Agua para Puerto Esperanza. La gran aventura paraguaya continúa
Agua para Puerto Esperanza. Así puede resumirse el próximo proyecto de la asociación cívica checa Checomacoco. Esta agrupación presta asistencia a los indígenas paraguayos que llevan en sus venas la sangre del viajero y botánico checo Alberto Vojtech Fric y que usan con orgullo su apellido españolizado, Fric. La gran aventura paraguaya continúa. De los planes de Checomacoco nos hablará en los próximos minutos la señora Yvonna Fricová.
Puerto Esperanza, donde residen los indios de la tribu Chamacoco con sangre checa, se sitúa en el Gran Chaco, al norte de Paraguay y a orillas del río homónimo. A pesar de ello el suministro de agua para el pueblo resulta un gran problema. Las familias, que muchas veces suman hasta 12 hijos, tienen que traer el agua para cocinar y lavar la ropa cada día desde el río, en el que habitan cocodrilos y pirañas bravas. Además, el agua Paraguay está contaminada, lo cual causa a los indios, y especialmente a sus niños, una serie de problemas de salud, explica Yvonna Fricová.
"El acceso al agua es un proyecto que involucra a todo el pueblo. Nos sorprendió mucho que no todos desearan tener un conducto de agua. Les parece que se trata de una inversión inútil, ya que las mujeres y los niños pueden ir en cualquier momento al río y traer el agua al hogar. Piensan que el dinero podría utilizarse de otra manera. Discutimos mucho con la gente del pueblo y ellos mismos entre sí tratando de convencernos los unos a los otros. En el debate intervinieron las mujeres que explicaban a sus esposos que no es tan fácil asegurar el agua para toda la familia cuando hay que acarrearla con las manos, y que les convendría disponer de una bomba manual para extraer el agua del río y distribuirla mediante tubos o mangueras al pueblo. Las casas están dispersadas y algunas se encuentran hasta a un kilómetro de distancia del río".
Durante su visita a Puerto Esperanza, en septiembre del año pasado, los miembros de Checomacoco examinaron un prototipo de destiladera especial, en forma de cono circular, llamada Watercone, que se usa con éxito en algunas zonas secas de otros continentes. Lamentablemente, debido a las condiciones climáticas del Gran Chaco, el aparato no funcionó. El fuerte viento imperante enfriaba las paredes del cono y levantaba nubes de polvo que bajaban la intensidad de la luz solar e impedía la condensación del agua.
"Intentamos utilizar el Watercone varias veces, pero logramos conseguir sólo 0,75 litros de agua en vez de los habituales tres litros. No obstante, Rodolfo, que se encarga de la salud de los habitantes del pueblo, agradeció incluso esta pequeña cantidad del agua, que pudo aprovechar para preparar diferentes soluciones y medicamentos, principalmente para los niños más pequeños".
Mucho mejor funcionó en Puerto Esperanza el prototipo del así llamado "life straw", una paja de vida, de fabricación suiza. Se trata de un tubo de plástico que a través de un sistema de filtros permite beber el agua directamente del río o de un charco, explica Yvonna Fricová.
"Se puede colgar al cuello, así que pensamos que los indios podrían acostumbrarse a ello y beber el agua de esa manera. Trajimos unas cinco ´pajas´ para probarlas y nos sorprendió que algunos no entendieran por qué deberían perder el tiempo con un tubito si el agua se podía beber sucia. Pero había otros que no compartían esta opinión, principalmente las madres que saben muy bien qué diarreas causa el agua del río a los niños. El 50 por ciento de los menores que empiezan a beber agua después de que dejan de mamar, mueren. El agua contaminada produce graves problemas intestinales también a los adultos".
Al abandonar Puerto Esperanza los miembros de Checomacoco, el tema del agua quedó abierto. Los mismos indígenas tuvieron que decidir si deseaban construir en su pueblo un conducto de agua. Sus amigos en Praga se comprometieron a respetar la decisión que tomaran.
"Después de nuestra salida recibimos la noticia de que la mayoría de los indios se pronunció a favor del conducto de agua. Los miembros de la Asociación Checomacoco-Paraguay serían responsables de su funcionamiento. Los habitantes que utilizarían el conducto contribuirían con una pequeña suma regular a su mantenimiento. Es que la gente no aprecia las cosas que recibe gratuitamente. En el pasado ya existió en el pueblo una bomba de agua que se construyó gracias a una donación. Pero la gente derrochaba el agua, los componentes se desgastaron rápidamente y debido a que el sistema pertenecía a todos y a la vez a nadie no había quien comprara nuevas piezas de recambio, así que la bomba dejó de funcionar. Los indios no quieren vivir eso otra vez".
Gracias a recursos reunidos en una colecta pública y una donación del Ministerio de RR.EE. checo, en septiembre del año pasado Checomacoco pudo comprar para los descendientes paraguayos de Alberto Vojtech Fric 140 vacas que permitirán a los indígenas desarrollar sus propios negocios. Los animales, igual que los hombres, necesitan agua. Por eso hace falta construir un tajamar, una represa especial para almacenar agua pluvial, según precisa Yvonna Fricová.
"Se trata de un estanque con dimensiones de unos 50 por 100 metros y con una profundidad de 1,5 hasta 2 metros. No es necesario cubrir las paredes con hormigón porque la tierra en el Gran Chaco es casi impermeable. En el período de lluvias el tajamar se llena de agua que se mantiene en el dique durante meses. Durante el período de sequía el nivel del agua en el río Paraguay suele bajar en hasta ocho metros y el ganado no tiene la posibilidad de acceder al agua. Para construir la represa hace falta una excavadora. Conseguirla es muy costoso y también su transporte al lugar será muy complicado".
Buscar caminos para superar este obstáculo es la tarea principal de la asociación Checomacoco para este año. Los indios Chamacoco se han ganado el corazón de los checos. Y hay alguien en Puerto Esperanza quien seguramente espera su vuelta: la hija de Alberto Vojtech Fric, Herminia.
"Herminia se alegró muchísimo al volver a vernos. Realmente disfrutaba el encuentro, se reía y hacía bromas. Insistió en que una de las vacas que llegaron al pueblo debía ser suya. Dijo que la familia tenía que entregarle el animal y cuando muriera, heredaría la vaca su nieta Domitilia, que vive con ella y la cuida. Nos reímos mucho. Herminia, naturalmente, no puede caminar dos kilómetros hacia el pasto detrás del pueblo donde se encuentran las vacas, pero le prometieron que llevarían una parte del rebaño hacia su casa para que también pudiera gozarlo".
Herminia también se alegró muchísimo de los regalos que le envió la gente de la República Checa, agrega Yvonna Fricová.
"Creo que esta vez el mayor éxito lo tuvo un regalo de los oyentes de la Radiodifusión Checa. En una entrevista para Radio Praha me quejé de que la tarea más difícil para mí siempre es inventar un regalo para una abuelita indígena de cien años de edad que vive en Paraguay. La redactora Zuzana Vojtísková y yo invitamos a los oyentes a llamar al estudio si se les ocurría algo. ¡Y los radioescuchas tuvieron excelentes ideas! Una señora opinó que Herminia, a la que le gustan las joyas y la bisutería, podría recibir una caja de música para sus tesoros. Siempre que abra la caja escuchará una melodía. Inmediatamente después llamó otro señor diciendo que tenía una caja similar en casa. La buscó en la buhardilla y nos la trajo. Era una preciosa caja de madera decorada con ornamentos de la Moravia Eslovaca y con un dibujo del Castillo de Praga. Cuando se abrió tocó el Barrilito de cerveza".
"Barrilito de cerveza" se llama esta canción popular en español. El título checo, "Lástima del amor", es mucho más poético. "Lástima del amor que te había ofrecido, lástima de las lágrimas que había llorado ...", dice la letra. Palabras muy oportunas para la historia del amor de la joven indígena Lora-y, de la tribu Chamacoco, y el viajero checo Alberto Vojtech Fric.
Si les interesa el destino de los indios con sangre checa en Paraguay les recomendamos mirar la página web www.checomacoco.cz o escribir al e-mail [email protected].