Alena Ježková: “Praga es un gran libro de texto”
Autora de numerosas obras sobre la capital checa y su cultura, Alena Ježková es una de las personas que más conoce Praga. Además de repasar su trayectoria, la escritora nos habla en esta entrevista de su investigación sobre los monasterios checos, su libro sobre el Camino de Santiago y un atractivo mapa ilustrado de mitos y leyendas praguenses que acaba de aparecer.
Quienes visiten la capital checa cuentan, desde hace unas semanas, con un mapa llamado ‘Praga, mitos y leyendas’ que condensa, en un práctico folleto, la esencia de la capital checa. O, en otras palabras, todo lo que convirtió a esta ciudad en una de las más míticas del mundo. Prague City Tourism convocó a la escritora Alena Ježková para que pensara, justamente, una idea que no excluyera ni siquiera al público infantil. Y a ella se le ocurrió que el mejor modo de transmitir todo lo que sabe era, justamente, a través de un mapa ilustrado. De alguna forma, este novedoso plano, ya disponible en el antiguo ayuntamiento y otros puntos de venta, tiene la función de esos buses turísticos que ofrecen un amplio recorrido de la ciudad para que, luego, el turista profundice en aquellos aspectos que más le interesen.
“Tenemos a la vista la Praga judía, las principales casas con distintivos… En lo personal me gustaría trabajar la Praga industrial, porque en las zonas periféricas hay fábricas que también dieron su colorido a la ciudad, también tenemos la Praga musical, la Praga literaria... Entonces, creo que tenemos por delante unos cuantos años de trabajo y, en cuanto al mapa, fue difícil de hacer no solo por las imágenes sino también porque el texto que cabe es muy corto y, a veces, escribir tan breve es mucho más difícil”.
Lo interesante es que la completa infografía del mapa recorre, de un modo muy entretenido, las principales leyendas praguenses: el Golem, a quien se lo ve cargando baldes de agua, la famosa casa de Fausto, el prisionero Dalibor, la princesa Libuše, la construcción del Puente de Carlos y la historia del caballero de hierro, entre muchas otras. Convencida de que valió la pena el esfuerzo, Ježková considera que este trabajo no perderá su atractivo con el paso del tiempo y, en cierto modo, continúa la tarea que había iniciado el primer centro de información de Praga que, tal como ella misma cuenta, tiene una historia muy curiosa.
“Existía, por ejemplo, un fenómeno que los jóvenes de hoy no conocen en absoluto y yo aún recuerdo: una línea de información telefónica a la que, durante la década del setenta y la del ochenta, llamaban los turistas extranjeros pero también los checos para preguntar cualquier cosa. Por ejemplo, cómo se hornea un pollo, cuántos hijas tenía Carlos IV, qué obras van a dar mañana en el Teatro Nacional o cómo ir al Puente de Carlos desde el aeropuerto. Y los trabajadores contaban con ficheros y enciclopedias con las que intentaban responder cada una de estas preguntas”.
Por supuesto, aquella línea telefónica dejó de existir con la llegada de internet y agrega Ježková que había otro servicio que se encargaba de cortar y pegar artículos periodísticos de acuerdo a los intereses de cada persona. Ese curioso predecesor del algoritmo también fue reemplazado por los buscadores de internet en algún momento del año 2000.
Apta para todo público
Curadora de varias exposiciones de la historia de Praga y de diversos libros sobre leyendas, construcciones emblemáticas de la ciudad y hasta uno dedicado a la enorme figura de Carlos IV, Ježková es una de las personas que más sabe sobre la capital checa. Pero, además, tiene la virtud de interesar tanto a los locales como a los extranjeros.
“Creo que hay, al menos, una cosa en común y es que me gusta transmitir lo que considero que toda persona cautivada por Praga debería saber. Porque cuando tienes más contexto y empiezas a entender por qué tal edificio tiene determinada forma, también crece el amor por Praga porque comienzas a entender mejor. Tampoco es lo mismo tomarse un buen rato para ver un poco más de cerca las estatuas del Puente de Carlos, así que a mí me gusta transmitir todo lo que sé y entiendo que un turista que viene aquí una semana o un mes necesita ver cierta cantidad de cosas. Pero, por ejemplo, los niños que crecen en Praga deberían aprender a mirar desde una edad temprana, eso los beneficiaría mucho porque Praga, la Praga histórica, es un gran libro de texto, un fenómeno mundial que viene a ver gente de todos lados”.
Es decir, que el gran objetivo que se propuso cumplir esta escritora con sus libros fue tratar de explicar lo mejor posible esa enorme riqueza cultural de Praga, una ciudad que, tal como ella misma recuerda, la interpelaba de muy niña, casi a cada paso. Por ejemplo, cuando recorría alguna de sus callejuelas y, al cruzarse con la estatua de algún santo, se desesperaba por averiguar de quién se trataba y por qué habían puesto, en ese sitio exacto, aquel monumento.
“Tuve, sobre todo, la suerte de ir a un jardín de infantes que quedaba justo al lado del Convento de Santa Inés de Bohemia. Mientras la mayoría de los niños se tiraban por el tobogán, yo me quedaba de pie y miraba los edificios del monasterio y me decía que se trataba de un castillo en donde no faltaría una princesa. Así que todo eso me despertó un poco la imaginación, pero luego empecé a leer mucho sobre Praga, tanto las leyendas como su historia. Y recuerdo que eso fue también un problema porque tenía seis o siete años y muchas veces no entendía nada. Por ejemplo, salía a caminar con mis padres y no entendía que el castillo no era una casa sino todo un complejo y por eso mismo sé muy bien lo que un turista necesita escuchar, y creo que eso me ayudó a escribir para niños, adultos y turistas extranjeros”.
En ese sentido, las investigaciones de Alena Ježková suelen despertar la curiosidad de los lectores, quizás porque fueron pensadas para intentar responder un poco a sus propias inquietudes. Por ejemplo, uno de sus primeros libros ofrece una especie de guía temática de la ciudad que ella misma quería leer y da cuenta, de un modo muy atractivo, de su historia, sus leyendas, sus gobernantes y sus misterios. Aquel libro, que ya se convirtió en un verdadero clásico, se llama ‘Praga, la abuela de las ciudades’ (Praha, babka měst), título que resignifica un reconocido lema de la ciudad.
“Praga, la ‘madre de las ciudades’ es un eslogan que nace en el siglo XIX con el renacimiento nacional, pero tal vez sea más viejo porque antes se decía que Praga era la más hermosa entre las ciudades, la madre de otras ciudades más pequeñas. Incluso es posible que eso se remonte a la Edad Media, no estoy segura, pero no hay dudas de que se usaba mucho en el siglo XIX y así quedó. Sin embargo, creo que ya en el siglo XX y en el XXI se percibe a Praga como una especie de abuela cuya historia está un poco silenciada y hay que saber descubrirla entre el bullicio del turismo y las atracciones modernas”.
Rezo por vos
A pesar de que ella misma aclara que proviene de una familia atea, otro de los grandes temas de la obra de Alena Ježková es la religión, aunque desde una perspectiva también muy especial. Un claro ejemplo es El cielo checo (České nebe),
Un trabajo no solo sobre santos emblemáticos de raíces checas como Venceslao, Ludmila y Juan Nepomuceno, sino también sobre el legado cultural que esas figuras fueron proyectando en todo el mundo. También publicó Corazones silenciosos (Tichá srdce), una notable investigación en dos tomos con fotos de Jiří Chalupa sobre los monasterios checos y la complicada vida de sus religiosos. Un tema que, en su opinión, casi no se abordaba y, por eso mismo, solía despertar una gran cantidad de prejuicios.
“Es cultura porque Europa tiene raíces cristianas y también Latinoamérica porque tengo entendido que su influencia allí es enorme y creo que no hay necesidad de verlo solo como una religión: toda Europa se asienta sobre raíces cristianas y eso se ve también en el arte que tiene una gran influencia cristiana. Trabajé diez años seguidos en este libro porque me fui acercando con mucha cautela a los monasterios y luego a la gente, y hoy me siento muy feliz de haber contado con estupendos asesores que, ya por ese entonces, tenían más de noventa años y hoy quizás estén muertos porque ellos me pusieron en contacto con mucha gente que recordaba los años cincuenta y podía hablar de eso, entonces ese libro tiene cosas que nadie podría decir hoy porque esa gente falleció”.
En efecto, agrega Ježková que esos monasterios hoy están protegidos por el Estado, pero, durante los cuarenta años del comunismo, esa gente vivía bajo sospecha, entre el odio y la indiferencia. Por otro lado, recuerda que la noche del 13 al 14 de abril de 1950, bajo el nombre de Operación K, los monasterios de toda Checoslovaquia fueron ocupados por la policía secreta del comunismo. Es decir que la gran mayoría de los religiosos tuvieron que hacer un enorme esfuerzo para sobrevivir ante tanta hostilidad y mantener, al mismo tiempo, su fe. Incluso cuenta Ježková que, por ejemplo, el líder de los dominicos compartió una celda con Václav Havel.
Además de motivarla a realizar un gran trabajo interno, cuenta la autora que esos libros inauguraron, de algún modo, un tema que hoy resulta, en muchos sentidos, bastante más accesible.
El largo camino al Camino de Santiago
Así como algunos de los libros de Alena Ježková ayudaron a turistas de todo el mundo a conocer con un poco más de profundidad la ciudad de Praga, cuando a fines de los años noventa leyó El peregrino, de Paulo Coelho, ella misma quedó fascinada con el Camino de Santiago y todo lo que ese tema implica.
“Siempre había querido ir allí, pero tenía una hija pequeña y no podía irme durante un mes y medio, habría sido demasiado. Hasta que me dieron un premio internacional por uno de mis libros, justamente en Santiago de Compostela. Creo que fue en 2010 y yo estaba muy decepcionada porque finalmente iría allí, pero en avión, y eso me despertaba sentimientos encontrados. Entonces, la primera vez viajé, en efecto, en avión para recibir ese premio y conocí esa catedral fantástica sin caminata. Pero luego volví allí con mis amigos, esa vez por el Camino del Norte y me impactó profundamente, me pareció genial”.
Es decir que, luego de aquella primera experiencia en avión, Alena Ježková terminó recorriendo a pie más de 2000 km a lo largo de tres rutas de peregrinación a Santiago: el Camino del Norte, el Camino Portugués (que hizo dos veces) y el Camino Francés (que recorrió sola). Y, como no podía ser de otra forma, transformó en un libro repleto de emociones sus notas de viaje que, en este caso, incluyen también mapas y sus propias fotos en blanco y negro. Luego de anunciar que piensa volver el próximo año, explica Ježková que el Camino de Santiago le sigue pareciendo fascinante porque combina algunos de sus principales intereses: los monasterios y la naturaleza. Y, sobre todo, ese toque de misterio que la retrotrae a su infancia en el convento de Santa Inés de Bohemia.
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