioso experimento sociológico, prosigue Salvador Sunyer.

“Uno de los protagonistas representa la fama y éxito porque sí, otro representa el miedo, y el otro el querer vivir en utopías que no existen para evitar lo que realmente le pasa. Es una película coral que tiene seis personajes principales y muchos más secundarios que aportan capas al mosaico. Es como un microcosmos, en un pueblo pequeño se juntan todas las condiciones y es como un experimento social a ver qué pasa. Es una película sobre nada, porque realmente no pasó nada, no se acabó el mundo, pero sí que pasan muchas cosas”.

300 militares, 300 periodistas y 200 habitantes

Al principio, los vecinos de Bugarach se tomaban la noticia de la supervivencia de su pueblo a broma, pero la presión mediática hizo que la situación se pusiera más seria de lo esperado.

“Tienes que pensar que una semana antes del día del fin del mundo, las carreteras del pueblo estaban cortadas, había 300 militares, 300 periodistas de todo el mundo y 200 habitantes. Esta broma al final se convirtió en algo serio. Y esta es la gracia de la película. Explicar cómo en un país como Francia, tan serio y tan poco amigo de las tonterías, de repente, una broma acaba convirtiéndose en esta locura. Es para decir que realmente estamos un poco perdidos”.

A estas alturas podría ocurrir cualquier cosa en el pueblo, pero la mayor preocupación de los habitantes eran los posibles suicidios colectivos que podrían haber sido cometidos por algunos sectarios, explica Salvador Sunyer.

“En Francia hay algunas sectas que en los años 90 hicieron algunos suicidios colectivos y por esto tenían miedo de que era una excusa y que vendrían allí”.

Pero ¿de dónde salió realmente la noticia sobre el presagio maya que pronosticó la salvación de Bugarach? Ni más ni menos, todo fue una broma, explica Salvador Sunyer.

„En 2012 estaba muy de moda el tema de apocalipsis, se hicieron muchas películas. Un periodista de un periódico pequeño del sur de Francia hizo un artículo de broma, escribiendo que el único sitio del mundo que sobrevivirá será ese pequeño pueblo”.

Rodaje a cambio de marihuana

Bugarach,  foto: ArnoLagrange,  CC BY-SA 3.0
La curiosa situación brindó muchas anécdotas y curiosidades durante el rodaje. Salvador Sunyer relata qué acontecimiento dejó la mayor huella en su memoria.

“Uno de los personajes, Uranie, que lo llamamos extraterrestre, es un hombre que vive en una cabaña de piedra, es esquizofrénico, llegó allí en los sesentas buscando una utopía hippie, se volvió loco, y ahora era la oportunidad de cambiar algo de este mundo que tanto nos frustra. Pues a la mitad del rodaje se dio cuenta de cómo estamos rodando y dijo esto ya no es un documental, esto es una ficción, estoy haciendo de actor, a veces repetíamos etcétera, pues dijo:-“Quiero cobrar”. No teníamos dinero para pagar actores, porque no estaba pensado así, entonces hicimos un contrato con él, que era un número de secuencias a cambio de tantos gramos de marihuana. Lo tuvimos que escribir en un papel, firmarlo y tal y hacer unas fotos. Fue una negociación muy dura en su cabaña de piedra”.

El documental está en boga

Según opina Salvador Sunyer, el género del documental está en auge, debido a una incansable experimentación y búsqueda de nuevos camios. Precisamente la innovación es también la clave del documental Bugarach, relata el director.

“Hicimos un método del que estamos bastante orgullosos, es plantearlo como una ficción mezclada con documental. La parte de ficción son los mismos personajes que se interpretan a sí mismos. Es la forma como rodamos la película y a mí me enriqueció mucho como trabajo de dirección”.

De acuerdo con Sunyer, actualmente la ficción va explorando paulatinamente todos los caminos cinematográficos a nivel formal y de lenguaje.

“Hace tiempo que lo hace y es un poco acercarse al documental, mientras que el documental se acerca a la ficción. Hace tiempo que estos géneros tan separados se están mezclando y hacen que entre aire nuevo. Hollywood por ejemplo está muy lejos de la época dorada de los años 80, está un poco de falta de ideas. Tiene una parte del cine independiente que está muy bien pero la parte comercial está muy mal. En cambio el documental no para de experimentar y busca nuevos caminos e incluso está en muchos festivales compitiendo con la ficción. Tiene muy buena el documental la salud”.

Salvador Sunyer se mostró curioso por la reacción del público checo, supuestamente por su legendario sentido del humor.

“Lo que he visto de este país es que es un país con mucho sentido del humor. Es muy libre de mente históricamente, en su momento de animación son pioneros del mundo, en los años 60 y 70 ya hacían dibujos de humor un poco absurdo, este tipo de humor ya lo hacía Checoslovaquia en aquel momento”.

El documental Bugarach recorrió desde su estreno en abril de 2014 importantes festivales de cine en todo el mundo, entre ellos el 'Hot Docs', en Toronto, y otros en Holanda, México o EE.UU. En el festvival de San Petersburgo obtuvo el premio de la crítica y apareció en la preselección de los Premios Goya.