Apoyo incondicional a la lucha contra el terrorismo

Antes de que el presidente norteamericano George W. Bush le declarara la guerra al terrorismo, resultaba impensable que algunas naciones históricamente enfrentadas se unieran para emprender esta cruzada, a la que el mundo no vacila en llamar la "primera guerra del siglo XXI". China, Rusia e incluso Cuba han manifestado gran apoyo a los norteamericanos. La República Checa no es la excepción: tras desatarse la crisis, el gobierno de Praga ofreció de inmediato su incondicional apoyo a Estados Unidos, basándose en la aplicación de artículo V del Tratado de la OTAN suscrito en Washington, que estipula que si un país miembro de la Alianza es agredido militarmente, el acto será considerado una agresión contra todos los miembros.

Muchos se preguntan hasta qué punto la República Checa podría convertirse en blanco del terrorismo. Si bien las autoridades han descartado similares ataques en el país, desde el 11 de septiembre se han recrudecido las medidas de seguridad, especialmente después de que se comenzó a hablar de que organizaciones terroristas estarían preparadas para atacar con armas bacteriológicas y que, peor aún, algunas sustancias biológicas letales con las que habrían llenado sus arsenales, fueron adquiridas en la antigua Checoslovaquia. Rápidamente, el ministro de Defensa checo, Jaroslav Tvrdik, desmintió tales afirmaciones.

"Las dos sustancias de las que se ha hablado, es decir, bacilos botulínicos y anthrax, jamás estuvieron en los arsenales del Ejército, por lo que las Fuerzas Armadas no podrían haber traficado con ellas", indicó Tvrdik.

Tras los ataques terroristas a Estados Unidos, la seguridad es uno de los asuntos que más preocupa a las autoridades checas, que barajan incluso la posibilidad de conceder más competencias a los Servicios de Inteligencia del país. Recientemente la Cámara de Diputados checa autorizó la escucha de llamadas telefónicas efectuadas por personas sospechosas, y no descarta la posibilidad de crear un registro de los usuarios de teléfonos celulares. Todo esto, sin embargo, implicaría una notable reducción de las libertades de los ciudadanos. Para el presidente de la República Checa, Václav Havel, el terrorismo "hará cambiar el concepto de los derechos cívicos", pero aclara que no concibe los eventuales cambios como medidas restrictivas, sino de protección de la ciudadanía.

Lo que si variará a partir de ahora serán el papel y las prioridades del Ejército checo, que deberá transformarse en uno de los principales pilares en lo que a seguridad se refiere. Paradójicamente, la reforma de la institución castrense, aprobada recientemente por el Gobierno checo, no contempla el terrorismo internacional como uno de los principales riesgos militares que podría enfrentar el país. Drahomira Nová, portavoz de la Comisión Interministerial para la Reforma de las Fuerzas Armadas opina que de no estar lo suficientemente preparado, el Ejército checo pasaría a un plano secundario en la lucha contra el terrorismo.

"Es indispensable que los soldados checos estén preparados para participar en un conflicto bélico, así como para su eventual colaboración con los Servicios de Inteligencia de una coalición internacional de lucha contra el terrorismo".

Una de las mayores interrogantes que se plantean expertos, políticos y ciudadanos en general, es el origen de los recientes atentados contra Estados Unidos. No obstante, cada vez son más quienes los atribuyen al terrorista saudí Osama Bin Laden. Según el profesor Jaroslav Krejcí, experto en Oriente Próximo, habría que tener cuidado a la hora de condenar un pueblo o, peor aún, una religión como, en este caso, el Islam y que, por el contrario, el mundo occidental debería esforzarse por acercarse más a la cultura de esos pueblos.

"El problema en esta crisis no lo representan las diferencias entre el mundo islámico y el occidental. Con excepción de grupos como los Talibán, en Afganistán, la mayor parte del mundo islámico condena igual que Occidente actos de terrorismo como los vistos la semana antepasada en Nueva York y Washington", concluye el profesor Krejci.